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E

'STE Cabo Suelto, lo publicaré por insinuaciones de mi hijo Pablo Antonio Lo conoce él por tina tradición sosf(;mida en mi familia, ,elatos de las tertulias íntimas

Me obligcirá a dar un salto {Jara atlás y regresar a mi infancia

En el año ¡ 860, vino a Nicaragua un español llamado don Ramón Espíndola, que había residido en Cuba todavía colonia de la Madle Patria, y levantado Una regulol fOltuna Aquí en Granada iristdló un gran hegocio de botica, en la casa que ahora ocupa el Banco NaCiohal, ya

reedificada, y

perteneCiente a mi madre Virginia Pasos de Quadra COni'o el negocio de medicina abarcaba a todo Nicaragua, y no tenía competencia, Vientos muy próspelos le soplO/on y en unos

diez años reunió un fuerte mpital .

. El señor Espíndola trajo a su familia qué se formaba de su esposa, de un hijo varón y

una hija mujet La señora Espíndola tenía a su servicio una ese/avita negra, que ella compró l;n una subasta de l;sclavos en La Habana, e uondo tenía sólo doce alÍas de edad No descuidó la señora la l;ducación de 'su ese/ova que estimaba altamente La bautizó, y fue ella una buena qistiana Le.l;nseñaron a leel y a escribir y nociones de Primaria que la r¡eglita absorbíó con mu~

cha inteligenCia '

Cuaridó el señor Espíndola se sintiÓ muy rico resolvíó regresar a Cuba La ese/avita' no

quería de ninguna manera volver a Cuba porque espdhtaba su ánimo muy tristes recuerdos dé

sufrimientos en ésa localidad

El sef¡or Espíndola vendiÓ su negocio a mi tío el doctor Agustin Pasos asociado de su

hermano José Pasos para hacerle frente 01 plecio Mi madle vivía enflente de los Espíndolas en

Id Casona de lós Quadl as reconstruída en pmte Por el cOntacto permanente de esquina a esqui–

na le era muy cohoc.ida ia ese/O'oiita a mi mamá La llevada d Cuba de la esclava tenía' sus difi– cultades para laseñord de Espfndola pórque en NicO/agua era libre y resueltamente se oponía al viaje Conocedora de todas estas' circunstancias mi mamá reconiehdóa mi tío José Pasos Conversar cóh la señala de Espíndola para vel si quería cederle a la esdavita pagándole el precio que había dado en La Habana La señora de Espíndola aCeptó la propueSta y mi madre pdgó por la

ese/avita quinientos duros españoles suma corisiderable que calculo significO/ía en la actualidad más o menos un mil dólares

El nombre de la esclava era Ana y su destino era dedicarse 01 cuido de los nIl1OS, princi– piando por mi hermana Ano Norberta, mayor que yo quince años, después se agregó a su cuido Eulagio, /116s tarde Miguel, enseguida Margarita y por último yo Desempeñaba sus funciones con fineza, nos cuidaba no sólo en el olden físico sino también en el moral e intelectual Así fue ascendiendo en la casa hasta llegar a ser ama de llaves con autol idad sobre todo el resto dél servicio, Le pusieron su pieza en el lugar principal de lo casa, y sus muebles eran buenos y su ropa siempre muy limpia En sus negocios de ama de llaves ella firmaba con el nombre de Negri–

tona, aún a pesar que mi padle la autorizó para usar el apellido Quadra

Su historia que ello nos contaba era bien triste y conmovedora Su madre era esposa del Rey de un estado de neglOs, por uno traicipn de los negros de la costa fueron capturadas ella y

su hija predilecta que gozaba de muchas plerrogativas y halagos Despertaba mi fantasía lo que ella me contaba de sus largas cabalgatas sobre avestruz, que le servía de dócil montura La madre y la hija fueron embarcados en un buque negrero, y traídas para Cuba que era centro de venta de los ese/ovos Me contabt;1 el horror del trato que le daban a los ese/ovos en esos bu–

ques, Los flagelaban por cualquie~ motivo, y les tiraban la comida como a perros Pela ella mis–

ma nos decta que. a sU madre y a ella nunca las maltrataron, dormían y vivían en IiJgar' separado

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