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« Previous Page Table of Contents Next Page »torol Nor1;eamericana ei comando de todas las tropas, tanto de Marinos como de Guardias Nacionales en servicio en Nica– ragua durante el período de inscripciones yelección La mayor parie de los miem– bros de dicha Misión eran oficiales de lí–
nea de la Marina (Navy, y del Cuerpo de Marinos de los Estados Unidos (USMCI.
A la llegada del personal de la Misión Electoral Norteamericalla a Nicaragua, un jefe Departamental fue enviado a la ca– becera de cada Departamento político, donde después de un estudio cuidadoso de la si1uación y de consultar con el Coman– dan1e Deparlamental de la Guardia, aquél preparaba sus recomendaciones en cuanio al número y lugar de las mesas eleC±ora– les que habían de establecerse en su De– partamento Después de que las mesas fuesen de1erminadas era el deber de la Gu¡:trdia NacionaJ el hacer los arreglos ne– cesarios para su protección
Estos arreglos eran de dos categorías: la conservación local del orden y el impe– rio de la ley, salvaguardando las vidas del personal electoral y la seguricÍad de las urnas¡ y la protección de las localidades contra ataques rebeldes y depredaciones, asegurando el salvocol;1duC±o de los votan tes a las mesas y su regreso a sus hoga– res, lo misrno que la protección de las ac– :tividades propagándísticas de ambos par– tidos. El problema de l¡:t Guardia Se hizo más difícil por el hecho de que los Jueces de Mesta y Jefes de Cantón -una especie de alguaciles mayores- cuya coopera– ción había sido tan útil, fueron suspendi– dos' de' toda autoridad para el período electoral que se extendió del 7 de sep– fiembre al 6 de noviembre de 1932, día de la elección, inclusive.
Desp\1és que el número y el lugar de las mesas electorales fue delerminado, sé encontró, com.o se había anticipado, que las fuerzas de la Guardia eran insuficien– tes para cumplir las demandas de la situa– ción, por lo que el Jefe DireC±or pidió al presiden le de Nicaragua la autoridad pa– ra alistar un número limilado de auxilia– res para ser usados como Guardias de las mesas electorales y para el mantenimien– to del orden.
Por esle tiempo la fuerza total de la Guardia Nacional era de 242 oficiales y
2250 alistados, a esto deben añadirse 150 au:x:iliares en los Departamentos de León y Chinandega y 203 Policías Municipales, lo que dá un total de 242 oficiales -in– cluyendo Médicos oficiales- y 2603 alis– tados. El Jefe Director, con auforidad concedida por el Presidente Mancada a su solicifud, decidió el alis1amienio de 300 auxiliares, quienes sirvieron corno guardias de las mesas, relevando así a los
Guardias reguíare~ para servldos de coro.:
bafe y patrullaje.
Además de salvaguardar al personal eledoral y de proveer a la debida pro– fección de los ciudadanos nicaragüenses durante las inscripciones y la votación, la Guardia fue encargada con la obliga– ción de preservar el orden durante el Ple– biscito del Partido Liberal llevado a cabo el 31 de julio y el 7 de agosfo de 1932 y del completo control sobre la manufac– tura, venta, transporte y distribución de bebidas alcohólicas. La fabricación del aguardiente y su venta al menudeo es un monopolio del Gobierno. Este monopolio no se exiíende a la cerveza que es elabo– rada y vendida al por mayor y menor por ciudadanos privados.
Al principio del período eledoral cir~
cularon muchos rumores de que SancJ.ino y sus grupos de rebeldes ibaIl a impedir o al menos seriamente interrumpir las ho– nestas y libres elecciones. Por eSe mis– mo :tiempo se recibieron informes de la acumulación de armas y municiones en los poblados hondureños de Danlí y Cho– lufeca El servicio de inteligencia de la Guardia indicaba que los principales gru– pos de rebeldes se estaban movilizando para alguna aefividad. La Guardia, en– ionces, planeó y ejecutó f\1ertes campa– ñas ofensivas coniTa cada uno de los ires grupos principales de los rebeldes con eJ resultado de que dos de ellos fueron de– cididamente derrotados y el otro fu:e obli– gado a mantener un prolongado encuen– tro con una patrulla compuesta de auxi– liares bajo el mando de oficiales nicara– güenses, en el que tuvo que gasiar la ma– yor paríe de sus municiones y así se le privó de su poder ofensivo hasta después de las elecciones. Además, numerosas patrullas operaban constantemente en las regiones sujetas a las depredaciones re– beldes, feniendo muchos contados con és– fas, eviJ:ando así que interfirieran con la inscripción y los vofos, reduciendo la inti– midación de los votantes al punto de que los votos depositados en las urnas excedió en mucho a los depositados en las elec– ciones de 1928.
La tarea de dar unas honestas y libres elecciones al pueblo de Nicaragua fue te– nida como la principal misión de todas las fuerzas del Sérvicio Naval de los Es– tados Unidos que participaron en las mis– mas y después que unas pocas dificulta– des administrativas fueron vencidas, los miembros de las cuatro organizaciones envueltas, esto es, el Escuadrón en Servi– cio Especial, la Segunda Brigadn <.lel Cuer– po de Marinos de los Estados Unidos/la Misipn Electoral. Norteam!,,!ricana y la Guardia Nacional de Nicaragua, demos-
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