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Personalm~nte todo, fa

t~nía listo, dinero poro mis gastc¡>s p~rson9les, unq m9gníflca mulo, l/amado "Lo Canela" por !¡U color, con bUi:!nos, aperos, inClusq alforjas Noticié a mi tía Luz de qve eSa noche partía, y e/~a amorosalllen~e me,diío "Arrodíllate, que en nompre de I~ Virgi– nia tu madre, te vaya echar la bendición" Lo hizo así amonestándome de que siempre, pensa– ra en nuestro Señor Jesucristo, y q¡,¡e no, apartara la vista de él en los peligros que iba a correr Confieso que no seguí las iluminadas at;l1onestacíones de la santa fío Luz

A las diez de Jo noché llegué al Ceménterio' Después llegaron Fobia Guerra de Rivas y

el General J1debrando k'ocho Llegó Ca/ixto y esperamos haktd áltas horas dEJ la noche y no

se apareció ninguno otro de J?S comprometidos, COn todo que entre ellos habían muy buenos sol– dados, probados en otras ocasiones Entonces principié a observar el fenómeno de que hay dos clases de valor, el valor militar; al que presto coraje el afma en la mano, y el valor del civil; que vulgarmente se l/ama puntillo de honra del caballero.

Por fin nos pusimos en marcho dirigido~ por Talavera, que en verdad sin tocar camino, y

cortando muchas cercas" nos 9ubió al Mombacho, descendimos al otro lacto y ya tarde del día llega– mos a Belén Ahí Co/ixto nos entregó a Francisco Grillq experto en viaJ~s sepetos a Costa

Rico, que por cierto, unos dos meses después cayó en la trampa y murió fusilado. No podría tam– poco ahora hacer un trazado exactO,de ntlestra jornada Fueron tres días de grand9s riesgos

Una de, tantas" estando en una casa conocida de Gril/o, nos sorprendió u~a caballería de ZeJaya No tuvimos tiempo más que para meternos, en la montaña, y esperar que se fllera la caballería, Grillo nos ordenó que le tuviérQmos los patas delanteros a las bestias poro que ne;> hiciera ruido, a mí las emociones me dan sueño, y esta(ldo con las patas de mi mula agarradas,

me quedé dormido Cuando pasó el peligro me dijo Grillo

11 Qué hombre tan valiente es, usted, que se durmió anoche entre las patqs de la ml\Ja/" Ace¡::¡té el piropo vanidosamente y aÓn saqt,Jé el pecho afuera, pero en verdad me había dormido de puro miedo Reflexiono, que muchas fa-

mas tendrán base tan falso como la de mi coraje y valentía aquel/a vez! "

La frontera estaba oCiJFJdda, y no había más qué un solo desfiladero frente a una loma La noche oscuro Grillo nos explicó que debíamos pasar en có'rrero obierto de los bestias, v nos arregió, poniendo a IIdebrando Rocha en medio, porquye iba eh bestia blanca, al Jado derecho Fabio Guerra en un caballo retinto y a 'la izquierda yo. Cuando nos silbara arrancaríamos a co– rrer y' que lo siguiéramos a él Estrictamente cumplimos lo consigna Los de lo loma' sintieron algo del ruido y nOS hicieron tres descargas, pero ya estábamos al otro lado de la frontero'

, ,

No descansamos hasta llegar al amanecer a Copalchí, un punto situado en el rto de Las Vueltos donde había resgvmd,o de Costa Rica, y telégrafo Conforme a las instrucciones que traía de don Alberto Chamarra puse un telegrama a don Manllel Joaquín Barrios ,en SantCi;l Rosa, y él

me ordenó continuar el ,dío siguiente para esa hacienda famosa en dont:fe Fecibiría las instrLiccio-nes del doctor Adán Cárdenas. '

Los tres viajeros nos sentíamos cansadísimos, tqnto corporalmente (:omo en el alma por los peligros corridos; y las ansiedadeS y angustias sufridas. A mí me preparó el jefe de Copalchí dormitorio en un bote; acolchoflado de ropas, sin fijarse en si estaban limpias, o sucias DormÍ,

o mejor expresado dormimos los tres. de un tirón doce horas, Nos despedime;>s de Grillo que regre–

só a Nicor.agua convencido de que yo era un yaliente

Conseguimos un nuevo guía para que nos I/evara a Santa Rosa jQué diferente modo de viajar, a la luz plena eJel día sin preocuparse, de ning!ln riesgo en la jornada!. Llegamos a San–

ta Rosa casi 01 ponerse el $01. Estaba ocupadq la casa por toda la familia de don Manuel Joaquín