Page 33 - RC_1963_11_N38

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.. . fundada. 'El présidénte 'Teddy RooSéveil ié– 01ón :'f~ cuarenta y dos años cu.ando. fue elevado des– nia s .cepresidencia a la presIdencIa por la muerfe de la vlsidente William McKinley. Rennedy hal?ía del aretanto tiempo como Nixon. e!!. el servicio fecl:er~J

¡JasW.&shingfon, pues los dos se mlClar~)l~ como mlem– de del Congreso en 1946. Norfeamenca estaba en bro s ncrucijada Y era el momento de nombrar ún una 'dente joven, infrépido e imaginativo, 'un jefe que

pr~~ ra guiar al país a través de una "Nueva fronte–

p~, le Jack Kennedy era ese hombre. ra , la

campaña dio comienzo. Rennedy y su com- - ro de candidafura, Lyndon Johnson, cruzaron sus

pan~s políticas con Nixon y el candida:f:o republicano ar¡ vicepresidencia, Henry Cabo:f: Lodge, e¡ mismo a a ~n Jack había derro:f:ado en las elecciones dé 1952

qUla el Senado de Massachuse:f::f:s.

par El ímpe:f:u de la campaña fue creciendo. Las do- .horas diarias de campaña aumen:f:aron a catorce y

l~ego a dieciséis horas, sei.s días por :;;emana, con los d mingos reservados para Ir a la IgleSIa, descansar un

p~co y ce~ebrar luego más conferencias sobre plaD:es, y esfra:f:egla. ! '

Una fea liierafura que alen:f:aba el odio con:f:ra los católicos llenaba los correos, sobre :f:odo en el Medio Oes:f:e y en el Sur. Los sacerdo:f:es ca:f:ólicos, general– men:f:e permanecieron al margen de la con:f:ienda po– ll:f:ica.' Así lo hicieron :f:ambién la mayoría de los ;mi– nistros profes:f:an:f:es, pero no :f:odos. Algunos predIca– ron abierfamen:f:e desde sus púlpitos que sería un pesas:f:re nacional el que un ca:f:ólico llegara a ser pre-siden:f:e.

Con el fin de ases:f:ar el golpe definitivo con:f:ra la in:f:olerancia religiosa, Jack se irasladó en avión a Texas para pronunciar un discurso an:f:e la Grea:f:er Hous:f:on Minis:f:erial Associaiion, una fuerfe organiza– ción de clérigos pro:f:es:f:an:f:es. Su discurso debía :f:rans– milirse a todo el Esfado mediante la felevif:¡ión. La importancia de la ocasión, aunque nunca sé declaró así oficialmen:f:e, era tal que si Jack no conseguía convencer a los minisfros pro:f:es:f:an:f:es de que era ca– paz de desempeñar el cargo de presiden:f:e de la mis– ma manera que un no católico, no lograría el apoyo de aquel poderosísimo grupo.

Leyó una declaración de cinco páginas en la que decía:

"Creo en una Norfeamérica donde la separación de la Iglesia y el Es:f:ado es absoluta, donde ningún prelado ca:f:ólico diría al presidenfe, aunque fuera católico, cómo de obrar, y ningún minis:f:ro pro:f:es– tan:f:e diría a sus feligreses cómo deben vo:f:ar. .. Yo no hablo en nombre de mi Iglesia en las cuestiones públicas, y la Iglesia no habla en mi nombre". Las palabras de Jack es:f:aban alcanzando su obje– tivo, y cuando se aproximaba a un párrafo que sería frecuen:f:emen:f:e citado en el fu:f:uro, resal:f:ó su signifi– cade;> con enérgicos y dramáticos movimien:f:os de la mano, como si cortase el aire:

