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POR

cr;;:::~

JULIO FAUSTO FERNANDEZ

DON

CHICO

GAVIDIA

y

TOÑO

SALAZAR

GAVIDIA PUl' Toiío Salazar GAVlDIA por Torio Solnar

Martes 1/64

Querido Fausta Julio

Van esos dos "Gavidias" (inéditos) puesto que nacieron esta madrugada! La cabeza con laureles,

como corbato¡ es romántica, como lo recuerdo en la l/Primera época l' de mi dibujo -es decir- mi ni–

nez atalandrada

La segunda caricatura -con bastón El bastón de la última etapa Es como la vi en 1953 Ya el invierno de la vida comenzaba a vencerlo

En fin, "los Gavidias", salen de mi pluma como un manantial de caricaturas. Seré necesario es– coger las mós dignas. Todas son hechas con fervor y cariño Que reduzcc;m los dibujos, quedan en tus manos, Abrazos

OTOi\lO SALAZAR

En ratos perdidos Iy Dios quiera darnos muchos de ellos) es siempre grato hojear vie– jos periódicos, amarillentas revisfas que se quedaron en un rincón de la biblioteca espe– rando una lectura atenfa que quizá nunca llegará. En tales ocasiones, los ojos distraí– dos o cansados tropiezan a veces con un dato interesante, un antiguo recuerdo o una joya literaria cuyo fulgor no habíamos percibido. Una tarde de domingo poblada de bos– tezos, el azar puso en mis manos el ejemplar número veintidós de la "Revista de Teleco– municaciones", correspondiente a los meSes de Enero a Marzo de 1958, dirigida en aque– lla época por don Francisco A. Aguilar M., y publicada en San Salvador. De pronto Suce– dió lo imprevisto: en la página 56 encontré u!'a pequeña obra maestra, el sonefo de Fran– CISCO Gavidia, titulado "Sobre mi caricatura por Toña Salazar".

No me sorprendi6, ciertamente, encon–

trar unidos los nombres de estos grandes es– píritus universales, humanistas en el más ple– no sentido de la palabra que en el trato fre-

cuente con Tomás Moro aprendieron a per– donar las humanas flaquezas, y a Erasmo de Rofierdarn robaron el secreto de la suave iro– nia. No es de hoy que andan unidos los nombres de estos dos salvadoreños universa– lísimos si los hay: el pensador de las profun– das meditaciones, Francisco Gavidia ("don Chico Gavidia" como lo llama nuestro pue– blo con respetuoso afecto) y el caricaturista genial del ojo siempre alerla, Toña Salazar (así, Toña Salazar, sin más títulos ni pairo– nímicos, como es conocido en la república del arle, del uno al otro confin).

Sabía yo que cuando Toña Salazar (tres palznos de estatura y doce años alucinados de bellezal presenfó al público de San Salva–

dor su primera exposición de caricaturas, en

el vestíbulo del viejo "Teatro Colón" que to– davía despierla sobresalios roznán:licos en co– razones aniañones, la figura de don Francis– co Gavidia, ya para entonces nimbada por la gloria, ocupó destacado lugar. Los años, im– placables, fueron pasando y don Francisco Gavidia se fué a la eternidad, pero la vene-

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