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« Previous Page Table of Contents Next Page »crééi:i qlié éñ éuaiquier dia ie hablarán come! ha esfa– do del 17 de septiembre a la fecha. QUé triste desen– gaño van a sufrir! Soñaron con el apoyo decidido de Costa Rica a nuestra causa, y nos comunicaron que contaban con él. Nos engañaron con lBS mejores in–
tenciones del mundo y sin asomo de malicia. Eran vícthnas de una alucinación, y entiendo que aun no han despenl;ido por completo. Juzgo' que sería obra patriótica y humanitaria hacer que vuelvan en su acuerdo y palpen la realidad. Ahora, el gran proble– ma para nosotros es salir de aquí. La cosa es más di– fícil de lo que parece, sobre todo para un inválido enfenno como yo.
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A pesar de mis tristes pensamientos, dormí bien. Desde las primeras horas de la madrugada sopla el viento con fuerza de huracán. Anoche escribí 4· pala– bras a la Bela, Juan José las llevará mañana a Sevi– lla, quien irá a Granada. Albino Talavera se va antes de que nos levantemos, no hay duda que las tristes noticias de anoche la hicieron tomar el portante. De ninguno de nosotros se despidió. Esta sena la ocasión de decir q\.lien es Albino y como se comportó durante los 41 días que con nosotros estuvo, pero eXcuso ha– cerlo ·por consider¡¡.ciones a su hermano Calixto, que ha sido siempre un excelente compañero. Al saber ayer de cierío. que don P. Joaquín se había ido a Costa Rica, declaré que eso indicaba claramente que los emigrados no vehdrían y que todo había concluído para nosotros. Esta mañana fuí más explícito aun, manifesté en voz alta lo que pienso de las personas que dirigen la política del partido conservador de Ni– caragua (lo mismo que estampé ayer en este diariol y .<;l~claré, qu,:" .a mi jui9io, sería ~Il:humano y antipa– tnohco que VInleran a fines de dIclembre C) en enero de 98, como creo lo harán, pues serán rechazados y causarán al país mayores ruinas. Estas palabras mías desagradaron de tal modo al Dr. Chamarra, que no pudo, por más que trató de dominarse, ocultar su eno– jo, y en el aefo· resolvió irse para el Arenal, lo que puso por obra a las :3 y media de la tarde acoInpaña– do de Luis Correa, con ellos va Calixfo, que vino a las 12 y vuelve a su huerta. El Dr. se despidió algo fría– mente de Boocha y de:mí. Siento lo que ha pasado y me pregunto si no hice mal en expresarme con tania franqueza. CaJixto trajo una carta de Mancada, la que se contrae a pedir algún dinero ($200.00) para los que se ocultan en Monte Grande y otros lugares, pobres gentes que hace días viven de elotes asados, que van a merodear en las milpas de los alrededores I Nos hemos quedado solos Rocha, Enrique Gutiérrez y yo. Me sienio triste, y creo que mis ofros dos compañeros también lo están. Esta tarde pasó una culebra coral de regular tamaño debajo de la hamaca donde estaba yo sentado. Rocha fue el primero en verla, y corrió sobre eUa .con una vara, pero se le escapó. Por la no– che hace frío: a las 6 p.m, nos eniramos al rancho.
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Cayó anoche un chaparrón y sop16 reciC) el viento. Al levantarnos ¡¡entimos bastante frío. Tranquilidad completa, es decir, morlal fastidio: nadie viene para que nos cuente siquiera mentiras, y como solo tres hemos quedado aquí nos sentimos,· o por lo menos me siento yo, más triste que de costuIn~re. A,las 7 p.m. nos acostamos tiritando de frío.
No pude pegar ojo anoche hasta después de la una do la madrugada. Hoy, temprano de la mañana, viene Wenceslao de Las Mercedes. Trae para el Dr. Chamorro una esquela escrita en trapo que no dice nada de panicular: termina con estas palabras: "hay que confiar y esperar", la última frase del "Conde. ';le Montecristo", que es, por lo regular, la exclamaClon de los que han perdido la fe y la esperanza. La carta a que me refiero, firmada "Teresa", es de doña Car– Inela Chamarra. Se ha hecho hoy un buen trabajo de aseo en nuestro rancho. le berrimos bien, de lo que
estaba muy t'lGcásHado. Vamos 11 atrt'l()l'lI:~U' Íl la dalla
de la hacienda y nos encontramos aUI. con Moncada y Tapia que acaban de llegar. Ya sabl.an por Calildo del viaje del Dr. Chamorro, y cn:le Moncada, como yo que la fuga de los Chamorro.s para Costa Rica desa' len}ará a nUes~os amigos. En el ~o, mie~tras yo m¿ banaba, me dlce Mancada que Sl despues del 8 de diciembre no están aquí los emigrados, él se lanza él
cualquier barrabasada, conviene conmigo e11 que Igle.
sias no dá tal "decidido apoyo" ni cosa que le parezca Doy a Mancada. una talleta para· doña Carmela que servirá de credencial para que le entreguen unos
$200.00 pesos que ofreció el Dr. Chamorro para los desgraciados que se están muriendo de hambre en Monte Grande y otros lugares. A la una se despiden de nosotros nuestra¡¡ visita¡; y en seguida volvemos al rancho. Viene Juan José de Diriomo. Lo ~nico nuevo que trae es la noticia de que allá reclufan con fuerza Dice que encontró a Alcides en el camino y que le dije;; que venía de Granada, pero no le dió carla ni le con_ tó nada de particular. ofrece venir pronto por acá.
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Anoche, a las lO, tomé morfina porque me moles. taba el dolor de la cicatriz y me sentía mal del caía_ rro. Wenceslaci se va para Las Mercedes: con él escribo a Chamberlain para que me lo devuelva el viernes con algunas provisiones. Almorzamos en la casa de la hacienda. Cuando íbllmos encontramos una enorme culebra que no pudimos matar. No sé por qué ha renacido. en mi alma la esperanza, no quiero per– suadirme de que los omigradof! son impotentes para intentar algo para volver a su patria. Se me antoja que antes del 8 de diciem~re habrá algo. Rocha sigue completamente desesperanzado. Juan José, que Se fue esta mañana para la Agua Agria y los Bajos a bus– car maíz, vuelve a las 7 y media p.m. con J. Navarro
y Perfecto Casco: a este último no le conocía más qUe de nombre: Cuentan que Bodán volvió a la Jefatura Politice de Granada, que en aquella ciudad están de– rribando los mangos del parque Colón y van a hacer allí trincheras, que por lo demás, todo está tranquilo. Navarro y CascC) duennen en nuestro rancho.
Vamos a bañarnos al río de la casa de la hacien– da y en la casa· almorzamos. Ayer escribí ,a ·la Bela, enviaré la cana dentro de un pUro que hace Casco muy biel). Gufiérrez quiere irse para Granada, cosa que Ine sienta muy mal, pero los compañeros le ha– cen observaciones para que no se vaya ir y desiste de su viaje. Cuando regresábamos de la casa al rancho, a la 1 y media p.In., Casco mat6 en el camino una culebra coral. Recibo en la tarde una larga carta de Goyito en la que me pregunta por los emigrados, me cuenta que ayer murió don JC)sé Argüello Arce y que esta mañana fusilaron en Granada a Constantino Vado por haber dadp muerte al comandante de la escolla del "Vicioria". Constantino fue al patíbulo con mucho valor y su ejeCUCión impresion6 vivamente al vecin– dario granadino. Me envía Goyito 5 números de "El Comercio", en uno de los cuales hay un artículo de Gámez (firmaqo Emilio J contra el Presidente Gufié· rrez.
Terminó el mes de noviembre y nosotros nos quedamos esperando al Mesías. Todavía durmieron aquí Casco y Navarro. Juan José fue hoya Granada, ofreció volver a las 4 de la tarde, pero como de cos– tumbre no cumpli6.
Nos ha qado un rato malísimo. A las 6 p.m. empecé yo a inquietarme, temeroso de que lo hubieran cogido, y a las 9 de la noche todos participaban de mi zozobra. A esa hora fue P. Casco a la casa de la hacienda para ver si había venido. No volvió con él hasta las 10 y media. Trae Juan José cuatro huéspe– des: un señor de Managua llamado Maximiliano Ba– rahona, y tres muchachos de Granada. Alejandro
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