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JULIO YCAZA- TIGERINO

De Ud. con toda consideración muy atentamente,

Ruégole, Sr. Director, publicar la presente en desa· gravio a Es.paña, a la verdad histórica, al conservatism o de su Revista y a sus lectores que buscan en ella una orientación cristiana y no propaganda marxista.

5C?-'-En cuanto al "no reconocimiento" de México al Gobierno de Franco todo el mundo sabe que anda de por medio el problema de los millones sacados de España y

lIev-ados a Mé~ico por Indalecio Prieto y comparsas del Gobierno republicano fantasma.

4C?-No voy a traer a cuento aquí, porque se ha re· petido hasta la saciedad, la estadística de crímenes, incendios, despojos, violencias, asaltos, cometidos por los marxistas durante la República, antes y en medio de la Guerra en que funcionaron las famosas "checas" y las "brigadas del amanecer" bajo control comunista. Sólo en la revolución de Astul'ias de 1934, y como una muestra de lo que Pedro Gringoire llama la "autodeterminación del pueblo español" y el régimen "legítimo y constitucional" de la República, fueron asesinados 34 religiosos y se in'

cendiaron 58 iglesias.

3C?-AI apoderarse del Gobierno el Frente Popular el 16 de Febrero de 1936 desató una ola espantosa de cri. menes y anarquía, incendios de iglesias y conventos, pero secuciones políticas, asesinatos etc., que culmina-ron con el asesinato del Diputado y Jefe de la Oposición Don José Calvo Sotelo en la madrugada del 13 de Jul!io de 1936, crimen perpetrado por Guardias del Cuerpo de Asalto del Gobierno del Frente Popular mientras era conducido ,pri. sionero en un autocar del mismo Cuerpo de Asalto. Esto hacía el "gobierno legítimo y constitucional".

en el jueves 20, desencadenó en la calle la ofensiva del desorden: reclamó el Poder por medio de la violencia Crisis; algunos Gobernadores Civiles dimitieron. A insti: gación de dirigentes responsables la muchedumbre se apoderó de los documentos electorales: en muchas loca. lidades los resultados pudieron ser falsificados". Des. pués, continúa Alcalá Zamora, "Reforzada con una extraña alianza con los reaccionarios vascos, el Frente Popular eli. gió la Comisión de validez de las actas parlamentarias, la que ,procedió de un manera arbitraria. Se anularon todas las actas de ciertas provincias donde la oposición resultó victoriosa; se proclamó Diputados a candidatos amigos vencidos. Se expulsó de las Cortes a varios Diputados de las minorías. No se trataba solamente de una ciega pa. sión sectaria, se trataba de la ejecución de un plan delibe. rado y de gran envergadura. Se perseguían dos fines: hacer de la Cámara una Convención, aplastar a la oposi. ción y asegurar al grupo menos exaltado del Frente Popular. Desde el momento en que la mayoría de izo quierdas pud.ieran prescindir de él, este gru,po no era sino el juguete de las peores locuras". Esto es lo que Pedro Gringoire llama: "Ia autodeterminación del pueblo espa. ñol, que se había expresado fuera de dudas en las urnas electorales libres de 1931 y en las funciones democráticas subsecuentes".

2C?-Las elecciones de Febrero de 1936 que llevaron al Poder al Frente Popular y que dieron motivo al Alza– miento Nacional del 18 de Julio fueron un perfecto fraude como lo señaló el ex-Presidente Don Niceto Alcalá Zamora en su artículo: "Los comienzos del1=rente Popular" publi. cado en el "Journal de Geneve" del 17 de Enero de 1937. "El Frente Popular -escribe Alcalá Zamora- se adueñó del Poder el 16 de Febrero gracias a un método electoral tan absurdo como injusto, y que concedió a la mayoría relativa, aunque sea una minoría absoluta, una prima ex– traordinaria. De este modo hubo circunscripción en que el Frente Popular, con treinta mil votos de menos que la oposición, pudo, sin embargo, conseguir diez puestos más en cada trece, sin que ningún sitio hubiese 'rebasado en un dos por ciento al adversario más cercano. Este caso paradójico fue bastante frecuente". A pesar de ésto, con– tinúa explicando Alcalá Zamora- la mayoría absoluta se le escapaba. Entonces "desde la noche del día 16, el Frente Popular, sin espera'r el fin del recuento del escruti-nio y la proclamación de los resultados, la que debería haber tenido lugar ante las Juntas Provinciales del Censo

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Bastaría ésto, Sr. Director, como protesta por la tor– peza de las afirmaciones que sobre la Guerra española hace Pedro Gringoire. Pero no está demás agregar, en beneficio de la verdad histórica, lo sigU'iente:

1"'-La República española en manos del Frente Po– pular estaba "intervenida" por la RU9ia comunista, como fo prueba el hecho de la inmediata intervención directa de Rusia en la Guerra Española: la ,participación de todos los líderes actuales del comunismo internacional en la Brigada Internacional que luchó a favor de la República, el envío a Rusia de todo el oro del Banco de España (cuya devolución se está ahora negociando), el envío de armas rusas a España, el control por los comunistas del gabinete Alvarez del Vayo, el envío de consejeros militares y agen· tes políticos rusos, etc. (Sobre todo ésto ver el Jibro del corresponsal de la U.P. Burnen Bolloten: "El gran engaño")

y es insultante y bochornoso para los españolés de uno y otro bando, porque unos y otros sabían que esta– ban luchando no 'por el destino de un republicanismo liberal burgués sin raíces históricas en España sino que la lucha estaba planteada en el terreno verdaderamente dramático y vital de dos concepciones contrapuestas de la Historia, de la Nación, de la Patria y del Hombre: "Ia éristiana" y la "marxista". Lo que en España se debatía entonces es precisamente lo que ahora está debatiéndose en el mundo entero. No el derecho de ir a depositar un voto en una urna electoral, no la democracia liberal ni la

r~pública, formas convencionales y circunstanC'iales de gobierno, sino el destino mismo de la Civilización Cristia· na Occidental contra la cual ha pecado y conspirado la propia democracia liberal.

pañol que, en flagrante burla y ofensa a la verdad histó– rica, se quiera caJificar de "militarada subversiva" una tremenda Guerra Civil que envolvió a E$paña entera por– que en ella estaban en juego no sólo los más caros valores culturales, espirituales y 'religiosos de la Nación española y su porvenir histórico sino el destino mismo de Europa y de la Civilización Cristiana Occidental.