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y para que todo camine, muy a mi pesar me vaya despedIr de

endetezó un poquito y me tendió una mano vacilante, casi des~

cometiendo una infidencia, que mis instrucciones son de decirle que sí, y darle gusto en todo aquello que me solicite y que no sea un verdadero imposible

Vení Chayó, dijo, oí lo que me está diciendo el señor Cuadra Pasos; I1ágame el favor de repetírselo a la Chayo

Tuve que hacerlo, y la Chayo que bromeaba algunas veces conmigo, me cenó un ojo

Pues yo quiero hacerle un reclamo al Gobierno de Nicaragua Ya lo tengo arreglado con

el Agente Financiero don Ped.o Rafael CuodlO Cuando estando en México fuí destituido por el

Gobierno del Gral Juan J Estrada, se me quedaron debiendo varios meses de sueldo Hacien– do cuenta alcanza el volar de cuatro mil dólares reconocidos y aprobados por don Pedro Rafael

Bien, don Rubén Le serán pagados Si usted me lo permite y para mayor comodidad del Gobierno, y seguridad de usted mismo, se le mandarán dos mil, hoy, y los OtlOS dos mil, en

él mes que viene Aceptó inmediatamente

Según parece, esa fue idea de la misma Choyo soplada al Presidente Díaz

Agregó Rubén Tengo otra cosa que pedirle Está preso en la Penitenciaría mi buen amigo y hermano en la poesía, Manuel Maldonado de Masaya Ignoro las causas de su prisión,

pero yo suplico que como un obsequio me den la libertad del reo

Inmediatamente que yo llegue a la Cosa Presidencial, la libertad del doctor Manuel Mal–

donado será ordenada

Me replicó Rubén No dOctOl, mándeme la orden para yo mandarlo a poner en libertad Manuel es indio y los indios son mal agradecidos y yo quiero que sepa y que le conste que soy

yo el que le doy libertad.

Así se hará don Rubén usted Me puse en pie El se

gajada pe. o aristócrata

De regreso a la Casa Presidencial, Benjamín Cuadra arregló todo Bajo una cubierta se

le envió un cheque por dos mil dólares, y bajo otra la OIden a la Penitenciaría de poner en li–

be.tad al doctor Manuel Maldonado

Pasaron como ocho días y uno de tontos me llamó doña Rosario para suplicarme en nomb.e de Rubén, que le visitara que tenia algo que pedirme Le dije, a las 10 de la mañana' estw é en casa de ustedes.

Efectivamente a las diez en punto llegué Salió a recibirme a la sala la Chaya y me dijo Rubén, te quiere para pedirte disparates Te suplico que no le digas que no, porque se irrita y le

hoce mucho daño a la enfermedad

Entlé al aposento El mismo escenario Rubén en el asiento y con la pijama de seda Me dijo

Doctor Cuadra Posos, salieron las cosas como yo le manifesté El indio de Maldonado cree que salió porque es un gran pe.sonoje que lIegwá a la Presidencia ele la República, y no me ha agradecido mi favor Yo quiera que me lo Vuelvan a echw a la cárcel.

Le contesté Bien, don Rubén, así se hará

El doctor Manuel Maldonodo era dueño del establecimiento llamado Venecia Cuando me

retiraba de donde Rubén, él estaba en la acera de la calle en la puerta principal ele Venecia !I!¡e

arrimé y como yo también tenía muy buena amIstad con él, le dije bromeando' Vaya CI esconder–

se elocto. Malelonado, y le conté la wbitraria solicitud de Rubén No se .ió el doctor ¡v\a/donoelo

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