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m~nte confiaba en mí, para colaborar con él en las relaciones exteriores, acepté el nomDlamien–

to Pero acto continuo se extr~maron las hostilidades can todos mis amigos Nombraron

iurado a don Adolfo Díaz, simplemente para molestarle. Fueron crueles con mi hermano fulo– gio, que en fuerza de su caráctel 1 de la rectitud de su conducta salvó su nombre, y a mi hermano Pedro Rafael, lo acosaron hasta llevarlo a una honrosísima ruina económico, que era sello de dig– nidad en un hombre que acababa de manejar millones, con manos limpias y alto patriotismo Al doctor Móximo H Zepeda, /0 obligaron a ausentarse del poís, lo que resultó pO! fuerza de su

superioridad mental, un gran éxito en su destino personal. Por estas razones me ví obligado a

elevar mi renuncia explicóndole la causa al Presidente Gral Chamarra en el siguiente documento, que me parece necesaria trascribir, para la mayor claridad de mis Cabos Sueltos

"Granada, 6 de septiembre de 1917

fxcmo Señor Presidente, General don fmiliano Chamarra,

Managua

Excelentísimo señor

En uno conferencia que tuvimos los dos en esta ciudad, en cosa de su podre don Salvador Chamarra, le expuse que el aceptar su candidatura, la sección del Partido ConservadO! que yo

representaba, bajo el convenio firmado en septiembre del año IJasado, fue con el único objeto de unificor el verdadero partido conservador, amenazado de disolverse por intransigencias y otros

pasiones vehementes, pero que, como ya electo Ud, e inmediatamente después, todos los hom–

bIes de combate de su círculo se habían desataio en uno agresividad inj<JIiosa contra la admi–

nistración anterior, yo entendía que el móvil de aquel convenio estaba quebrantado, }'

pOI ningún

punto, deseaba que fuera mi presencia en Washjngton, que tanto parecía contrariar a sus amigo!

obstáculo para el tranquilo desarrollo de su administración, y estímulo de esas hostilidades que

abismaban codo vez más nuestras divisiones, y en consecuencia de esos deseos, en el punto del

convenio que se relacionaba a mi nombramiento, dejaba a Ud en libertad para no cumplirlo, ofreciéndole poner de mi parte ante el público satisfaCCión igual a si estuviese cumplido

Usted en esa ocasión se mostró enteramente en desacuerdo con ese espíritu de hostilidad

de sus amigos, y tuvo conmigo largas explicaciones sable las intenciones en que fundaría su con– ducta futura de mandatario, asegurándome se inspiraría en las más amplias ideas de reconcilia– ción entre todos los elementos conservadores

Dos veces más conversamos sobre el mismo tema, en ocasión de llenar el cumplimiento de

otros puntos del mismo convenio, y entonces Ud calificó de impertinente la política de sus ami–

gos, y volvi6 o repetirme que lo suyo se inspira, ia en los mismos pro,o6sitos que le movieron a

subscribir la reconciliación y en la necesidad de unificar los antiguos elementos luchadores del partido, gastando frases de estimación y de elogio para don Adolfo Diaz y para todos sus cola–

boradores, cuyos servicios al país y a la causo conservadora reconocía

Estas dedmaciones de Ud merecielon, por sUPU0sto, la aprobación de mi parte, y nos hi–

cieron a mis amigos y a mí cerrOl los ojos a las faltas de cumplimiento de varias obligaciones del

convenio por parte de los suyos, como fueron, por ejemplo, en la elección de diputados, primelo,

y después, en la selección de candidatos pOlO IriS magisflaturas

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