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de Castillo Chamarra lo hicimos en la oscuridad de la noche, y ounque 01 final notaron lo pre– sencia del Morieta no pudieron hacerle daño con sus tardíos descargas

En Bluefields el refuerzo entró a repartirse por el Gral Chamarra según el estado de cadq una de sus tres fortalezas de defensa PuntCI Caliente, La Loma del Cementerio y Pvnto Fría

Para terminar su ardid el Gral Luis Mena, /Jamó a tres altos y valerosos oficiales de su ejército, y les dijo que necesitaba urgentemente apoderarse de uno o varios números del ejército de Chavarría, para recoger unos informes que eran necesarios paro lo defensa total de la levolu– ción No explicó la verdadera forma de esta 0peración a los ejecutores porque dijo que enton–

ces no lo ejecutarían con el debido coraje

Los tres bravos oficiales realizaron su cometido brillantemente y volvieron de su asalto con unos cinco o seis prisioneros del ejército de Chavarría Este militar cayó en la falsa aparien– cia de un ataque general que se le venía encima y se alistó para él tonto más que en esp formo

se pronunciaban todos -los clarines de las posiciones del Romo

,:€-a c.Batcdla en <Pleito ':De.,arrollo

E

N toda la línea se peleó con grande coraje por ambos lodos Todos los asaltos, inten– tados sobre los tres puntos de la defensa fueron rechazados con grandes pérdidas del enemigo

Cuando el fuego estaba en su mayor rigor en la Lomo del Cementerio de Bluefields, el Gral Chamarra me mandó a una delicada comisión ante el jefe de lo Loma En la bahía frente al Bluff se había encallado el vapor San Jacinto, pequeño nave que había trosladado Zelaya

desde el Lago de Managua hasta San Juan del Norte para que sirviera de pvpilo al Venus, que no podía protegerlo porque estaba en otras dificultades de que hablaré después Llegué montado

en la mula del Gro; Chamarra hasta una gran piedra que quedaba al pie de la Loma hacia el lado de Bluefields

Un admirable espectáculo se puso a mi visto Los dos hermanos Masís que capitanea– ban el puesto, estaban conversando El GIOI Tomás Masis montado en su caballo y con la pier–

na derecha cruzado sobre la pistolera de la montura, su hermano el Gral Asunción Masís de pie a su (oda le decía a(go de importancia para (a batal/a Miles de balas los cubrían, repican– do sobre el zinc de la casa campamento Francamento tuve miedo de I/egar hasta el/os y per– manecí sentado en aquella piedra gritándole para ver si me oía, pero ,era ésto imposible por el estruendo de( combate

En eso pasó a mi lado el Coronel Ramírez que tenía el apodo de Calte por la forma de

s"u cara, se me acercó y me preguntó que qué estaba haciendo ahí Le expliqué mi comisión y

él se me ofreci6 para IJevar mi mensaje a los hermanos Masís Habiendo hablado con ellos se montó en toda forma en su bestia El Genera! Tomás Masís, vino para conversar conmigo Le expliqué el objetó de mi comisión que era pedirle un metraflista con su ametralladora y un grupo especial no moyor de veinticinco para que fueran al asalto de( San Jacinto

Se regresó a la cúspide de la Loma el Gral Masís, y mientras él tomaba los disposiciones del caso contemplé el poder del destino del hombre y lo terrible de la guerra, cuando vi venir dos soldodos que cargaban un muerto con un haloza en la mitad de la frente El muerto era el

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