This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »de las naciones en el alba de la edad mo– derna. El Profesor nos hizo una buena sín– tesis de ese proceso, que nos presentó en tres tapas breves dentro de la edad del mundo: La primera corre desde Roma hasÍa la paz de Wesifalia, en 1648; la segunda desde los Íratados de Wesifalia hasta el Congreso de Viena, en 1815; la tercera del tratado de Vie– na a nuestros días.
Los problemas de la nacionalidad es– trechaban a cada país de manera egoísta den– tro el alcance de sus miras, obstaculizando el desarrollo del Derecho Internacional. En el siglo XVIII las potencias tienden a ence– rrarse más y más dentro de sus intereses con el aparecimiento del industrialismo, que es la cifra económica más significativa de la ¡Xtodernidad. Para el Profesor, el Derecho Internacional es débil, por la falía de una autoridad de donde emane el órden. Carece de policía que vigile el cumplimiento de sus nor¡Xtas, Y que castigue sus infracciones. El Profesor, investigando sobre ese sendero tro– pezó con la necesidad del Superestado. Del clamor humano pidiendo una autoridad orde– nadora brotó el movimiento de la centraliza– ción de los poderes en este siglo. Pero esta centralización forzosamente entra en conflic– to con la liberlad y la igualdad, ideales so– bre los cuales ha sido planificado el mundo desde el siglo XVIII.
Cuáles serán, pues, los caminos que ten– drá que seguir la humanidad para llegar al superestado ordenador? Arnold J. Toynbee señala dos: Primero, la imposición de una superpotencia sobre las otras por la fuerza y la guerra, al estilo romano, segundo, la tran– sacción evolutiva sobre una Federación de los ESÍados, robusÍecida por una autoridad que emane de la voluntad de los pueblos. Es un ejemplo del segundo término la Cris– Handad, que descansó sobre dos autoridades combinadas: El Papa, máxima autoridad es– piritual, y el Emperador, autoridad de fuerzas físicas imponentes. La Cristiandad fracasó porque no todo el mundo era cristiano. Oiras religiones de caráder universal, quedaban fuera, y por lo ±anÍo la jurisdicción de esa grande autoridad nunca llegó a ser univer– sal. La división de la humanidad entre Oriente y Occidente es uno de los fadores pennanentes de la Historia Universal.
Varios intentos ha habido de organizar eS,a federación de Naciones. El Congreso de V,ena de 1815 quiso organizar al mundo bajo la unión de las monarquías europeas, y so– bre el principio de la intervención. Después de la primera guerra europea se hizo el pri– mer ensayo serio del procedimienÍo, con la
Soc~edad de las Naciones, que fracasó dEjsde su miciación por la ausencia de ESÍados Uni– dos, la mayor de las superpotencias de la combinación. Después de la segunda gue– g-a ~uropea o mundial surgieron las aduales aClones Unidas, con su Consejo de Seguri– déld. Aquí el Profesor insistió, con respe±uo-
sa ironía, sobre la carencia de po±encialiqad del Consejo de Seguridad, por la pluralidad de fuerzas armadas que obraban eri el mun– do de su jurisdicción, bajo mandos diferen– tes. El Profesor sentó este principio axiomá– tico: Solo el monopolio de las fuerzas físi– cas hace eminentemenle respetable a una autoridad.
No ha existido hasta la fecha una auto– ridad sancionadora en el Derecho Internacio– nal moderno. Carece del efedivo rigor del Derecho Penal. Estarnos viendo en Corea co– rno un ado de autoridad sancionadora, está tornando los caraderes de una guerra in±er– nacional. La pluralidad de las fuerzas físi– cas necesita del equilibrio para producir una paz, siempre en peligro q.e ser efímera. Ha existido una tendencia en la historia, según el mismo Toynbee, en cierlas potencias me– jor constituidas a convertirse en lo que él lla– ma alíer orbis; pero en la vida real, el Al±er ' orbis no puede sustraerse a las influencia" y aun a las perturbaciones externas. No elda– blece una autoridad trascendentalmente res– petable el triunfo en una guerra, porque las sanciones impuestas por la potencia venCe– dora no infunden respeto, sino rencor. De esa manera lamentable la moral internacio– nal ha girado alrededor de la guerra. En la guerra reside el delito, en la guerra, reside la sanción, y en la guerra resiqe la justidil3.; sobre estos tres términos coniradidorios en– tre sí, ha estado fundamentada la más ±erri– ble paradoja de los tiempos modernos.
Para seguir nuestra tesis busquemos to· dos estos conceptos y teoríaS en el de!larrollc;> histórico de Centroarnérica, q.e¡.l±ro lo que el Profesor Kuntz llamó la filos",fí,\- qe creci– miento corno parte territorial de un granc:ie imperio, el Imperio Español. Dentro de ese Imperio nunca fue perfedameri±é dibuj'il,da corno región especial. No alcanzó la alía ge– rarquía corno provincia, de ser Un virreynato.
~enas llegó a ser una Capitanía General, termino de autoridad más para Qperaciones militares que para un concertado' gobierno civil unificador y creador. Después de la in· dependencia procedió a estrudurarse corno república federal, imitando a Estados Unidos.' No hubo aglutinante suficiente entre los pin– co Estados de esa efímera república federal, para contrarrestar el movimiento centrífugo de dispersión que había desmenuzadó' el Im– perio Hispano en este Continente. Los cinco Estados ±omaron la postura de cinco repúbli– cas independientes. Salieron a flote los asun– tos de límites para separar irtás a dichas re- ' públicas, que no tenían entre sí otro contado que las mutuas intervenciones polí±icas que producían la guerra. Algo parecWo, pero en mayor desorden, al equilibrio q.e las poten- . cias europeas. Esta era la realidad, perq se proclamaba un unionismo ideológico corno una ilusión, más que corno una política ef!ilc- ' tivamente operante.
para mantener el paralelismo entre la
-31-
This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »