This is a SEO version of RC_1964_12_N51. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »EXPLORACIONES YAVENTURAS EN HONDURAS
CONTENIENDO APUNTES DE VIAJE DE LAS REGIONES AURIFERAS DE OLANCHO
y UNA REVISION DE LA HISTORIA Y DE LOS RECURSOS DE AMERICA CENTRAL
WlLLIAM ". WELLS
4
Chinandega.-Iglesias.-Residencias.-La belleza femenina. -Vestuorio.-FumClndo cigarros.-Religión.-Ceremonias.– Diversiones.-Un paseo nocturno.-Noche.-I.a tienda.-Co– mercio.-Educación.-Salida hacia León.-EI camino.-Chi– chigalpa.-EI tiste.-EI Sr. Manning.-Posoltega.-La posada. -Una beldad nicaragüense.-Nuevo método de mendigar. -El aguacero.-Hacienda de "El Paciente".-Soldados borra-chos.-Las tortilleras.-Rio Quezalguaque.-En las cercanías
de León.-Campanas.-Ceremonias religiosas.- El Dr. Li~ing5ton.-Vísperas de Independencia.
Se considera a Chinandega corno la ciu– dad más próspera de Nicaragua, y aunque antes tenía una población mayor, cuando la visité contaba con más o menos doce mil ha– bitantes, predominando el porcentaje de mu– jeres por las causas que antes el<presé, en una proporción de cuatro a uno. La ciudad está construída con regularidad, sus calles están trazadas en ángulos reefos. muy bien pavimentadas y con una superficie cóncava, con las cunetas en el ceniro durante la esta– ción de las lluvias se cubren de hierba por ser el tránsito muy escaso. Su primitiva im– poriancia, al ju:¡;gar por la descripción que de ella hacen escritores ceniroamericanos, ha de haber sido considerable. Tiene ahora cinco iglesias: La Parroquia, el Calvario, San Anionio, San Lorenzo (inconclusa) y la Gua– dalupe. En otro tiempo estaban ricamente adornadas. y se dice que coniaban con orna– mentos muy valiosos; pero las incursiones de los bucaneros y las desvastadoras revolucio– nes en el país desde 1821, hicieron que los
quitaran, por la violencia o para su seguri–
dad. Hoy las iglesias no cuentan sino con oropel y cuadros de personajes bíblicos rústi– camente ejecuiados. Estos edificios son de adobe, estucados y encalados al estilo espa– ñol, y a menudo con la peculiar cúpula re– donda que revela la arquiteefura morisca. Los pisos están primorosamente enladrilla– dos y sus interiores se conservan nítidarnen– le pintados y limpios. Las imágenes de san– los y ángeles, ricamente vestidos para impre– sionar la imaginación de los devotos se ha– llan colocadas en nichos. Creo que la quie– tud y la solemnidad de estos santuarios se hallan bien calculadas para inspirar pensa– mientos devotos. Por lo general son edifi– cios obscuros y espaciosos que hacen reso-
nar las pisadas; a todas horas del día pueden verse hombres y mujeres arrodillados, las úl– timas con la chillante mantilla que se colo– can corno capucha, y los primeros, por lo co– mún limpiamente vestidos, sombrero en ma– no, sin zapatos e hincados sobre un pañuelo. Todas las diferencias de clase se borran den– tro del templo y el arrugado y legañoso men– digo se arrodilla muy cerca de la pálida y
aristocrática señorita de la mejor sangre de Chinandega. La ciudad parece haber sufri– do menos con las frecuentes guerras que nin– guna otra en el Estado. Las casas raramen– te son de más de una planta, no tanto por el miedo a los temblores como por su mayor frescura, así como por la incomodidad de vi– vir en un segundo piso, y finalmente -lo que creo es 1& razón principal- porque sus antepasados vivieron en construcciones de la misma arquiteefura. Eslas casas no se dife– rencian grandemente de las de Rivas, pero en general son de mejor condición, más am– plias y de una construcción más acabada. El interior está dotado de mobiliario de lí– neas reefas, incómodo, escaso y colocado de cualquier modo en la sala; de hecho las me– sas no son para otros propósitos que el de servir en ellas la comida familiar, y muy ra– ramente como escritorio; las damas usan las sillas solamente cuando hay visitas, pues or– dinariamente prefieren sentarse en el piso o echarse a descansar en la hamaca familiar, que se cuelga de parle a parle en la sala de las casas de habitación de todas las clases so– ciales. Completan el arreglo de cada cuarlo cuadros religiosos, una cama -algunas ve– ces de hierro y portátil- y comúnmente va– rios baúles mexicanos, laboriosamente orna– mentados y con las iniciales de sus dueños marcadas con estoperoles de bronce. Las ca-
-27-
This is a SEO version of RC_1964_12_N51. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »