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EL ARGUMENTO CONSERVADOR

EN NORTEAMERICA

WItLlllM HA YMOND SMITIl

Un conservador ¡puede apoyar la permanente suspen– sión de las pruebas nuc:leares, un programa de beneficios por medio del seguro social en vez de la caridad pública; la desobediencia civil; un cierto grado de ayuda extran· jera, crecientes gastos federales en ciertos proyectos, aun tractores por p'risioneros, sin ser definitivamente confina– do al pais de las maravillas de Lewis Carrol1.

Cómo es ·posible esta aparente cOll.tradicción entre posiciones sobre temas específicos y puntos de vista ge– nerales? Para los liberales el conservatismo parete ser un movimiento incongruente. Recientemente la Revista TIME encontró increible que William F. Buckley pudiera afirmar, mientras apoyaba las demostraciones de los es– tudiantes negros, que no había nada inherentemente in– moral acerca de la segregación. La explicac·ión es que ningún movimiento ;intelectual puede ser comprendido simplemente en términos de las posiciones es,pecíficas que algunos de s.ts representantes toman, de vez en cuando, individualmente. La característica distintiva de un movi– miento 'intelectual es el método que sus miembros usan para llegar a conc:lusiones. Consistencia, aun cordura, debe buscarse en lo que constituyen las premisas presen– tadas en forma de argumentos.

Todo movimiento intelectual aparece, tanto a partida– rios como opositores, como una extraña mezcla de posi– ciones, cuando carecen de una comprensión del trasfondo

y de las características distintivas del movimiento. Aun– que no son; necesariamente, aquel10s que mejor han ex– presado el punto de vista conservador, los hombres seña– lados por los liberales como 'representativos del nuevo conservatismo han sido, con frecuencia, los historiadores Daniel Boorstin, Clinton Rossiter y Russell Kirk. Estos - historiadores se han distinguido por su visión de la socie– dad como una unidad orgánica. En sus trabajos esa visión de la sociedad toma su forma en lo que Richard Weaver llama "el argumento de circunstancias". El ante– cedente más inmediato en la cultura de los Estados Unidos de un movimiento inteledual que considerara a la sociedad como una unidad orgánica fue el grupo llamado indistin– tamente, "Los Fugitivos", "Nuevos Críticos" y "Agraristas Sureños".

LOS FUGITIVOS

Y

EL PLANEAMIENTO ORGANICO

Después de la guerra entre los Estados, el Sur fue an.iquilado como entidad política. No sólo fue destruído políticamente, el Sur llegó a ser "El Sahara del Bozart". Como resultado de la Guerra Civil, afirmaba H. L. Menc– ken, el área de los Estados Unidos al sur del Potomac perdió la aristocracia de principio del siglo diecinueve,

"en las zanjas rojas de la guerra; la pobre basura blanca está ahora en la silla". El Sur, que había producido algo de lo más selecto del pensamiento en los primeros años de la república, era ahora la tierra de lo vulgar y lo pro– saico.

En el mismo año en que aparecieron las segundas series de los "Prejuicios" de Mencken, se publicó la prime. ra colección de ensayos de Frederick Jackson Turner. Aunque existe una nota de pesimismo en el pensamiento de Turner, el énfasis estaba en el desarrollo de la demo– cracia. En 1926, J. Franklin Jameson comenzó a hacer hincapié en los "revolucionarios" aspectos sociales de la Revolución Americana. Y cerca del fin de la década, Parrington comenzó a publicar sus "Corrientes Principales en el Pensamiento Americano" en las que saca paralelos de los puntos de oposición entre conservadores y liberales del pasado americano. Parrington tomó lo que él creía ser el punto de vista de Jefferson en vez del de Hamilton, y así se lo advirtió al leetor en el prefacio de su libro. El to– no de las declaraciones populares en los Estados Unidos en la década de 1920 fue optimísticamente "liberal' , a pesar de que, -o qu:izás por razón de que-, el Partido Repu– blicano dominaba la política nacional. La vida en los Es– tados Unidos se estaba haciendo más grande y mejor, y

los críticos sociales creyeron que para que pudieran haber dos ejemplares de cada cosa para .fodos, y no menos, era necesario que hubiese "democracia social".

Dado este tono de criticismo social y el extenua– miento de los Estados del Sur, es sorprendente que una, refista literaria haya salido de Nashville, Tennessee en Abril de 1922. Editada, y en su mayor parte escrita, por un grupo de profesores y alumnos de la Universidad Vanderbilt, EL FUGITIVO tomó n,uy pronto su puesto al lado de POESIA, LA REVISrA PEQUEÑA Y otras dominan– tes " revisl'itas" de la época. Aunque la revista EL FUGI· TIVO duró apenas cuatro años, la excitación que produjo ayudó a animar el crecimiento del Renacimiento Literario Sureño, y las actitudes expresadas por sus colaboradores han ganado tel'reno hasta el punto que hoy algunas de esas actitudes son las bases de los escritos de los nuevos conservadores. Al principio, los Fugitivos dirigieron su atención a cues·tiones de estética. Muy pronto, sin em– bargo, comenzaron a tratar cuestiones más amplias de cultura. En su apreciación de "EL FUGITIVO, 1922·1925" Allen Tate nos cuenta haber escrito a John Crowe Ransom: "Le dije que deberíamos hacer algo acerca de la his· toria y de la cultura del Sur. John me había escrito el mismo día, el mismo mensaje".

Allen Tate escribió las biografías de Stonewall Jackson y Jefferson Davis, en las que intentó evaluar la experiencia de la Guerra Civil en el Sur. Warren publicó una biografía de John 8rown, en la que lo retrataba col11 0

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