"En cualquier cuestión que yo haya de afron:f:ar como presiden:f:e -si soy elegido- sobre confrol de la na:l:alidad, divorcio, censura, juego o cualquier o:f:ra cuestión, haré mi decisión de acuerdo con es:f:os pun–

l~s de vis:f:a, de acuerdo con lo que mi conciencia me

d~c:f:e que va en in:f:erés de la nación y sin a:f:ender a nmguna presión o dic:f:ados religiosos ex:f:ernos. Y nin– guna fuerza ni amenaza de cas:f:igo podrá hacer que me decida de ofra manera. Pero si alguna vez llega– ra el momen:f:o -y yo no admi:f:o que ningún conflic:f:o

se~ posible ni remo:f:amen:f:e- en que mi cargo me 6:ngiere o violar mi oonciencia o violar el in:f:erés na– clo.nal" enfonces dimiHré del cargo, y creo que ,cual– qUIer funcionario público conscien:f:e haría lo mismo". ,Nadie podía pedir a Jack que dijera más¡ nad~e

h~}:)la esperado que dijese :f:anio. La cues:f:ión no vol–

~.10ka plan:f:ear dudas, al menos en lo que se re~ería ,a ac y a los que escucharon su discurso. Los Ciúda–

~an~s de la Liberlad Religiosa, la organizació# q~e

a~l,a forz~c;lo al principio el :f:ema, publicó una. decla– raclon cahÍlcando el discurso de Jack como "la más Comple:f:a, inequívoca y franquilizadora deolaración qsüue P~día. esperarse de una persona colocada en su uaClon",

Debate crucial ante las cámaras de televisión con su

contrincante, Richard M. Nixon, durante

la campaña presidencial.

Al iniciarse la campaña, en un dramático aefo, Jack había desafiado a Nixon a celebrar un serie de deba:f:es :f:elevisados para emular las his:f:óricas discu– siones enfre Lincoln y Douglas. Nixon, recordando el mediocre discurso de J ack en la Convención de Los Angeles, que había presenciado por :f:elevisión, acep:f:ó el re:f:o. Aquel fue el gran error de Nixon. El desafío de Rennedy fue un éxito para ésfe. El primer deba:f:e, en Chicago, fue par±icularme~:f:e deci– sivo. Nixon -con su rosfro de barba cerrada y mar– cadas facciones brillan:f:es de sudor- se mos:f:ró des– vaído y blando a los se:f:en:f:a millones de norfeameri– canos que con:f:emplaron aquel primer deba:f:e. Sus argumentos fueron flojos y poco impresionan:f:es. A su lado, Kennedy parecía -'-y lo era~ vigoroso, aler– ta, agudo y claro. Su afinado y lógico análisis de la situación in:f:erna de los Es:f:ados Unidos se irradió a todo el país en tono ailo y claro. En una hora esca– sa, la aparición de ·Kennedy en la :f:elevisión nacional deshizo las acusaciones de los republicanos acerca de su juven:f:ud y fal:f:a de madurez. Puso. de manifiesfo a un nuevo candidaio: Jack Kennedy, joven pero ma– duro, agresivo pero corlés,' impe:f:uoso pero :f:ranquilo, in:f:elec:f:ual pero :f:ambién práefico. Había encontrado su camino.

Impercep:f:iblemen:f:e al principio, luego de mane.. J:"a más notoria y finalmen:f:e con ímpe:f:u incon:f:enible, la campaña de Jack emprendió el vuelo y se remon:f:ó a las nubes. Mul:f:i:f:udes en:f:usiasmadas le rodeaban siempre que se de:f:enía en alguna parle. Influyen:f:es periodis:f:as respaldaban su candidatura.

La marea había cambiado, dijeron los en:f:endidos; La vieforia de Rennedy sería aplas:f:an:f:e. Pero, no queriendo dejar nada a la suerle, Kennedy aceleró el ri:f:mo de su campaña. Días de dieciocho y vein:f:e horas de aefividad eran comunes. Parecía y hablaba como un vencedor, corno un vencedor con una causa: "Dadme vuesfras ma:nos y vues:f:ros corazones -decía a las mul:f:itudes- y uníos a en la Nueva Fron– tera".

8 de noviembre de 1960. La elección no fUe una abrumadora vicioria ,para Kennedy. De hecho, fue la más disputada del siglo. El clan Kennedy en pleno con:f:emplaba nerviosamen:f:e los resul:f:ados des– de la casa de Hyannis Porl. Jack adquirió ven:f:aja al principio. Luego cedió ligeramen:f:e. Millones de norfeamericanos de :f:oda la nación permanecieron le– vanfados has:f:a mucho después de media noche,' en espera de que los úllimos resul:f:ados de las elecciones fueran comunicados. Desde Los Angeles, a' las dos de la mañana, Nixon aparece en la felevisión. La j;losa va mal, dice, pero por el momen:f:o no admiliré

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