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consecuencia sería que aquí estábamos tan atrasados en libertades ciudadanas por lo menos como en Gua– temala de lo época Pera es que lo oposición, por moderqda que seo, siempre exagera Nadie es buen juez de su propia causo. No obstante, hoy momentos en que vemos los sucesos tal como son y los aprecia– mos en su justa medida; pera pocos tienen la franqueza de decirlo, y aún menos son los que se atreven a pro– clamarlo desde las columnas de un periódico de opo– sición. Guzmán sí tuvo esta franqueza y este valor de cumplir con su programa

"Si todavía no hemos llegado a la práctica per– fecta del gobierno libre, tal como se comprende en los países más adelantados de Europa y América, es indu– dable que nos hallamos ya en el buen camino, y que manifestamos tener excelentes disposiciones naturales

para alcanzar el grado de cultura que requiere un sis– tema político, en el que son tan diffciles la anarquía como el despotismo, en el que las leyes fundadas en los principios son todo, y el capricho de los hombres,

y no sólo hada justicia a este régimen de libertad que los conservadores habían implantado en Nicara– gua, sus resentimientos políticos y personales no le ponen una venda en los ojos ni le detienen la pluma para decir la verdad sobre sus adversarios don Pedro Joaquín Chamarra, a quien alaba por su labor en Me¡– drid pe¡re¡ traer e¡ Nicaragua "cinco inteligentes y

valerosos disipadores de tinieblas"; don Anselmo H Rivas, a quien defiende cuando sus mismos amigos políticos echan sombras sobre su elevada y patri6tica actitud frente a la brutalidad alemana, y cuyo carácter moral restablece a la verdad, pintándolo tal como era y no con los colores con que lo retrataba la pasión polí– tica de entonces, don Vicente Cuadra a quien llama

Siempre fue defecto de la doctrina liberal cierto desacuerdo entre la práctica y la teorí'a, y esto ha per– judicado al remedio para el mal de las sociedades. A sus directores les ha faltado el espíritu práctico que constituye la esencia del buen gobierno Enamorados de bellas teorías, han creído remediar todo mal con el fácil expediente de díctar leyes que llaman avanzadas, y sin medir la oportunidad y adaptabilidad de ellas, las consideraron suficientes para enmendar defectos so– ciales, como si el progreso se pudiera imponer de golpe, sin contemporizar con los pasos lentos pero naturales o toda transformación. Otras veces, con mayor desa– cuerdo, han querido valerse de las leyes para mudar violentamente la ideología y las costumbres populares. Para intentar estos saltos, se han escrito constitu– ciones hermosas, que al poco tiempo han probado estar en desacuerdo con el adelanto del pueblo para quien

costumbres Entonces los gobernantes han tenido que echar mano a recursos más de acuerdo con la práctico que con la ley, y así', 01 distanciarse más y más del mandato escrito, por esto necesidad imprescindible, se van acostumbrando a menospreciarlo, empiezan o gus– tar la facilidad del mando sin restricción alguno, y luego marchan resueltamente por este comino al des– peñadero del despotismo

Muchos son los ejemplos de la historio latinoame– ricana que, por ese malaconsejado afán de convertir los leyes en verdadero lecho de Procusto, queriendo con ellas de un porrazo cambiar los costumbres nocionales en lo que los avanzados juzgan lo único civilización, se empeñan en escribir y promulgar constituciones plató– nicos que no han tenído más mérito, una vez sometidas a lo prueba de lo práctica, que servír o los gobernantes como medida antitética para mostrarles constantemen– te lo que deben hacer en oposición o lo que hacen No ero este el modo de pensar de Enrique Guz– mán. Hombre de talento práctico, jamás se dejó

vencer por palabras de relumbrón, pero, a pesar de todo, cede a la influencio de lo ideas de su partido En el N9 25 de Lo Prensa aparece un editorial titu– lado Nuestros Leyes, encaminado a pedir lo reformo de lo Constítución de 1858, pero consciente de que el mol no estribo en lo que mando o prohibe nuestro carta fundamental, escribe a guisa de excusa

"No sonios de aquellos que hocen consistir lo li– bertad, cultura y prosperidad de un pueblo en rll/um– brones y apariencias de bombásticos decretos, no nos pagarnos de bellas frases arregladas por hábiles retóri– cos, ni creemos que las constituciones políticos soÍ' eficasísima ponacea poro curar todas las dolencias del cuerpo social.

"La ley escrita nada significa cuando el pueblo que lo posee no sobe lo que eso ley vale. Uno cons– titución, por avanzado que seo, es nado más que un adorno inútil y hasta ridículo en aquellos países que no tienen hábitos democrátícos, que ignoran sus deberes y

no sospechan siquiera cuáles son sus derechos". Pero las leyes buenas son necesarios, luego que pasa el tiranuelo que se mofó de ellos "la ley quedo, recobra su imperio, y si logra consolidarlo, muy diflcil será que los malvados vuelvan a pisotearla o a escar–

Códigos Penal, Civil y de Procedimientos en tertulios y corrillos se declaro que difícilrnente podí'an ser peores" Tal lo teoría liberal o la que Guzmón no puede sustraerse o pe~ar de reconocer su poco fundamento Jerez hace una revolución en 1854 porque no le gusta– ba la Constitución que se trataba de dar, años despué~,

en 1869 enciende otro guerra civil para reformar lb Constitución que exlstia entonces ¿Tanto depende lo felicidad de Nicaragua de un cuadernillo que vcile' lb pena desatar lo guerra civil paro mudarlo por otro eÍl

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