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de principia el cariño y en dónde prevalece el odio. Notaba yo que los domingos me llegaba una comida opípara, de platos selectos y me daba lástima que mi hermana Isidoro hiciera lo que yo

llamaba la locura de esos gastos. Después Sl/pe que esos almuerzos domingueros me los en– viaba Juanita Zelaya, la hija del dictador

Así también fui sorprendido un día por el Comandante de la Penitenciaría quien ~e llegó a notificar, que el Pre$idente Zelaya, "en un acto de generosidad" me permitía que me entraron libros para distraer mi inteligencia.

Es muy original ese acto de la dictadura Después supe, contado por Joaquín, que e( Ge– neral Zeloya cuando cumplía años una de fas hijas le hacía un buen obsequio y después le otor– gaba lo q!.ie lo hija le pedía Joaquín que me conocía desde niño le dijo a Juanita "Si quieres

fOVQrecer Q Carlos. conseguí que le permitan libros, porque teniendo que leer no vuelve a recor· dar que está preso'; Una hermanita de Juanita, llamada Isabel, que por cierto murió reciente– mente, cumplía años y Juanita hizo que le prometiera que cuando su papá le préguntara qué de– seaba, le dijera que me permitiera la entrada de libros a mí Lo hizo (a niña con uno generosi– dad de buena mujer y Ze(aya no fa(tó a su palabra, pero le dijo "Tú también te estás interesan– do por ese negrito que es bien molo y muy enemigo mío"

Gozó de mi privilegio Medrana porque en virtud de la complacencia del Cabo policía le pasaba fibras de (os que me llegaban a mí En eso ocasión aprendí a meditar leyendo y refe– yendo la Imitación de Cristo de Kempis En verdad argo gané en los meses qUe estuve en ta(

universidad

Un día de tantos llegó el barbero de la Penitenciaría y notificó al doctor Antonio Med,ano que (o iba a petar como medida higiénica ordenada por el comandante El doctor Medrana se

gozaba en su cabellera de poeta Le ap(icaron la máquina número cero y quedó mondo y lirondo

Yo (e dije a( doctor Medrana "A(ístese qué hoy sale libre usted!" "¿Porqué dice tal cosa, Cua– dra Pasos," Le contesté "Porque (o ha mandado a pelar el propio Generpl Zelaya que gusta de hacer sufrir esas pequeñas humillaciones a sus adversarios"

A (as cuatro de la tarde notificaron ,que quedaba libre el doctor Medrana Yo al irse,

se arrimó a mi reja y me dijo "Cuadra Pasos, cómo se ve que e( Generol Zelaya es granadino

y que sólo ustedes lo conocen bien"

No me quedé soro por mucho tiempo El onCe de julio me pusieron en libertad y cuan–

do sofí estaba Joaquín esperándome en la (.Osito de Isidoro Ya me tenían lista buena ropa y

barbero paro que me pelara y afeitara porqtle como me dijo mi hermana Isidoro, estaba que asus–

taba de feo.

Me fuí con Joaquín a su casa, Juanita estaba sentado en la acera del patio, comiéndos'~

un mango Joaquín, desde el zaguán de la casa, le dijo "Aquí te: traigo a( hombre" Elfo se levantó y fue corriendo a (avO/se la cara, en breve regresó, me adelanté a sa(udarla tendiéndote

lo mano, pero Joaquín me dijo. "Abi6zala que es tu hermana". Lo hice y fuí correspondido, se–

liándose así en aquel día una fraternidad efectiva y para siempre,

DESDE que sofí de la cárcel sólo pensaba en seguir el consejo de mi hermono Pedro Rafael,

de que si era perseguido nuevamente en Nicaragua, paro el conservador nicaraguense estaba abierta (a puerto de la frontera, y e( {(egar a e{(a es fácil, consiste en conseguir un guía

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