Page 73 - RC_1964_12_N51

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contagiosos. El habla estado estudiando una detalla– da descripción de la historia, la geografía y el puebla de Nicaragua, por el anteríor Ministro Americano, George E Squier, lo que le ayudó grandemente en el reclutamiento Ademós de los hechos impresionóntes, el libro estaba lleno de encantadoras viñetas de la vida nicaragüense Squier había sido especialmente suscep– tible al encanto de los jóvenes de cuerpos flexibles y cabellos negros brillantes, jóvenes "de todos matices desde el blanco al negro ébano, rectas como flechas,

ágiles¡ y sin embargo, regordetas, con vivos} maliciosos

ojos", conquetas, llenas de espiritu animal, y vestidas con enaguas de colores chillantes y blusas escotadas que o veces revelaban todo lo que escondían cuando levantaban sus brazos para balancear sobre sus cabe– zas laS tinajas de agua o las canastas' de frutas. Un pasaje de su íibro fue reproducido en los periódícos' la escena en la que unos soldados nicaragüenses, viendo a unas muchachas bañándose desnudas en un río, pena hacerlas que solieran a la orilla, las asustaron gritán– doles l.agartos! l.agartos! Otra anécdota describía los tratos de un enamorado joven Bostonkmo con 'el cu: ra de un pueblo por la mano de su sobrina -sin darse cuenta que era corriente encontrar en la casa de mu– chos Padres a una muchacha joven y bonita deSignada siempre como sobrina, pero sobrina por cortesía. Una viñeta ge Squier, una bella con los pechos descubiertos moliendo tOl tillas, igualmente llamó la atención por su franqueza En una California carente de mujeres, las posibilidades sexuales ele Nicaragua deben haber exci– taelo tanto el interés de los hombres como el prospecto de obtener ricas tierras entrando al servicio de Wblker. Squier señalaba que los dueños de las grandes hacien– das nicaragüenses, sacando principescos ganancias de sus tierras, vivían una vieja de satisfacciones feudales, cama no podían encontrarse en los Estados Unidos Un aristócrata can unas cien mil palas de cacao, podría obtener de sólo esta cosecha unos $30,000 al año, libre de impuestos, amo de sus mozos, sólo constreñido por su propia conciencia en el acceso a sus mujeres

Para aquellos que, como Walker, necesitaban un propósito altruista en cualquier aventura, él podía ha– blar de los beneficios que los nicaragüenses mismos

ganarían de lo paz, lo democracia, y de lo civilización Americana Un buen número eje hombres que se le juntaron, llevaban experiencias y habilieJades excepcio– nales o la expedición Uno de ellos era médico, el Dr Alexonder lones, quien ya había probado la aventura en uno búsqueda de tesoros escondidos en el Océano Indico, y que oñoroba por más acción en un mundo de peligros Otro era Aquiles Kewen, quien había lucha– do junto con el General Narciso lópez en su intento de liberar o Cuba, y cuyo hermano Edward ero prominente en la política Californiana El Coronel C C Hornsby había servido con distinción en la Guerra con México, y había visitado a Nicaragua, él también puso su espada al servicio de Walker. l.o mismo hizo el Mayor Frank Anderson, otro notable veterano de la guerro mexica– na, y Timolhy Cracker quien, como ayudante de Wal– ker, había sufrido las miserias de la campaña en Baja California, y le era todavía fiel Una gran proporción de los otros reclutas eran mineros y exploradores que

estaban decepcionados de su suerte en California y

estaban listos o probarla en otra parte.

El factor restrictivo en los esfuerzos de Walker para preparar su expedición ero el dinero Sus propios escosas recursos se agotaron pronto. Sus amigos in. fluyentes hacían por él lo mejor que podíon, entre ellos Edmund Randolph, por ahora ya casado y miembro distinguido de lo sociedad de San Francisco Otra voz favorable en pro de Walker era la del hijo favorito de California, el Coronel lohn C, Fremont, quien lu. chando contro Buchanan en 1856, sería el primer can. didoto republicano a lo Presidencia de los EStados Unidos Mas los fondos a la disposición de Walker eran muy cortos para sus necesidades Tenia que fle. tarse un barco, tenía que comprar armas, equipo y

alimentos Cada recluto mós aumentaba el costo de la expedición, lo que, como se vio desde el principio tenia que ir con mucha economía Walker estab~

embarazado, también, para la colecta de fondos por la herieJa en el pie, recibida en su último duelo y la que resultó en una dolorosa aunque temporol cojera Cúarído fódó esfuVo'lerminádo, W"lker no podía pagar muchos de sus compras; no podía darse el lujo de algo mejor Que un viejo bergantín llamado Vesto, no tenía dinero con el que emplear una tripulación; el único capitán que podí'a conseguir era un barrocho inútil; y

sólo podía llevar o bordo cincuenta y ocho hombres. Fueron estos hombres los que, unos pocos meses mós tarde, la prensa entero de la nación llamó "l.os Inmor.

tafes".

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El elemento de lo absurdo, el que ton o menudo estaba presente en las empresas de Walker, y el que generalmente nacía de su negativa a admitir lo irre· mediable de las desventajas en su contra, se materializó en el Vesta, poco antes del momento de levar anclas, Un guardacostas aduanero, el Morey, llegó 01 costado, 'y un Alguacil Mayor (Sheriff) de San Francisco, con un grupo de sus oficiales, abordaron el Vesta y lo decla· roran embargado por deudas Un tendero que había dado crédito a Walker, cambió de opinión, y exigía el pago de inmediato Mientras no se hiciera el pago, el bergantín no podría salir. Para asegurar el cumpli· miento por parte de Walker, el sheriff tomó las velos del Vesta y las llevó al muelle.

l.a descripción del incidente en uno de los perió dicos aseguraba que Walker mostró "profundo ira" -una exhibición de emociones impropia en él Sos· pechaba que aquello no era mós que una estratagema del Fiscal Inge, quien, no queriendo impedir abierta· mente la expedicíón, incurriendo con ello en el desa· grado del Alcalde Garrison, bien podio haber apelado a un truco legalista paro expresar su mala voluntad, Walker actuó, sin embargo, con restricción y prudencia. Advirtiendo a sus inquietos hombres no entrometerse con el sheriff, bajó rengueando a tierra ,buscó al im' portuno tendero y con toda calmo le señaló los peligros que correría aquel a quien sus hombres consideraran el responsable de que lo expedición no soliera Fue un argumento persuasivo y el acreedor se puso de acuerdo inmediatamente en levantar el embargo.

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