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).(.\.\.08 importauos - l~ox Ilollnd, \Valwr Hound, Black &, Tan, y otros, hall venido a substituir a nuestros perritos tigT(ll'OS

~ l'I'lIadews de antaño que íl11icamcntc s(~g'ían al tigre o al ycnado cuando se encuentran con ellos. EIl cambio, los perro;.: . de ¡-aza los trahajan y man~an signiéndolos POI' donde han pasado muchas horas auft's.

V¡Hió en el sentid.. de que se gratifitai'ía toh $WO.OO (;()Io–

nes,

1) sea parte de la multa, a toda persona que denun– ciara a una tercera que estuviera violanclo la ley y tltrtls

$100.00 colones de gratificación también para la autori· dad del lugar que ejecufara el cumplimiento de la ley. Se prohibi6 el eomercio de ,pieles y de carne de vermdu, y

como una consecuencia lógica de esta sabia disposición, en muy pocos años, los costarricenses han visto aUlVle.,tar– se en una forma que ya llama la atención, la reproduedón de toda una especie que estaba ya POy extinguirse. La carta que r'ep¡'oc\uzco a continuación, -tle un nici!-tico que todavía vive en el Guanacaste, don Nacho Baldelomar Barrios-, fue una de las principales guías Pil–

ra la legislación que finalmente se aprobó en el Congreso

de Costa Rica. No hay duda que la experient:ia de don ¡\lacho, sirvió fundamentalmente para que esa legisla" ción se llevara a cabo con ~odo éxito, y que hoy ya se eslé disfrutando de los beneficios de la misma.

i:n ClíJsla t'tÍt¡¡, (mis~í¡¡¡ una si~uaeiól1 simila, él la cle Nicaragua, y el país vivió Ui'I caos tuando eazadc)I'es inas– crupulosos se dedicaren! éll comercio de la fauna silvesl're, Caravanas de individuos que no merecen el nombre de cazadores, se dedicaban

él asesinar los venados, venadas

y venaditos COIiI el únÍf:@ objeto de .:;omerci<1i' wn el euem

y aU carne. Así las cosas, la huna el1 Costa Rica llegó tasi uf desaparecer hasta que, un grupo de verdaderos ca· zadores, preocupados por la seria situac:ión de la fauna

del ,país, lograron pasar una ley en el Congreso de la Re·

rúblie<Jl de Costa Rica, par}) proteger en forma definitiva,

I¿,¡ fauna que se extinguía. Dicha ley, contempla aspectos muy interesailtes, como la veda ~otal de ciertas especies que ya casi habían desaparecido del territorio nacional.

Se pyohibía, por ejemplo, matar la danta o tapir, se regla. meilt6 la ca~¡¡ según las épocas indicadas de acuerdo con el celo de los animales, mamíferos y la de las aves, de

¡¡cuerdo CUil las épocas migraturias de las mismas, en cuanto al venado se refiere, se prohibió terminantemente miltar las hembras y se estableció una multa de $300.00

colones por la primera vez, :para aquella persona que in·

rri!1¡;¡i<w~ clich<J disposición. C()i'l1(} dicha disposici6n m:i

H~ clJiYJf-lIi@ ~i'j l~ fJrádica al prindpiu, po!>teriOYMente, se

La carta dice así:

"Señores Diputados!!! Hagan algo, estamos semana de ,protección de los recursos ili'lrUYilles.

¡<iMtlS li1 veilad@!!!

en la Prote"

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