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ro que mi hombre sirva de bandera de discordia Yo tendría a mucha honra el ser electo Senador de Ma– tagalpa, pero no consentiría que por sostener mi can– didatura se susciten allí desavenencias"

El escritor don Pedro Ortiz lo invita a colaborar en un periódico literario que va a fundar, Guzmán se ex– cusa dando por razón que él es profano en esas ma– terias En cambio su cooperación en El Diario Nica– ragüense es cada vez más asidua, y hasta llega a sus– tituir a don Anselmo H Rivas en la dirección cuando éste se ausenta, !J pesar de que los padres de Guzmán, don Fernando y doña Fernando, desaprueban a su hijo que escriba en el periódico de Rivas Su conservatis–

mD es ya tan notorio, que en una visita que hace al Presidente Carazo! éste le echa en cara varias veces

que es cachista

Don Anselmo H Rivas le ofrece pagar por un articulo semanal para El Diario, parece que en un prin– cipia no aceptó Guzmán, pretextando falta de tiempo,

aunque lo tiene pOlO continuar una polémica que sos–

tenía con Rivas sobre el partido político La Montaña

que rodeó al Presidente Guzmán en 1869

Por fin Guzmán se incorpora a los redactores de

El Diario Nicaragüense, ignoro en qué condiciones; pe–

ra sin duda bien remunerado pues sus servicios eran muy apreciados' En efecto, con sus gacetillas, Guz– mán daba mucha vida al Diario Fue este género muy suyo, y lo cultivó con amor y con aquella sal y agu– deza que le eran peculiares Guzmán no entendía la gacetilla como uh simple suelto o noticia era necesa– rio que ella llevara, junto al coméntario, el fino agui– jón de la pulla Política, gramática, ciencia, crítica todo lo cultivó en esos breves y picantes articule jos que llamamos gacétillas Ser gacetillero al estilo de Guz– mán no estaba, por tanto, al alcance de cualquiera; se necesitaba cierta dósis de buen humor e ironía para no caer en la insulsez, y temperamehto artístico para no degenerar en la chabacanería

Recordemos algunos de estos sueltecitos que tan popular hicieron el género en aquella época

"YA LO ESPERABAMOS Nos comuhican de Ma– nagua que el señor Superintendente de la sección occi– dental del ferrocarril, don Marco Antonio Lacayo, re– tiró la valiente renuncia que de su hermosa prebenda habí'a presentado

"Esto no nos causa sorpresa ninguna; antes por

el contrario, lo esperábamos Asombrados nos queda– mos al saber que don Marco Antonio había tenido el valor heroico de éxponerse a que el Excelente Coronel le tomase la palabra Peligroso es jugar con armas de fuego y con renuncias

l/Esperamos que don Marco Antonio, aunque ha–

gan obispo a Chamberloin, no volverá o cometer otra imprudencia como lo que le ha puesto 01 borde del abismo, es decir, del triste pachoneo"

Este otro

"MUERTE DE LA TENIA Acabamos de saber que El País se despide de sus numerasos lectores y de este mundo pecador

"Que les sean leves los incontables disparates que dijo, y los millares de pesos que costó a la Nación "Enviamos desde ahora nuestra cordial enhora– buena 01 exhausto Tesoro Público, por haber logrado expeler tan formidable solitaria

"Una cosa se nos ocurre preguntar. Y el Tío Bu–

taca ¿de qué queda?"

Entre sus artículos de esa época tampoco falta– ban las agudezas que lo hacían tan deseado. Entre– saco los dos siguientes párrafos de dos producciones suyas tomadas al acaso

"iQué profundo desprecio ha de sentir Banetílla

(el escritor Mariano Barreta) por el infelizote de San–

són? Este famoso filisteo, para vencer a sus enemi–

gos, tuvo que valerse del instrumento aquel que Uds saben Si a Barreta le ofrecieran una quijada de bu– rro para que extermihase con ello a los redactores de

El Diario, lo rehusarí'a con las mismos altivas palabras que dirigió Napoleóh a los que le instaban para que tomase la espada de Federico el Grande Tengo la

, "

mIO .

Ironizando sobré el modo como los liberales cum– plen sus programas, escribía

" como lo he venido sosteniendo, los radicales

se amansan con granito y no son tan fieros como los

pintan, que el empleo mata al liberal como la uña mo– ta lo pulga, y en fin, que el panterismo vive en pleno

antífrasis, pues en su ~xtraño vocabulario pI incipios

quiere decir fines! bandera quiere decir presupuesto, idea, vale tanto como estómago! y Gran Patria signi–

fico puro y simplemente turrón".

65 - Sátiras y confesiones (1887)

Guzmán tomaba todos los cosos de lo vida por el lodo risible, su crítica era destructivo, su estilo por–

ticipo~o de esta condición que era propio de su ca– rócter y un rasgo generol de toda su familia Los Guz– manes hicier"n época en GJ;anada y fundaron escuela Todo lo ponían en ridículo, todo lo criticaban sin mi– sericordia, todo lo desmunuzaba lo sátira y la ironía de estos jóvenes ilustrados, talentosos, descreídos, pa– ra quienes no había patria, Dios, ni hado. Las gace– tillas de Guzmán y gran número de sus artículos son lo manifestación espontánea de su propia ideosincro– cia. No teniendo yo cómo aplicar a la polf'lico esta facultad destructiva suya, la consagro a la literatura

y se divierte reduciendo a nada las producciones lite–

rarias más caras a sus autores

Sale en esos días (Junio de 1887) uno novel ita titulado Lucila obra de D Carlos J Voldés Guzmán hoce de ella uno crítica humorístico y bien fundada La novela habla de óperas, de señoros que por la tarde tienen necesidad de abrigarse con un gobón, de un mes de Junio en que los árboles no tenían hojas, de lágrimas que se oyen, y finalmente, el lenguaje de la novelo na es el que se hablo par acó De todo ello concluye el crítico que Lucila y su chischibeo no son de por todo esto Además, la obra de Valdés peca de impla y colorada, sin dejar el autor de mostrar la

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