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-.Dios 10 quiera señor, hasta. mañana. El patrón le quebró las rienda!;'! a la mula

y l~ corrió las chocoyas desapare9iendo a po– atuto en una de las dos ondulaclOnes que el éamin9 ofrece para llegar a la Puerta de Tran–

ca en' cuyas inmediaciones está' ubicado el endia1?lado correcoyo±e que m.encionó él co– lono cornúpeto de La Aduana. . Corno el calibre de ese diálogo habido entre sirviente y patrón, con la diferencia de que pa'"a Maleo, éste es más autorizado, son

lÍ¡.s pláticas que' SUB compañeros sostienen con

él ~:uando la oportunidad se presenta. y lo mis– mO se puede osegu1'ar qué pasa con Cosme se–

gún oean las cil (mnstancias en que logran pes– cado, pues ésle es 1\,ás "juidor" que el 0.11'0 de

las compañías¡ adernás Calero no es mas que un querido y Herriández €lB el esposo de la jin.cha apetecida.

Su patrón no se franquea con él corno lo hizo con Matei±o porque juzga a ésie con de–

! echo y al otro sin ninguno, mas a pesar de esta opinión le ha hecho senfir a Cosme que debe de abandonar a la Luz para devolverle

la tranquilidad a Hérnández quien es la víG~

fima verdadera de esta endiablada putriarca indígena.' ,

VI

De¡;de hace alg~nos dids ha aparecido en

la cañada de Chayotepe el lenchano Daniel Guzinán quien piensa trasladarse definitiva– mente de San Lorenzo -,-lugl';1r de su naci– miento!- a la Montaña¡ es hombre bien pa– recido, con cincuenta grados de 11.atucho y Cin– cuenta de ladino, ni alto ni bajo, fornido, bronceado, de pocas palabras, suave de carác– tel, acochonado para hablar, da la impresión. de ser un gran tahnado, vaq\.lero de oficio, or– deñador ele fama y hombre para sus cosas or– denado aun. en aquellas en que andan de por medio las mujmes.

Desde que llegó se ha prendado de la

Luz 'l ésta del hijo de San Lencho, en las pa– rrandas, en las chichadas por los ocho días de cualquier difunto y en los-días de saca de cu– susa, Guzmán y la Hernández I';1ndan juntos y se olvidan, de los presentes para planear el deuumbe de Calero cuyos nacim.ientos ya car– comidos ceden con rapidez a las embestidas del recién llegado.

Cosme como si presintiera 13.1g0 que va a herirle el corazón, a pesar de su ceguera pa– ra no Ver los nuevos amoríos de su querida, sale poco de su rancho, no ha querido ni ir a trabajar y tiene el cuerpo "engarrotado" y con ull;a maluqueza que se la produce según él mIsmo lo manifiesta la falia de sol en las co– YUnturas acostumbradas a la brega con el ma– chete y al monólogo que a pija entabla des– tructoramente el hacha que él impulsa en la derriba de la hueda. ' , La Rodanta le ha prometido a Daniel de–

~ar a Calero en la madrugada del día de San uan y corno éste se aproxim;¡¡. a paso de Gi–

gante Suquia y ya no hay tiempo que perder,

para arreglar la "juida", Guzmán ha llegado de visita al rancho del querido oficial de la in– diges*a y después de saludarla, pues aquel anda en el solar, le dice a quemarropa:

-Bueno, Negrá, ya no queda mas que una semana para que me sigás y ±odavíya no me has dicho donde querés que haga la choza que nos va a resguardar.

-.-Quila±e esa tema que te en.1ramója y ±e hace ullar corno "murriña" de pobre cuidan– do frijolera¡ vos y yo no necesitamos rancho para vivir, pues sobra con el de Mateyo.

-Qué has pensado que con él vamos a vivir? ¡ eso no lo va a permitir tu hombre.

-Ya ±e dije que no hagás lo de las mu– rri.fias, dElle que dele por ullar día y noche hasta que llega uno a zafarlas del framojo. -Pero si no es que u11e, lo que pasa es que hay' que hacer las cosas con formalidá.

-Pues con fornlalidá fe vas agod±a de– rechito a donde Mateyo y le pedís posada pa– ra mientras ±e vepJs con tu familia de San Lancho¡ él no te la negará y para dormir te ofrecerá el tabanco.

-Bueno, y después, vos y yo com.o vamos a resolver la cosa.

-Pues cuando llegue yo, ya te voy a hallar en el tabanco V vo~ roncarás a un lado y yo en el otro, en apariencias a cuatro varas de distancia cada uno, pero al peso de la no– che los lados del tabanco se cUi;l.piarán y fané la seguridad de que "popiaremos" juntos.

--Salgo a trote largo pi;l.ra La Aduana a pedir la posada a Ma±eyo y desde hoy dormi– ré allí,

-Eso se hace¡ lo demás son meras pam– plinas, trona<iera eh seco y encuitamiento de m.ico que se cura con sólo labarle la triaca: que te 10 vaya bien.

-·-Gracitas, negra linda, saludáme a Cosros.

-'-Por allí viene ya, le daré tu saludo. Guzmán dándose con los talones en las posaderas salió a galope de indio que equi– vale a decir casi en carrera limpia, no se en– tretuvo en el camino y en menos de un cuar– io de hora de plá±ic1;l con Mateo, dejó arre~

glada la posada con el jincho que tenía des– de hacía Hempa ciego el cOraz911 cllna de las pasiones que, movilizan al -hofu,bre.

,',

VII

Por fin llegó la madrugada de la fecha señalada y antes de que Calero se levanfara para irse a bañar a la quebrª,9.a que pasa en sus dominios, la Luz ya, t?stahi3. vestida y lista par1;l emprendér el viaje."

, El na±ucho se incorporó de pronto, peló las charolas y al verla a la claridad del candil dándose los úl±imQs toques de un arreglo de cilianada, le dijo pausadamentlil:

-Niñá, que ya lo fuisfe al criquito a san– juaniarte y no me despedaste para que fe acompañara?

-Pues ~í, niño, ya lo fui y como es díya de San Juan en cuanío me despedé me des-