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« Previous Page Table of Contents Next Page »des del Gobierno en 1854 y 1869 La dureza de 1854 trajo como consecuencia una guerra interminable de tres años, la magnanimidad de 1869 normalizó inme– diatamente la situación, recomendaba a los vencidos que siguieran el ejemplo de sus correligionarios de aquel año, y 01 Gobierno que, inspirándose en el mismo pen– samiento de alta política y en los sentimientos humani– tarios de aquella época, allanara toda dificultad para que los vencidos se acogieran a su magnanimidad Uno amnistía amplia e incondicional como la que con– cedió en iguales circunstancias el General don Fernando
Guzmán, daría, en concepto de El Diario¡ idénticos re–
sultados 1131 Diario Nicaragüense, 1 Q de Moyo de 1896)
Pocos días después, El Diario, que es la voz del Partido Conservador, acoge con aplauso un artículo de
La Gaceta Oficial que aboga por un nuevo derrotero político Pide el periódico oficial que se mantenga la unión entre los elementos sanos que se han juntado para ahogar la hidra de la anarquía, y la voz del con– servatismo, hablando por la pluma sana y sabía de don Anselmo H Rívas comenta Para que reinen en el país la concordia y la confianza sólo se necesita bue– na voluntad en los altas regiones del poder El partido que hizo lo guerra no existe, "y lo demás del país está en los mejores disposiciones para apoyar todo pensa– miento patriótico, que tienda a evitar a la nación des– gracias análogas o las que acaba de sufrir"
" . Esta empresa es tanto más fácil de llevarse a cabo, cuanto que no existen en lo actualidad, como hemos dicho, partido de oposición ni círculos políticos exigentes, puesto que el pensamiento dominante en todas las copas sociales, es el establecimiento de la paz y la armonía general" 1131 Diario Nicmagüense, 12
de Mdyo de 1896)
No cOntento con lo que le sugiere su propio cora– zón, se hace eco de los domares que de otras partes de Centro América se levantan pidiendo piedad por los vencidos 01 General Zelayo Rivas qdopta un artículo de La República, periódico que se editaba en Costa Ri– ca, artículo intitulado Misericordia y que terminaba así: "Nosotros queremos y debemos confiar en los sentimientos humanitarios del General Zelaya, a los cuales hacemos desde aqur amistoso llamamiento Oiga el General Zelaya la voz de los centroamericanos que invocamos su magnanimidad, y los pueblos de Ni– caragua bendecirán su nombre y nosotros tendremos ocasión de batide palmas y de proclamarle bueno entre
los buenos ll
Cuando La Gaceta Oficial publicó aquel artículo que tan buena acogida encontró entre los redactores de
81 Diario Nicaragüense y el conservatismo, el General Zelayo no había aun ingresado o Managua de vuelta de la campaña, pero no bien se restituyó o la capital, apareció en la misma Gaceta Oficial un artículo ten– diente o revocar por contrario imperio, según la propio frase de El Diario, su anterior editorial Era claro, pues, que el General Zelaya no venía animado de los mismos elevados sentimientos en que abundaba todo el país paro cooperar en la obra que esperaba de su Pre– sidente
Don Anselmo H Rivas, desde las columnas de su períódico, contínúa, sin embargo, abogando por la po-
lítico sabia de conciliación y perdón Desde San Mar– cos, donde su mala salud le obliga a permanecer, escribe el 24 de Mayo al encargado de El Diario Nica– ragüense una carta para desvirtuar los consejos de un colaborador que está por las represalias drásticas Lo manera de pensar del viejo escritor, 01 poso que fijo los motivos que llevaron 01 conservatismo a apoyar 01 Gral Zelaya contra los occidentales, es una anticipación in– falible de los moles que sucederían si no se adoptaba una política justo y magnánima.
"Es verdad -escribe- que todos comprenden que la feliz terminación de la guerra ha creado una situación brillante para poner término a la era de las revueltas y establecer la paz sobre bases inconmovibles; pero a nadie se oculta que, para llegar a este resultado, se necesita el desarrollo de una política sabia y mode– rada, de acuerdo con el nuevo estado de cosas, política en la cual enlren, como primeros factores, el respeto a las opiniones y la efectividad de todos los derechos y
garantías y que haga olvidar los errores que pusieron al país al borde del abismo de que lo libraron el valor de nuestras tropas y la energía patriótica de toda la na–
ción
"Con la política que aprueba y aconsejo el i1us– ti oda colaborador a que me refiero, creo que no se lo– graría otra cosa que mantener el espíritu de revuelta y de agitación, por las reacciones naturales y casi siem– pre inevitables que son ocasionadas a producir, en tiempo más o menos lejano, las medidas violentas y de persecución, principalmente en los países propensos a las convulsiones, como el nuestrC1, y donde a cada paso Ulgen complicaciones con los Estados vecinos" Evocando su avanzado edad y su experiencia, "adquirida en el largo viacrucis que ha venido reco–
I riendo el país por los errores de unos y las exageracio– nes de otros, sin que hasta la vez se columbre el térmi– no de ton desgraciada situación", continuaba así "Esos ideas no han podido menos que afirmarse más en mi espíritu, y me hacel' condenar, sin vacilación alguna y con todO la energía del más profundo conven– dmiento, lo doctrina expuesta por el corresponsal
Nema, como ell ónea y peligrosa además para la paz, el bienestar y el buen nombre de NicOlagua"
No es la piedad mal entendida la que dicta estos líneas "Es -dice- un sentimiento más elevado el que inspira mi conducla el de la conveniencia nacio– nal que nos está pidiendo que depongamos ante el ara
santa de nuestros odios! nuestras prevenciones, nues–
tros míseras rivalidades, para dar paso a una político impersono' de moderoción y to'eroncia que nos hogo abandonar ese añejo y odioso sistema de represión, que, lejos de curar, reagrava cada día más los males de
la patriaN.
Desinteresados y muy nobles eran los sentimientos que inspilaban estas líneas, pues no se trataba de abo– gar por los conselvadoles que, como aliados del Gral. Zelaya, no estaban entonces perseguidos, sino por los liberales occidentales que tan duramente habían trata– do a todos los conservadores en los tres años anteriores que precedieron a la guerra
Pero el Presidente Zelaya se había delineado de antemano su plan; él deseaba mandar solo, sin estor- -88-
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