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« Previous Page Table of Contents Next Page »ellos Rarnírez Goyena, eUa11do le llegó la llolicia que el General Arsenio Cruz había dado un cuartelazo, tornándose sorpresivarnen±e la Forlaleza de la Loma. Se le advirlió al PresidEm±e que el Dador Salvador Cas±rillo, Presiden±edel Congreso Nacional se había tornado el Campo de Marle. El Presidente Chamorro sin alierarse ±omó su bastón y acompañado de Hum– berta Pasos Díaz, Ismael Solórzano y Ramírez Goyena, se fué al Campo de lVlarte y lomando de la solapa al insurgente Castrillo le quitó la forlaleza rebelada y lo redujo a prisión. Este gesto de valor del Presi– d ente de la República fue correspondido en toda su magnitud por el valor personal y decidido de Ramí· rez Goyena.
Fauna Nicaragüense
En la cabeza dé Ramírez Goyena aparece una nueva concepción científica. Un día le dice el Presi– dente Chamarra que está dispuesto a escribir la FAU– NA NICARAGÜENSE. Don Diego Manuel Chamarra se entusiasma con el ofrecimiento y expide el Decre±o con ese fin. No obslanie sus años de edad el hom– bre de su puño y letra comienza a escribir y
para la clasificación concibe una frase "RETIGLAORFATRI– GEES", abarcando con ella las diversas circunstan– cia.s. Comienza: -?\YES. PECES e±c. Animal por anImal los va claSIfIcando. Trabaja hasta alias horas de la noche con el objeto de cumplir el ofrecimiento que le hizo al Presidente Chamorro. Sucede sí lo inesperado, cuando llega a la "F", es decir FIERAS. muere don Diego. Es indudable que Ramírez Goyena se entristece tanto por la muerte del amigo corno por
10 problemático que observa la feliz conclusión de su irabajo. Desalen±ado, de pronto siente una anima– ción. Llega al Minis±erio de Gobernación uno de sus 'alumnos, don Segundo Albino Román y Reyes y es– pon±áneamenie le manda ofrecer al Maes±ro la más a:m.plia cooperación y ±odo lo que esié de su parte para que su obra la FAUNA NICARAGÜENSE sea de– bidamente pagada por el Estado. Pero no se quedó solamE;n±e en este ofrecimien±o, la atención generosa del efIcaz colaborador del Gabinete del Presidente
Martíne~, ~ino que puso su empeño para que en justo reconoClmlen±o a la fecunda labor de Ramírez Goyena, el Es±ado correspondiera en algo y con este fin consi– guió que se le donara una casa, que le sirviera de techo y calor hogareño, en donde pudiera pasar ±ran– quilamente los úl±imos años de su vida. Así se hizo y ese bien inmuéble está situado en el barrio de San Antonio de la ciudad de Managua. De esta ma– nera hubo una rosa siquiera, en medio de las espi– nas de sus años de sacrificio, sirviendo a la ciencia y a la enseñanza de Nicaragua. Con cerleza no se puede decir si esta obra científica de Ramírez Goyena se concluyó.
Cae el Telón
Pasaron los años y la recia viialidad del maestro se resistía al empuje avasallador de las mismas leyes naturales de la vida. Pasando por sobre las aparien– cias físicas, las reservas espirituales lo mantuvieron en pie en su cátedra, rechazando cuanto ofrecimienio generoso se le hizo para que el Es±ado le pasara una pensión, a fin de alejarlo de la cátedra en el Ins±itu±o Nacional de Managua que hoy lleva su nombre. Los buenos amigos que llegaban con esta embajada, oían las mismas palabras "primero la muerte antes que dejar de trabajar". Efedivamen±e el viejecito fiel a sus sentimientos, y a su gran voluntad, con la mano firme en la empuñadura de su docencia, dos días antes de su muerte esiaba impartiendo su clase de fisica. Y un sábado 23 de Julio de 1927, la muerte llegó de improviso y lo arrebató de este mundo. Uno de sus úl±imos alumnos él exquisito poeta Dador Ju– )io Linares, en la Revis±a "Los Domingos", de esa épo-
ea escribió Uli soneto sobre RamÍl ez Goyena, y es el siguiente:
Este gran Don Miguel, mucho me inquieta, Ninguno en el saber le sobrepuja, Para hablarme de letras es un poeia
y en la química usual es una bruja.
Sabio profundo, delicado estela, Bajo su noble calva se apretuja El Arte con la ciencia, y se arrebuja La gloria más brillante y más discreta.
Alma sensible y mente vigorosa, Puede hacer una fábula preciosa Corno trazar la línea de un coseno.
Por su sana paciencia y su valía Inspira admiración y simpatía
Es±e gran don Miguel, modesio y bueno.
JUllC!O FINAL
Las exequias tributadas al ilustre exponente de la enseñanza nicaragüense, fueron excepcionales. En el Institu±o Central de Managua que recogió por años su valiosa palabra, allí en donde lució espigado, enér. gico, pletórico de ciencia y de saber, en donde había manifestado el prestigio de sus energías, en donde se había movido con intenso interés, en el desenvolvi. miento de su cáiedra, allí estaban sus restos morlales en una improvisada Capilla Ardien±e, rodeado de alumnos y exalumnos. El Poder Ejecutivo declaró el infausto acontecimiento, duelo nacional. Las delega. ciones no solamente colegiales sino representativas, de las fuerzas vivas de la nación, se hicieron presen· tes en derll.os±ración del duelo que acongojaba a iodo el país. Duranie la procesión fúnebre el programa no se pudo desarrollar, porque una lluvia ±empes±uo. sa se desató esa tarde sobre Managua.
Podernos decir én conclusión que en Centro Amé· rica, es muy raro el cul±ivo de esta clase de persona· lidades cieniíficas corno Raroírez Goyena, por la in· consistencia del hombre Centro Americano en este clase de disciplina. Por mucho que sea la pasión en los primeros años, el interés declina hasta alejarlo bastante en los estudios emprendidos en la juventud. Desde este pun±o de vista resul±a más laudatoria la labor de Ramírez Goyena que en aquellos años, baso ±an±e estériles para el desarrollo científico Centro Ame ricano, han insistido lan±o en el desenvolvhnien±o in· vestigador, hasta lograr resul±ados exitosos. Solo un hombre corno él de indoblegable espíritu y de recia voluntad lo maniuvo en pie en aquella difícil tarea sobre los soleados y polvorientos carninas de la cam· piña nicaragüense. LA FLORA NICARAGÜENSE, en el campo científico de nuestro país, constituye un esfuer
20 comparable solamente con el que rnuchos años des pués verificó S±andley con las especies cenrro america nas y aquí precisamente en esta cita es donde esté\ el mayor mérito de Ramírez Goyena porque en la rea· lización de su tarea únicamente entraron en juego los recursos y la inteligencia de su propia persona, mien iras que S±andley tenía a su alcance los vastos cono cimientos de su preparación técnica, caraderística del especialista moderno y con los medios y la experien· cia de varias décadas más acumuladas en estos aje· freos propios de la investigación de los tiempos que vivimos.
Nicaragua ha de rendirle siempre :l:ribu±o de sim· patía a Miguel Ramírez Goyena y su nombre al recor· darlo las generaciones estudiosas, refrescan las flores del agradecimiento nacional. Muy bien lleva el Ins; titulo Central de Managua, su nombre esclarecido pa· ra que las pajareras que año con año se renuevan, finquen sus mejores propósitos e inquietudes, en el mérito de este gran nicaragüense.
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