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Industrias sin considerar su verdadero aporte a la produc.

ción centroamericana.

Aunque casi todas las leyes de incentivos para la in~

dustria han insistido en la necesidad de proteger industrias que elaboren materia prima nacional, tal disposici6n ¡pa– rece haber sido letra muerta para quienes están a cargo

de los programas de industrialización. Las industrias constituidas se limitan, en su nlayoría, a elaborar la etapa

final de un producto en que la tolalidad de su materia pl'ima ha tenido que ser importada. Como las barreros aduaneras y los privilegios fiscales han permitido a estas empresas ofrecer sus produdos con una re.ducción de prea

dos, su consumo ha incrementado; de tal forma que la importación de matarlas primas semi-elaboradas puede significar mayores desembolsos de divisas de los que ano

tes se incurrían por las im,porfaciones del mismo producto

en su acabado final. Asi que la economra de divisas s610 ha sido una ilusi6n 6ptica.

Esta dis'orción que está ocurriendo en la composici6n de nues1ras importaciones, de productos acabados a ma

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terias semi-elaboradas, está haciendo nuestra economía más sensitiva a las fluctuaciones del comercio exterior pues los acontecimientos desfavorables del exterior que antes limitaban sus efectos directos en nuestras activida– des de exportación ahora ampliarán su radio de ac.ción cobre nuestras industrias; ya que cualquier caida de nues–

tra capacidad externa de pago afectará a estas empresas, ante la imposibilidad de la economia, por las limitaciones de la balanza de pagos, de continuar proveyéndose en el exterior del mismo volumen de materias t"imas.

Tales acontecimientos pueden lanzar al desem.pleo a ciertos factores, que antes de ser atraídos hacia la indus.. tria tal vez estaban siendo empleados en otras actividades

~roductivas menos sensitivas al comercio exterior. Esto sin contar el costo que significará mantener una capacidad industrial, adquirida a tan alto costo, en desuso mientras

la economía recupera de nuevo su antiguo poder adqui. sitivo frente al extraniero. Esta circunstanci~ se complica más al considerar que la mayor parte de los productos industriales se están fabricando con patentes exclusivas de producci6n o bajo determinadas marcas de fábrica. Asi que la industria centroamericana se ha visto obligada a admitir una fuerte participación de capital extraniero o a pagar fuertes sumas en concepto de regaifas por ".ten. tes y tr.de mark. la poca economia de divisas ahorrada por la incorporación de un mínimo de Inano de obra cen– troamericana puede estar más que contrapesada por los gastos de divisas para cubrir las remisiones en concepto de estos servicios.

Tampoco este proceso de industrialiaci6n significa progreso alguno en la distribución del ingreso. Su efec– to distributivo podrla ser más bien negativo. Aunque la industrializaci6n puede significar cierto incremento en el empleo, el salario ,pagado en esta industria no difiere grandemente del reconocido en otras actividades; ni po.. drá provocar de por sr un incremento 9n la tasa ge.neral de salarios. Por otra parte, las pérdidas en concepto de impuesto para el fisco más que compensan las pocas opor· tunidades de empleo que crea. Estas pérdidas redundan en periuicio de los consumidores cuando el Estado trata de resarcirse de ellas sustituyendo los aforos aduaneros par impuestos al consumo. En tal caso, el consumidor financia ,parte de las ganancias del empresario, ganancias

que s610 persisten por la dispensa de las cargas fiscates que se le han concedido.

Otro aspecto que se ha descuidado en el proceso de industrialización es el t:osto en que la economr. está in_ curriendo a causa suya. Con la creación de ventajas artificiales el empresario obtiene una alta lucra ti vi dad por los recursos que moviliza hacia la industria. Pero desde

el punto de vista de la economía en general, dicha movi. lizaci6n puede resultar poco productiva. Con la limila. ci6" de recursos que una economía tiene, la canalizaCión de recursos hacia la industria s610 se pued.. logr.r me. diante su sustracción de las otras actividades,

El Ilroceso de industrialización nos puede estar Con.

dueiendo él que el poco ahorro formado en nuestras economras se invierta en actividades que desdo el punto de vista del desarrollo econ6mico no me,ecen prioridades.

A Ipesar de que todo! reconocen que nuestra agricultura exige todilvía una mayor explotaci6n capital intensiva, ésta no está ocurriendo a la tasa requerida, puesto que nue.. tras inversionistas han encontrado más lucrativa y menos

azarosa la industria con sus .protecciones artificiales. Esto nos puede llevar a un estado de sub.capitalizaci6n de nuestra ¡:¡gricultura con una productividad estacionaria o

decreciente de fatales consecuencias en nuestro desarrollo ecan6¡nico.

Siendo países esenc¡.lmente aurleolas, s610 la agrl. cultura nos podrá proveer de los recursos necesitados para nuestra industrialización. Pero si la tasa de inversión en

aquella se descuida su estancamiento pondr' serias Iimi. taciones al crecimiento de la industria.

La experiencia de ciertos paísos suramoricanos no

puede ser mib provechosa sin embargo, parece que le hemos dado la espalda y ya nos encontramos atrapados por la misma ilusión quimera en que ellos incurrieron. Los incentivos artificialos otorgados a la industria en

aquellos paises, trajeron un rápido desarrollo de la medl.· na manufactura que requería fuertes inversiones en ma·

quinarias y materias primas importadas. El abandono que so le dio a la agricultura no tardó en manifestar sus efectos. La producci6n agropecuaria ptra el consumo doméstico no pudo mantenerse al ritmo del crecimiento de la poblaci6n, fuertes déficits surgieron que s610 pudie. ron ser cubiertos con hnport~ciones. Por otra parte, S8

descuid6 aquellas actividades primarias producloras do divisRS.

Al influj" de estimulos .rtificiales la Industria se In· fl6 hasta alcanzar un volumen tal que requeria un nivol de importaciones incompatible con la ca,pacidad de pago externa. la industrializacl6n lejos de economizar divisas aumentó las necesidades de ellas; mientras que 1, de capi– talizaci6n de la agricultura impedía que las exportaciones crecieran al ritmo requerido por la industriali%ati6n. Los desequilibrios de la balan.. de pagos no tardaron en tra· ducirso en fuertes presiones inflacionarias que hicieron poco propjcias las inversiones futuras. las economías llegaron a la situaci6n similar de una empresa cuya capa– cidad productiva habra sido aumentada por sus inversiones fijas, pero con grandes limitaciones en su capital de tra– bajo que 1.. impiden usarla a su plenitud.

Seria interesante que los economistas centroamerica– nos empiecen a traducir en cifras sus -preocupaciones sobre nuestro desarrollo industrial. Se hace imprescindible ha· cer comparaciones de los desembolsos efectivos en mono'

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