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lo sagrado de la fama. Es airavesando el

~ sierio enire rigores, hambre, sed y desde-es que' se da al fin con la fuentecilla mági– ne donde se bautizan los devotos. De allí cacan sus nombres que legan a los pueblos,

~~s pueblos a las Naciones, las Naciones a loS siglos, los siglos a la eternidad. Esla ca– dena cuya masa luminosa es la verdad, tie– ne por anillos diam,;,ntinos conte';rlplaciones,

meditaciones, doctnnas, revelaclones, poe–

ILlas canlos, descubrimientos, invenciones,

con~±rucciones . Y es, hij~ mío, para decír–

lelo brevemenie. la perfecclOnable y progre– siva Civilizasión. Mira, yo he ganado ~a

ofra orilla mas cercana de la luz por el mlS– ,-no sendero. que recorren c,:si todos con ~ati­

gas, privaClones y c;lespreclOs. .Oyelo. blen,

niño: vencer a tu prlInera enemIga es Impo–

sible cuasi, pues desde que mafó de miserias a Homero se anda confra nosofros implaca– ble; a la segunda no tanio cuando se tiene fervor en la Divina Inspiradora y consiancia para iributarle culto puro, esta llama sagra– da que abrasa pero que inmorfaliza.

-Tus palabras, Maesfro, son estimula– doras y animarán sin duda a una lucida mi–

riada de jóvenes centroamericanos más ven–

iurosos que yo, porque llevan ungidas las frenles con el óleo criador que consagra de

único derecho divino a los verdaderos reyes,

los genios. Sábelo, al venir hoy hasia vos he querido ian sólo regar unas flores de mi iíerra en el suelo de esia habitación moriuo–

da el día de vuesira gloriosa coronación. Deseé ver representada a la pafria de La– rreinaga en vuestro celebrado aniversario y

me he airevido

-Acepio agradecido, sensible joven, lu

concurrencia a mis honras póstumas a noIll–

bre de aquel "hechicero Jardín de ~tlahoma",

según el canio de Iribarren.

VI

¡NICAHAGUA, reglOn encanlada de mis

inocencias, de mis recuerdos, de mis amores, de mis sueños y de mis esperanzas! Tu cie–

lo es más hermoso que el de Nápoles, ius montañas son más bellas que las de Suiza,

las ríberas de ±u San Juan son un panorama

maravilloso y rico. iu gran lago es el más hermoso del planeia, pues que no muere ja–

má~ peirificado por el frío; ius campos son reglos manios ufanos de su verdura peren– ne y bordados prodigiosamenfe por multi– color y multiforme florescencia; y en iu tie– rra ml1agrosa se yerguen giganfes ferrorífi– cos de piedra y fuego, el Madera y el Ome– lepe coniemplados por Félix Medina, el Mom– bacho saludado por Juan Iribarren, el Ma–

saya! Vesubio Americano, mistificado por los

cronISias españoles y el Momoiombo, rebel-

de de moniaña, aplaudido por Vicior Hugo en la ciclópea "LEYENDA DE LOS SIGLOS".

Tierra mía, en fu suelo privilegiado cre– cen las rosas fraganiísimas de la poesía, las enredaderas fantásticas de la novela y iam– bién el ciprés radianfe de la hisioria.

En oiros tiempos las han coriado con ma– no primorosa Zamora, Mayorga, Zapaia, Je– rónimo Pérez y cien jardineros del edén life– rario. Al presenie córianlas hábiles e inspi– rados, Antonino Aragón, Carmen Diaz, Ru– bén Darío, Felipe Ibarra, Félix Medina, Cesa– rio Salinas, Ramón Mayorga R., Tomás Ayón y en fin una iribu levítica compleia que ofi– cia en las ceremonias sanias de las Letras.

¡Que no puedo yo, Salomé Jil, coger con mi iorpe mano esas edénicas flores de los ra– majes encumbrados de la gloria, para pren– derlas alegre en vuesira fúnebre corona!

VII

En esa mi idolairada Pairia, en la base Orienial de un volcán espanioso que yace rendido después de haber vomitado una in– mensidad de fundida roca en Marzo de 1772, al borde de una rienie laguna, hay un valle férfil con su palio de nubes siempre magni– fico, con sus dádivas agrícolas inagoiables, las blancas YUCAS, el aromático iabaco, los

frutales prefiados: de azúcar, con sus pája–

ros que parecen "flores que canian y sus flo–

res aves que huelen"; y en ese valle, vecina

del poético Nindirí, resio de una gran pobla– ción de los Caciques y que ahora eS bosque– cHo de palmeras habitado por los indios, se reclina indolenie mi MASAYA. Es una India galana, clara la infeligencia, el pecho noble y el corazón de llamas, dofado por Dios de nubles aptiludes p8.l a las Bellas Aries. La

amo con todo mi corazón porque es mi MA–

DRE-PUEBLO.

Pues bien, ya que no me es dado iraer a la iumba de Pepe Milla ofrenda descendi– da de las elevaciones del arie, séame permi– tido iomar del suelo de mi pueblo y espar– cir humildemenfe en derredor de ella, esias rosas rojas y blancas. estas dalias de iodos colores, esias mosqueias, miniaiuras y jaz– mines y lirios y azucenas, cogidas en sus jar– dines; esia palma, esios azahares y esias fra– ganies VAINILLAS, MAYITAS, XACUANJO– CHES y ESENCIAS cogidos en sus huerias, fan

lozanos corno sabrosos, lan frescos COnLO gra–

fos, tan pobres como sencillos, ian encanta– dos por la nafuraleza como por mi eniraña– ble afecfo, entre los cuales ví deslizarse mi in– fancia y mi adolescencia, a su arrullo y al del sanio hogar. El rústico pasior sólo ofre– ce un ramo silvesire sin arie combinado!

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