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LLEGADA A LEON

OBJETIVOS DE WALKER

El tono argentino de las campanas tan viejas co– mo la ciudad

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repicaron alegres la bienvenida de los extraños que venían desde lejos a luchar por la sagra– da causa de la libertad. Cuando llegamos a León

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el Presidente Castel/ón recibió a Walker con cordialidad y consideración. El conocimiento del Francés del Presidente era defectuo– so. Walker. entonces no hablaba ni una paldbra de español, por lo tanto, yo les serví; de intérprete. Wol– ker parecía estar suma,mente ansioso de tener encuen– tro con el enemigo. El consideraba que solo teniendo éxito como soldado únicamente podría ser merecedor de consideraciones en el pa,Ís. Castellón quien se consideraba expuesto a la destrucción de su Gobierno tanto por loS' actos hostiles del enemigo en armar en contra de su gobierno como por las maquinaciones del General Muñoz comandante de su propio ejército

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se sentía muy contento con fa intromisión de fas extran– jeros cuyas fuerzas no se debieran estimar por su nú– mero si no por sus futuras posibilidades.

ENTREVISTA CON MUÑOZ

El General Muñoz que estuvo presente en la en– trevista, presentaba tanto en sus modales como en su apariencia un vivo contraste con la figura de Walker. Entre los dos se observó una antipatía tan marcada como la que se ve cuando de pronto se juntan un perro y un gato. Las maneras de Walker eran cortas y abruptas y su apariencia era muy común, Muñoz por el contrario era un hombre con exhuberante belleza físico" vestía el hermoso uniforme de un Mayor General

y exhibía con maestría esa gracia y finas maneras que a menudo influyen en la apreciación de un carácter. Muñoz afectaba no dar importancia alguna a la alianza con los Americanos: creía que de nada servi– río a los asuntos nacionales y se concluyó la entrevista sin llegar a ningún acuerdo. Más tarde

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el Presidente prometió a Wqlker que tan pronto como Muñoz par– tiera en una expedición que ya estaba lista para mar– char con el objeto de impedir las depredaciones del enemigo en las ricas haciendas de ganado de la pro– vincia de' Segovio, una fuerza auxiliar de nativos sería puesta a la orden del Coronel Walker para ayudar en la recuperación de la ruta del Tránsito en poder del enemigo quienes la habí'an ocupado tan pronto los De– cráticos evacuaron Granada.

El objetivo de Walker en hacer de ra Ruta del Tránsito el teatro de sus operaciones tenía doble objeto: le daba a él un comando independiente y se– parado del General Muñoz y si lograra establecer y

mantener pie firme en la ruta se podría comunicar expeditamente y recibir refuerzos reclutados en Cali– fornia. Habiendo sido obtenida del Ministro de Gue– rra la autorización requerida para esta expedición y

quien también ordenó al Coronel Ramírez ponerse a las órdenes de Walker con 200 soldados nativos de infan–

tería

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las fuerzas expedicionarias se prep6raron a embarcarse en el puerto de El Realejo con el propósito

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AMBJCION DE WALKER

el año de 1824; su educacíón,' que terminó en lo Uni– versidad de París, incluía el conocimiento de las len– guas Latina y Francesa y las profesiones Médica y Legal.

En 1850, emigró a California y fue editor del pe– riódico l/San Francisco Herald". Había editado antes el /JCrescent de New Orleans". Su primera aventura militar fue reunir una bClnda de hombres e invadir con ellos los Estados Mexiconos de Baja California y So– nora. La invasión se llevó a efecto bajo el pretexto de proteger al pueblo de Sonora de las depravaciones de los indios Apaches que tanto el Gobierno de México como el del Estado mismo no lo habían hecho.

Era cierto que las autoridades mexicanas habían faltado en llevar a cabo esa protección, pero al ver el curso de la carrera de Walker en Sonora, uno puede fácilmente ver que la adquisición del Poder Supremo para él era el verdadero objetivo de esta invasión y que restringir a los Apaches no era más que un pretexto. Por varios motivos, que un hombre menos sangui– nario o menos valeroso, hubiera previsto, pero que no caben en esta narración, el intento de invasión fue un completo fracaso.

El contrato de Byron Cale con el Gobierno Demo– crático llegó al conocimiento de Walker por este tiem–

par y éste abandonó nuevos intentos de invasión a México y se dirigió a Nicaragua.

Aquellos

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sin embargo que ven el carácter del Co– ronel Walker el espíritu de un simple bucanero, no atinan a comprender su naturaleza. Su motivo en buscar el poder supremo no era como el de Aaron Burr

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sino como el de Napoleón Ir quien en verdad, le servía de ejemplo. El se obsesionó en ser un instru– mento del destino ante quien todas las otras influen– cias debía de apartarse. Esta fe en su destino lo guió a menospreciar obstáculos que hubieran aterrado a otros y que al fin causaron su caída; a rehuir un modo más conciliador o quizás mejor adaptado a conformar con las inevitables circunstancias. Mas su espléndida fuerza de voluntad y magnetismo, hubiera realizado la tarea difícil que se había propuesto.

A la mañana siguiente el Coronel Walker y los Capitanes Hornsby y Cracker acompañaron al doctor livingston y a mí en nuestro regreso a León. Los forasteros veían y pClrecíCln sorprendidos y se deleita– ban cuando cabalgábamos por la bellísima campiña, sus montañas

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una masa enredada de plantas y fJores con los majestuosos 'conos de una docena de picos vol– cánicos que servía de fondo al paisaje.

En las aldeas por donde pasamos los ranchos de paja y las cercas de gigantescos cardones daban evi– dencias de antiguedad y reposo en vivo contraste con las actividades del comercio de que ahora gozaban. Como a ocho millas distante del Realejo llegamos a la vieja ciudad de Chinandega

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cerca de donde se levanta el alto cpno del volcán ,NEI Viejoll.

Ciento cincuenta años habían pasado desde que los colonizadores soldados españoles

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ayudados por es– clavos africanos e indios nativos echaron los cimientos de la ciudad y cementaron en las calles esas piedras que hacen eco a la pisada de los caballos.

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