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vergazas en las espaldas del Dr Quiñónez, hasta que permitieran a otro preso que le ayudara a levantar la piedra, y de ese modo pudo el doctor hacer dos viajes, pera recibiendo siembre azotes por no caminar con la celeridad que'mandaba el oficial

La prédica de don Anselmo H Rivas con su pala– bra autorizada y con ejemplos tan olocuentes como el del Dr Quiñónez, significaba una declaratoria de gue– rra al sistema" bárbara que se empezaba a implantar en Nicaragua, y como para ello la libertad de imprenta era

un estorbo, El Diario NicaragÜense fue suspendido el

]9 de Julio de 1896, el dio siguiente en que apareció el articulo del Dr Quiñónez

y osi, de este modo fatal e ineluctable el Partido Conservador, sin quererlo, buscando antes bien la con_ cordia y el establecimiento definitivo de la paz, era lanzado a la oposición, y la violencia que se le hacía lo colocaba más y más en el extremo opuesto donde la ley natural prescribe que es permitido repeler la fuerza con la fuerza

99 - Las Pequeñeces . .. cuiscomeñas de Antón Colorado (1896)

Suprimido El Diario Nicaragüense, Guzmán escribe crónicas jocosas para El Tiempo, otro periódico que sa– lía par entonces en Granada

Guzmán rotula aquellos artículos Pequeñeces

cuiscomeñas y las suscribe con su nuevo seudónimo

Antón Colorado Día a dio, del 4 de Julio al 2 de Agosto de ] 896 fueron salíendo a luz aquellas crónicas que llegaron a ser lectura favorita del público grana– dino

Años más tarde, en ] 909, en un artículo titulado Viejos Mamarrachos explíca el escritor el significado y origen de aquel seudónimo u Antón Colorado se presentaba -dice- como un nacional-republicano

superfino, su despreocupación rayabú en cinismo¡ in–

condicional admirador de la fuerza y del buen éxito, parecía siempre dispuesto a seguir el carro de cualquier triunfador, pertenecía a la penúltima clase social, no faltaba un solo dio a la taberna de Casimiro Palacios y era i'ntimo amigo de Susano Llevó Antón su na– cionalismo republicano (o digamos su poca pena) a tal extremo que dejó su apellido paterno (Carranza si no recuerdo mal) por adoptar el de Colorado, porque era raja la divisa de los vencedores"

Pronto se hicieron famosos los artículos de Antón,

pues su fisga regocijada y cínica era la mejor pulla para condenar a los desertores que se desbandaban a engrosar las filas del partido vencedor La vieja iranía de Persius parecía revivir en Antón Colorado, pero de un modo más acre e incisivo Ridiculizaba, de arte

muy fino

l

no sin causar resquemor, el nuevo sistema de

gobernar, y ponía en berlina a más de un tránsfuga que para justificar su deserción se llamaba con el cog– nomento de nacional-republicano, la divisa de los des– teñidos que marchaban vergonzantes, al encuentro del nuevo sol

Tanta fama alcanzaron los artí'culos que en Gra– nada en las fiestas de Agosto de ese año, se abrió en Jalteva un restaurante con el nombre Antón Colorado

en grandes letras rojas, Con el mismo rótulo subsistió el restaurante en las fiestas de años subsiguientes Algunas personas, ya con ánimo de mortificar a Guzmán, ya de buena fe y a causa de ser incapaces de distinguir los estilos, atribuyeron a Ego Sum las ocu– rrencias de Antón El, aunque se burlaba de estos atrasados, no podio disimular que le escocía la broma Uno de los artículos de Antón criticaba con singu– lar donosura el nuevo sistema de practicar las eleccio– nes El artículo es en forma de diálogo Uno de los interlocutores echa de menos los tiempos en que las eleccíones eran reñidas, animada~, y nota con tristeza

que las actuales son un mortuorio, donde no llega Un solo ciudadano a hacer uso del democrático derecho del sufragio

Antón Colorado, al oir tales desatinos, se creyó obligado a echarle uno como sermoneita consolatorio, y habló de esta manera

"-Mire¡ maestro

l

abra bien los ojos y vea que no

estamos perdidos sino hallados Este sistema que a Ud tan malo le parece, es lo mejor de lo bueno y lo único que nos conviene. Si algo agradezco yo a los liberales, es que hayan concluido para siempre con aquellas maldecidas elecciones que eran la gran feria de los borrachos y de los vagos Apenas se puede creer que hombres formales y respetables como don Pedro Joaquí'n Chamarra, don Fernando Guzmán, don Vicente Quadra y otros de la misma talla anduvieran

en semejantes zaragatas, denostándose mutuamente,

con gran satisfacción de la canalla, y preparando así el terreno para. . lo que vino despué$ Gracias a Dios

no volveremos a presenciar escándalos semejantes

En lugar de las marimorenas de antaño que contribufan a desmoralizar a este pobre pueblo, tenemos hoy el su–

fragio libre, correctísimq¡ tirado a cordel, sin zambras,

alborotos ni caree lazos, prategido por las autoridades y garantizado por las clavas de la Policía Republicana ¿Qué más queremos? Y luego, fíjese Ud en los resul– tados Sin romper cabezas, sin emborrachar a la ple– be, sin maltratar a nadie, ¿sabe Ud quiénes fueron elegidos diputados? Los mismos que habría hecho elegir el Cacho si estuviera mandando Para llegar a este resultado, los conservadores habrian armado aquí un belén de once mil demonios, los liberales, más prácticos que ellos y con mejor conocimiento del país, llegan al fin que se proponen sin violencia ni estrépito, sin gigantona ni papeles públicos. El trabajo no se

interrumpe por tres o cuatro semanas

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como sucedía antes¡ nadie gasta un cuartillo en comprar votos; se

han suprimido los chichones, cardenales y descalabra– duras, la moral pública no tiene que lamentar innume– rables desaguisados, y las mujeres y los niños no pasan ya sustos, días de zozobra y noches de congojas " En otra ocasión, Antón Colorado, que ha descu– bierto poseer dotes oratorias nada comunes, se da a conferencista y describe osi los partidos políticos "-Los partidos nuestros aqui y en todas partes– hablo de Hispano América- son tres: el conservador, que no sirve para maldita de Dios la cosa; el liberal, del que por ahora. no me conviene decir. ní medía palabra, y por último, la enorme masa flotante que va dove si vince, o para hablar más claro, que sa- -90-