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" la reu"luci6n ~in recur~"~

A diferencia de lo que ocurrió en México, la revolución boliviana se desencadenó por la acción deliberada de un cOInando central, que había elaborado un programa de cam– bios radicales y, llegado el momento de la

insurrección, disponía de las fuerzas necesa–

rias.

Ese comando central estaba formado so– bre todo por intelectuales y profesionales de la clase media, que habían hecho sus prime– ras armas polificas en el periodismo (el dia– rio "La tarde") yen el Congreso, en una épo– ca en que había libre debate en Bolivia. El MNR llegó a tener una organización partida– ria en todo el país, prensa, cuadros dirigen– ies y una doctrina más o menos elaborada sobre la base de un marxismo bastante pri– mario y mal digerido y de un nacionalismo con resabios fascistas.

En todo caso, nadie podía llamarse a en– gaño en Bolivia sobre lo que el MNR perse– guía fundamentalmente: la nacionalización de las minas para destruir el Super-Estado minero y la reforma agraria para quebrar el poder de los latifundistas. Ambas fuerzas eran los pilares del orden establecido, que la revolución quería cambiar.

La nacionalización de las minas fue una

aventura ruidosa y la reforma agraria, em– prendida con recursos técnicos, humanos y

financieros insuficientes fue un caso seme–

jante, aunque menos dramático. En general, la ruptura del orden establecido repercutió

en las minas, la agricultura, la educación, la

industria, la administración fiscal etc., pro– vocando un desorden e inseguridad inmen– sos. La incapacidad de muchos advenedi– zos, el desorden y la inflación se confabula– ron para estimular ciertas formas de corrup– ción administrativa y despilfarro de los eSCa– sos recursos disponibles. Uno de los peores despilfarros fue la creación de condiciones polificas que empujaron al exilio a centena– res de los pocos técnicos y profesionales bo– livianos, de cuyo trabajo el nuevo gobierno necesitaba urgentemente. "Esto es absurdo -se quejaba un ministro boliviano-o Esta– mos obligados a pedir ayuda internacional y contratar técnicos de las Naciones Unidas, mientras las Naciones Unidas contratan téc–

nicos bolivianos o."

Por otro lado, el desorden, el fracaso eco– nómico, la pobreza de recursos de todo orden y los excesos de la represión -todos ellos fac– tores interactuantes- que llevaron a la revo-

lución a depender de la ayuda norteameri_ cana, le quitaron una cualidad valiosa que sólo pudo lucir en sus primeros meses: la de ser un modelo de exportación. La revolu_ ción boliviana dejó muy pronto de ser ejem_ plo inspirador para nadie y se convitrió en una especie de gris experimento local. La

revolución mexicana, en los años 30 tuvo mu~

cho más prestigio y ejerció más influencia.

La revolución mexicana partió sin pro~

grama definido y nunca llegó realmente a tenerlo. Se desencadenó como un movimien_ to para hacer respetar los derechos e intere– ses de la gran mayoría oprimida por una pe. queña minoría que se perpetuaba indefini_ damente en el poder. Para eso el gobierno debía asumir un papel más activo y más con· forme con un espíritu nacional. Ese movi· miento se cristalizó y triunfó con bastante rapidez precisamente por efecto de los extre– mos contrastes que configuraban la situación que él pretendía cambiar.

Si la revolución fracasó fue porque no había un grupo suficientemente numeroso de hombres con una doctrina y una ideología comunes y con ideas claras acerca de lo que era necesario hacer para llevarlas a la prác· tica. No hubo realmente un movimiento y mucho menoS un partido de la Revolución,

sino revolucionarios más o Inenos aislados

y estos hombres no estuvieron a la altura de su misión. Supieron destruir pero fueron mucho menos capaces de crear para llenar los vacíos politicos y técnicos que causaron al triunfar en su arremetida. Luego, con el surgimiento de los más audaces o inescru– pulosos se produjo la quiebra moral de la Revolución que tan severamente denunciaba Casio Villegas.

El proceso de la revolución boliviana es sorprendentemente parecido en muchos res– pectos.

El militarismo fracasado

En uno, sin embargo, es radicalmente distinto: la revolución boliviana la llevó a cabo un partido -el más organizado de Bo– livia- conforme a una ideología y un pro– grama bien concretos. Esa acción revolucio– naria deliberada se insertó en una realidad dentro de la cual se presentaban contrastes y contradicciones tan violentos e irritantes como los que caracterizaban al México de Porfirio Díaz.

Bolivia tiene un punto esplendoroso en

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