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« Previous Page Table of Contents Next Page »La conversac,on acabó amistosamente, pero sin resultado político. Seward envió a los comisionados uno cesto llena de botellas de champaña, que fue llevada por un negro en una barca de remos Lo voz del Secretario de Estado, amplificada por el megófono del contramaestre, re– sonó sobre los aguas i Quedaos con el champaña!, rugió Seward y concluyó con una risita Pero devolved el negro
La lucha continuó, la destrucción continuó y los hombres tuvieron que sufrir y tuvieron que morir Esto parecía no tener sentido, ahora que el desenlace de la guerra era tan evidente MARZO
Un mes después de las conversaciones de Hampton Roads, Lincoln tomó posesIon de la Presidencia por segunda vez El 4 de Marzo resultó un día sombrio y lluvioso, las calles estaban cubiertas de barro y soplaba un ventarrón frío y racheado Al aparecer en la tribuna fue aco– gido con una formidable ovación Y cuando las voces se apagaron, Lincoln habló
"En esta segunda aparición para prestar el juramento del cargo presidencial, hay menos ocasión de pronunciar un largo discurso que cuando tuvo lugar la primera Entonces parecía adecuada y oportuna una declaración hecha con cierto detalle acerca del rumbo que se iba o se– guir Ahora, al expirar cuatro años durante los cuales se han publicado constantemente decla– raciones acerca de cada punto y fase de la gran contienda que todavía absorbe la atención y acapara las energías del país, pocas cosos nuevas pueden decirse. Los progresos de nuestras armas, de los que depende fundamentalmente todo lo demás, son conocidos por el público tan
completamente como los conozco yo mismo, y esto es, así lo espero, razonablemente satisfactorio
y alentador para todos Con grandes esperonzos para el futuro, no se aventuro ninguna predic– ción a este respecto.
"En la ocasión correspondiente a ésta celebrada hace cuatro años, todos los pensamientos se dirigían angustiosamente hacia la inminente guerra civil Todos las tenían y todos deseaban evitarla Mientras desde este lugar se pronunciaba el discurso inaugurol, dedicado por comple– to a salvar la Unión sin guerra, agentes de la insurrección se movían por la ciudad procurando destruir la Unión también sin guerra, procurando disolverla, con reparto de sus bienes, mediante negociación. Ambas partes se declaraban contra la guerra, pero una de ellas iria a la guerra antes que permitir la supervivencia de la nación mientras ia otro aceptaria la guerra antes que dejarla parecer. Y vino la guerra
"Una octava parte de la población estaba constituida par esclavos de color, no distribuidos uniformemente sobre la Unión, sino localizados en su parte Sur Estos esclavos eran objeto de un interés peculiar y poderoso Todos sabían que ese interés ero, en definitiva, la causa de la guerra Reforzar, perpetuar y extender ese interés era la causa por la cual los insurgentes querian dividir la Unión, incluso por la guerra, mientras el Gobierno no reivindicaba .:ltro derecho que el de restringir lo ampliación territorial de ese interés Ninguna de los partes esperaba que la guerra alcanza ro la magnitud ni la duración que ha adquirido ya Ninguna de ellas imagi– naba que la causa del conflicto pudiera cesar con el conflicto o aun antes que éste. Cada una buscaba un triunfo fácil y un resultado menos fundamental y asombroso. Ambas leen la mis– ma Biblia y rezan al mismo Dios, y cada una invoca su ayuda contra la otra Puede parecer extraño que unos hombres se atrevan a pedir la ayuda de un Dios justo para arrancar su pan del sudor de las frentes de otros hombres, pero no juzguemos y no se. emos juzgados. Era imposible que las oraciones de ambos bandos fueran escuchadas; ninguno de ellos ha sido escuc~ado ple– namente. El Todopoderoso tiene Sus propias intenciones. "¡Ay del mundo por causa de los es– cándalos! Porque fuerza es que vengan los escándalos; mas ¡ay del hombre por quien viene el escándalo!" <Mateo, 18-7l. Si suponemos que la esclavitud americana es uno de esos escánda– los que, por la providencia de Dios, es forzoso que vengan, pero que habiéndose prolongado más 0116 del plazo concedido por Dios, El quiere ahora eliminarlo, y que El envíe tonto al Norte como al Sur esta terrible guerra como la maldición debida a aquellos por los que vino el escándalo, ¿debemos ver en esta suposición una tergiversación de esos divinos atributos que los creyentes en unDios Vivo Le han adscrito siempre? . Tie~n~mente esperamos, aromas fervientemente paro que este poderosa azote de la guerra se aleje ropldamente de nosotros Pero si Dios quiere que continúe hasta que desaparezca toda la riqueza acumulada por los esclavos en doscientos cin– cuenta años de arduo trabajo no remuneroda y hasta que cada gota de sangre brotada bajo el 16tigo sea rescatada con otro gota de sangre brotada boja la espada, como se dijo hace dos mil años, debe decirse también "Los juicios del Señor son verdaderos y justos a la vez".
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