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El trato íntimo desde lo adolescencia Con dioses de las letoas me llevó a convivir y a sentir las palabras Aprendí que las palabras no son piedras preciosos, ni
joyos sagrados, no son pureza, ni melodía, mientras
no hoyan sido atadas por
UI1 ritmo y uno vida interio– res Así el poeta rOlnpiendo el lenguaje, hace que se vaya al viento lo ingrávido de la palabra y deja el oro pura del verso Siendo el dibujo sin voz, quise
oir la caricatura escrita o el retrato IÍI ico, escogí uno
proso de trozos, de escuetas frases, como se apunto eJ
dibujo Preferí una manera exagerada, poética y ba–
rroca, cortada y retorcida, para destacar la invisible
expresión caprichosa de la vida y de mis retratados
Procuré una especie de estilización del Humor con PCl–
labras de fonética adecuada, de ritmo grotesco o refinado, siempre tratando de ir a la exaltación, al gl ita elTlocional como lo dice el pincel o la tinta del dibujante La visión d~ cada cosa sale del recuerdo, como en el dibujo, con la marca que ha dejado en la
memoria, especie de plasmo sensible y sentimental,
estos retratos son exageraciones visuales, llevados o un
enredo de gracio, con sus atributos estrafolarios, lo
que se llamó en los años veinte, /1105 monstruos sagra– dos Jl Entes teatralizados, excéntricos O fuerza de
extravagancia espiritual, plantados en el teatro de la vida, en las terrazas de la noche, en el drama a la co– media de lo cotidiano, seres de leyenda que han sido luz de la inteligencia y sal de las ideas
Es decir, Señores Académicos, han traido ustedes
aquí! a un caricaturista¡ O un humorista, a un jugador
literario que ensaya los peligrosos instrumentos de la poesía, del dibujo y de Jo caricatura de la palabra! Hay un pasaje en la Odisea que viene a mi me–
moria en esta ocasión
El espectro del marino Elpenor se aparece o Ulises y le pide honores, fúnebres
-"No me dejes sin ser IIOJodo, sin ser enteraa–
"
El borroso Elpenor no
I eclama salamente un pu– ñado de tierra, desea, sobre todo, un recuerdo Porque Homero, en el (cmto X, apenas dejo esta
mínima alusión
-"Es entonces que murió el marino Elpenor
Unica ocasión que tendré de pronunciar su nombre
11
Elpenor muerto es mós importante que Elpenor vivo Su fantasma oí aparecerse sobre el mar azul, pidiendo a Ulises un recue/do, nos impresiona y
nos enternece más que su pequeña vida Ya viene
ennoblecido por las tribulaciones mortales, ya vuelve
misterioso, ungido por las incertidumbres incomprensi–
bles que sufren los muertos
Como el marino difunto de la ODISEA, se me aparece la vida vivida, la juventud atolondrada y mó– vil, el esfuerzo de consto uir algo digno y durable, entre los límites creadores del empeño de cada día
Ustedes, Señores, otorgan a mi dibujo y a mis
escritos dispersos, un recuerdo Al traerme aquí me
intimidan, y, como al fantasmal marino anónimo de la
ODISEA, me salvan en lo memoria de esta Academia Esta noche, yo también me siento fantasmal, no
me reconozco en esto magnífico atmósfera Me emo– ciono este recuerdo excesivo¡ a mi regreso de largos
ausencias, y, como la viuda que nemca comprendió a su
marido difunto, y, el día de los funerales, 01 escuchar el primer discurso exaltando los méritos del finado, dijo o sus niños sorprendida, tomándolos enérgicamente de
las monos
-"Hijos míos, vámonos Nos hemos equivo~
vado de muerto 1 11
Yo, Señoras y Señores, tenga la misma sOlpren–
dida duda
-Tema que Ustedes, al traerme aquí, se hayan equivocado de Académico!
•
Habiendo tenido en mi vida una frecuentación fervorosa con lo Musa de la Caricatura, es razonable que bLlsque en la literatura española, los fantasmas que han tomado forma de Slleño y de artificio, Jos que
sueltan sus amarras y viven en apariencia de despar–
pajo, de disparate, en desproporción y estiramiento de
forma y pensamiento, en gracia y vida tragicómica
En el laberinto de la litelatura española, llena de soles de inmenso brillo, para entrever su destello en
esta rápido carrero, nos detendremos únicomente ante los más intensos, los más exagerados, los que dejaron
o troen mós abultado mensaje de capricho, los que lle–
garon al grito de la expresión literaria
Al expresarse con deformaciones, por decir así,
las imógenes de la realidad sufrirán cambios rotundos, intensificadas con palabras o con gráfico lenguaje, y dirán mós que la copia de lo real, porque sin la trans– formación del arte, la realidad no es más que un ca–
dáver
Con monos sutiles la verdad arHstica quitará nubes a nuestros ojos y veremos que todo está rodeado de una atmósfera de gracia casi COI icatural, como si en un manso manicomio pudiera soplar una suave lo–
cura
La fantasía, la extravagancia vienen desde el principio del mundo
"Todo es excéntlico -escribe Chesterton- pero
sin saber cual es el centra ll
Nosotros los caricaturistas sí sabemos cual es el centro de lo excéntrico, el Humor Hípócrates lo encont.ó en su preocupación humOJal, al señalar los cuatro temperamentos fundamentales, cada uno co– rrespondiendo al predominio de uno de 105 elementos naturales
al El aire doró el hombre sangLlíneo,
b) El fuego hará al colérico, la bilis es incendio,
d El agua, inunda al flemático,
d) La tierra, florecerá en el melancólico
El humor es norma y trastorno del alambique que es el hombre
Paracelso expuso la teolia de" la identidad espi. itual con la -materia corporal " (Con los humo-res)
Así comienza a enredarse el cuerpo con el alma Lo oscuro interno, la noche del cuerpo, el río confuso de sangre y f1uídos, riega sus cóleras y sus desazones, hasta inundar en tu. bio estado de senti– mientos al hombre que, hablaró "de un vago tedio de
la vida ll
,
recordando a la vez, como Porocelso,
lI una
mágica, delicia de Yivir l1
• ,
-60-
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