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sus herederos, y en qué encuenÍra Íalt>– hiéll la ferrete, ía de don RoberÍo Reyes,

y en que Inés antcn 051uvo la ferretería

'IRichal~dflon" .

Nuevo ciorro de fcl Universidad,

Así 1109Ó el gobierno del Presidente 2",laya con respeto a la Universidad hasla ",1 año de , fl96, en el que, una revolución fnerie y decidida estalló en León el 24 de Febrero, por gran parte del elemento li–

beral rI osconÍento del giro diefafotial y aUÍoritario que había tomado el Presi– denÍe. No obstante la pujanza y juslicia ele la ,evolución triunf6 sohre de eUa el Gral ZeJaya con la cooperación on su fa– VOl" de la pal"k oriental de la Nación y

del Gobierno ele HonelUl'as. Poriando la

vi5toria on la punta do las bayonetas en–

Iró a Le6n el ejércitO del gobierno con

desBsh-es lTlúlfiples para la ciudad, entre

otros, la elestl"ucdón de la s en1presas de utilidad pública de agua y luz eléctrica, que aunque muy pequeñas y reducidas al cenlro de la poblacióll, significaban un adelanto p¡'ogresista en dla.

Después el PresielenÍe Zelaya, liberal,

cual afro Guzmáil, conservador, cerró fal'n–

bién po.... resenii:mientos políticos, la mis– '11a víc1in1a Univm:sic1arl de León.

Reconciliaci6n de! I'yeblo leonés con el Presiclente Zelaya.

.\ pesar elé los hechos elel Presidente Zelaya en la ciudad de León, elebe decirse 6n hon"r a la verdad histórica de los acon– tecimienÍos ele esa época, que llegado el año de 1897, es decir, el siguiente después ele la rev olución sojuzgada, en el que ya

los ánimos se encontraban serenados en

el rencor <le los odios políticos, hubo per–

sonas que COn nobleza p~trió±ica se inte–

resaron por llevar a efecto la reconcilia– ción entre León y el Presidente Ze1aYa, y

consiguieron que ambos se dieran la Ina– no de amigos, y hace el Presidente otra

vez fln entrada a la ciudad, pero ya con

la handera blanca ele la paz.

Me parece oportuno ....ep,oducir por lo raro y único, lo sucedido en el ban– quete, que corno uno de tantos home– najes se le tributaron al Gral. Zelaya eh esa ocasión, y que al publicarla lo intitulé: "TE LO DIJE QUE SE TE IBA A OLVIDAR".

"Los acontecimientos políticos de Ni– caragua a raíz de la revolución ele 1896,

se habían moderado y hasta casi ya ex– tinguido dentro de la vida social de la Nación, en una mutua conformidad de voIunÍad ante ;la fuerza imperativa de los hechós consumados. León, que en una justa. rebeklía se había levantado en ar–

1naS en contra de la nueva orientación de gobierno del Presidente Gral. 7.elaya, le brindaba de nuevo su alnistad. Pa,a ésto preparaba festejos y agasajos diversos, y uno de tRntos consistía en un regio ban– quete de carácter ente....amenle social, sin distingos tie colores partidistas, y que, iba ser ofrecido por el Licenciado don Juan Bautistá Pé,ez, abogado dislinguido y ze– layista de corazón. El Lic. Pérez con todo el entusiasmo de su cometido preparó el discurso y lo aprenelió de memoria para

COll m.ayor elegancia decirlo; Y, seguro de

tenerlo bien aprendido, se 10 recitó a su compañero de eSÍudios e ínÍimo colega y amigo el Lic. don Trinidad Salinas, hono– rable abogado conservador y que asisHría también al banquete como agasajo social, el que, con cierta risa le dijo después de oírlo, "está muy bueno el discurso, pero ¡;e te va a olvidar". El Lic. Pérez le pro– tesÍa basado en la seguridad de su memo– ria y en la cosÍumbre que tenía de ha– blar en público, y momentos antes del ho– rnenaje, en el propio local en que se daba, recita de nuevo su discurso al Lic. Salinas, quien insistiendo en su terrible vaticü~io,

le vuebre a decir:

II

se fe va a olvidar

rl •

Empieza el barique¡e, la música lanza al viento sus notas ele alegría y el cham– paña indica con sus ru1;>ias burbujas que es llegada la hora del discurso ofreciendo el suntuoso festival. El Licenciado Pérez se pone de pies, aparta de su lado el asien– io, levania su copa y con .fuerte y firme voz, empieza: "Exceleniísimoj $.. 501' Pre– sidente Gral. Zelaya" y aquí se para; vuel–

ve a eIl1pezar y le pasa lo mismo, y así

por .tercera, cuaría y quinfa vez, hasfa

que, el Presidente Zelaya viendo la peno– sa siluación del orador bafió palmas, elán– dose así po.r recibido del ofrecimiento que no se pndo pron"nciar.

_ El Lic. Péréz, nervioso, aÍurdido, des–

concertado, se qtlien~ sentar sin acordarse

que había retirado la silla y cae de espal– das al suelo, llevándose el mantel con los platos, vasos y botellas. En ese momento de horror para el Lic. Pérez y cuando to–

do era confusión, el Lic. Salinas con son– risa muy suya, y señalando con el índice

al caído Licenciado, le dice con voz suave

y cerca de él: "Te lo dije que se te iba a olvidar".

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