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Mary Todd, de esposa
y una sobrina de ella recordaba "Mary se vio tan fascinada por la personalidad de Lin– coln, desde su mismo primer encuentro, como lo estuvo él por la gracia e ingenio de ella Cada unO encontró en el otro esa novedad que agrada tanto a los enamorados El halló en ella una plegda burbujeante, un entusiasta amor por la vida Ella a su vez se sintió interesada por la melancolia, lo sinceridad y la honradez de Lincoln, por la falta en él de los ociosos halagos y las convencionales galanterías propias de los hOlrbres de su ambiente social Lincoln nunca había encontrado una mujer como Mary Todd, tan suave y tan equilibrada ante cuolquier ¡lventualidad de tipo social Y elld había encontrado pOr primera vez un joven con mentalidad dominddora, p"rq dé"~u,,rdo ~on Id suya propia"
Durante 16s meSeS de invierno sus sentimientos mútuos se hicieron más profundos, y cuando llegó la primavera Mary se había decidido ya No sería la espOSa de Stephen A Douglas ni la de James Shields -dos jóvenes políticos que la habían cortejado- sino la esposa de Abra– ham Lincqln
Sus hermanas se quedaron desconcertadas La sometieron a un chaparrón de consejos y objeciones. A su entender, Abraham Lincoln no era una elección acertada No tenía edu-cacián ni dinero Mory podía aspirar a algo mucho mejor que a ser su esposa Pero Mary no volvió atrás de su decisión
En cambio, fue Lincoln el que se sentía incómodo En vez de consíderarse un hombre feliz, cayó en uno de sus períodos de melancolía La perspectiva de las ataduras matrimoniales le llenaba de oscuros presagios Encontró una serie de razones por las que el matrimonio entre ellos dos no podía prosperar Se atormentó con pensamientos morbosos Y escribió una nota a Mary en la que le confesaba que su amor por ella no era bastante profundo para garantizar su unión Pero cuando enseñó la carta a su camarada, Speed le aconsejó que no la enviara
-"Si eres hombre" -le dijo Joshua Speed- "ve tú mismo a ver a Mary y dile, si no la amas, lo que te pasa y que no vas a casarte con ella, pero sé rápido, habla poco y márchate
pronto lJ
Lincoln siguió el consejo de su amigo Fue al encuentro de Mary y le comunicó su reso-lución. Cuando la pobre muchacha estalló en lágrimas, Lincoln la estrechó entre sus brazos y en vez de romper el compromiso lo reafirmó
-"Bien" -dijo a Speed aquella nache-, "que sea lo que Dios quiera Está hecho y ahora debo cumplir mi promesa".
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