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Algunas percepciones de sentido común que los hombres necesitan para poder funcionar en el mundo

comercial, estaban decididamente ausentes en Walker No tenía talento para las pequeñas y continuas corn: ponendas que son los bloques con que se construye la seguridad No se paraba en pelillos para hacer ene. migos de aquellos que pudieran haberle ayudado, si sus acciones no se conformaban a su código qe conducta caballeresca Se sentía obligado a cumplir sus pro.

mesas, no importaba cuán inconvenientes. Las exi.

gencias de la amistad tomaban precedencia para él sobre sus propios intereses. No es extraño que rnu. chos hombres prácticos de negocios se enfurecieran con él Siempre que grandes requerimientos estraté. gicos entraban en conflicto con su código de honor personal, sacrificaba el requerimiento estratégico, y no porque estuviera ciego Esto no era tanto mal juicio como antijuicio A menudo se le llamó ambicioso mas hubiera sido más correcto decir que no fue lo su:

ficientemente ambicioso, o quizás que su ambición

como la de César, debe haber sido de un material má; severo Que si todo hombre de estado tiene el derecho moral de anteponer su honor personal a las necesida. des de su gobierno, es una cuestión debatible, pero Walker lo antepuso, o lo intentó El realmente pare. cía tomar en serio los puntos eJe vista que habla ex.

puesto en su discurso sobre La Unidad del Arte, escrito siete años antes, en el que di jo que consideraba la

~onducta heroica como una forma de la estética en la _ida, más importante que el simple éxito

Esta actitud, que mostraba en su falta de deseo de quebrantar su promesa a French, casi inmediata· mente después le llevó a más serios peligros No muo cho tiempo antes, otra expedición había salido de los Estados Unidos para Nicaragua, bajo el mando del Coronel Henry Kinney, de Texas. El Coronel reclama· ba el derecho a colonizar una parte de Nicaragua, como del tamaño del Estado de Maíne, incluyendo a Greytown y la mayor parte de la Costa Mosquita Es· te reclamo se basaba en una concesión del anterior "Rey Mosco" Robert Charles Frederick, dada a un comerciante americano y la que Kinney habla obtenida. Personas allegadas al Presidente Pierce lo estaban res· paldando financieramente, y trabajaban para que las Leyes de Neutralidad se suspendieran en su favor La Compañía Accesoria del Tránsito, que contaba can Walker para proteger sus intereses, consideraba a Kin· ney coma un estorbo potencial y trató de impedir su salida, pero sin éxito, le tocó a Walker enfrentarse al problema.

Kinney era anatema para Walker, en parte par· que pretendía colonizar territorio nicaragüense basado en el reclamo que no tenía legalidad en Nicaragua; en parte porque Kinney, en Greytown, tendría poder para interferir con las comunícaciones atlánticas de Walker; en parte también porque su aventura, enderezada al fracaso, desacreditaría con toda seguridad la ínfluencia americana entre los nicaragüenses. Kínneyestab~

enfermo, el barco en el que había salida de las Estados Unidos se había destruído, y él mismo carecía de los dotes esenciales de mando. Con unos pocos seguido· res había hecho el aparato de establecer un "gobierno" en Greytown, pero su vaciedad era evidente desde el principio Lo desesperado de su situación era claro para todos menos para él. Fínalmente, sus hombres

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II

(.) (Willinm Walker. La Guerra en Nicaragua, Clip 6)

en cambio giros por valor de $20,000 contra Charles Margan, el agente de la Compañía en New York, cuyo crédito ero il reprocable En cuanto a la garantía no había problema alguno Bajo los térmínos de su con-cesión, la Compañía debía al Gobierno de Nicaragua ciertos sumas, la cantidad todavía estaba en disputa Que los $20,000 prestados se dedujeran de la deuda Así el préstamo sería inmediatamente cancelado (*)

Unos pocos días más tarde, los documentos nece– sorios fuelon firmados, y el oro le fue entregado a Walker Que se le había extendido el préstamo por interés de Garrison y Margan era evidente, pero no se hizo esfuerzo en comprometerlo Nodie podía decir que había sido comprado No había habído trato deshonroso La iniciación del negocio había sido su– ya, actuando como los mejores intereses del Gobierno -1e Nicaragua exigían Para afirmar este punto de

vista, despachó a dos emisarios nicaragüenses a New

York, a exigir a lo Compañía el arreglo de todas las obligaciones debidas al gobierno

Ahora estaba French esperando su remuneración. Existía un medio honorable poro que Walker se desem– barazara de su promesa Darle a ese hombre un puesto aun más atractivo que el de enviado Un pues– to en el gabinete estaba vacante, el Ministerio de Ha– cienda, con autoridad sobre las haciendas de los terratenientes y con la responsabilidad de buscar los ingresos French lo aceptó a cambio de la misión en Washington. Casi inmediatamente se distinguiá por la confiscación de propiedades y bienes en tal escala

que provocó el resentimiento nacional "Su rapaci–

dad" comentá Walker con tristeza, "lo hizo ser temido por el pueblo" ~ se hizo necesario sacarlo del país sin tardanza. Así, aunque cargado de dudas acerca de él, Walker se vio forzado a confrantar su promesa ori– ginal

Su esperanza era de que la adminístración Píerce, aun cuando menos que felíz con el nombramiento de French, estaría bien dispuesta Los periódicos ameri–

canos eran muy animadores en cuanto a las intenciones

de Marcy Aunque estaba siendo urgido por los go– biernos vecinos de Nicaragua para prohibír los embar– ques de armas a Walker, él se había resistido, díciendo que "no violaría los derechos soberanos" de ~ícaragua.

¿Cómo podría esto ínterpretarse síno como un indicio de que el gobierno de Rivas sería pronto reconocido? Todo lo que French tendría que hacer sería presentar sus credenciales, estarse quieto y esperar.

La prensa americana y el pueblo todo estaba indudablemente del lado de Walker, consideróndolo como el avatar del destino de la nación Hacia don– dequiera que mirara en el otoño de 1855, el horizonte era limpio y lleno de esperanzas Se sintió lo suficien–

tem€!nte seguro como para invitar 9 sus hermanos,

Norvell y James, para que se le reunieran y compartie–

fon su éxito

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