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funto. En el' atrio de Jalteva habló un orador en nombre del Ejecutivo. Cahtos' y más cántOs; a

la honrada administración de don Vicente, reconocimiento público de sus grandes virtudes. Ya en el cementerio habló el último onidor en nombre del Partido Coriservador. Sin exageración se

puede decir que toda la ciudad se hizo presente en la procesión con gran respeto por el muerto.'

Todo se Jlevó a cabo con mucho orden y circunspección. Como he dicho; el discLirso' último fue prOnunciddo por' don Ascensión Paz Rivos, con voz emocionada casi cOn lágrimas eh' los 'ojos hizo sublime el tono de su discurso. De ese discurso, se me ha quedado en la memoria para siempre su' último párrafo de despedida, era lá historia hablandópor la boca de aquel conser– vador en estas palabras:

;'De ti puede decirse lo que de bien pocos; que habiendo sido poderoso, ql-(e hqbienc!o sido rico, no hiciste en tu larga vida derramor más lágrimas que las amarguísimas que ahora' rie– gan' tu' verierado sepulcro . .. /(

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OS ,e~ámenes cJ~, fin de c;ur~9.,!,!n el Instituto Nacional. de Qrient~ eran seV~ro~! se veri-

: fi,caban en actos solerrnes, y aÚ,n se pudiera gec.ir 8P'f~at()so~ .. ,En el año de 1894 v(no

a Granada para aumentar esa solemnidad, el Ministro de Instrucción Pública doctor Fr~~cisc;o,

Baca, para presenciarlos y juzgar al establecimiento. Existían como cumbre de las buenas notas

lb que se l/amaba el 'sobr~saliente pOr oposición. El profesór pOr las notas del ailo señalaba a 10$

alumnos que estaban listos' para competir, y obtener ese sobresaliente, que era una victoriá muy agradable.

Era profesor d~, 19 cla$e de retórica y ~~tica don Antoni~ Splaverri que' p,erter!!~~ía

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número de Íos maestr¡;>s traído$ de España, y su especia(idad las ¡;;iem;:ia,s naturales, ~n virtud de rigurosa selec<;ióp i~qmo~ a luc;:har la pposición, el qlumno Dámaso' l-ugo, de. mi eddd y yo.

Pre~idía co;'¡o dii~ _ f;1 tri1;lJnQI el Ministro (3aca. f~ eJ!(amen duró mepia horq para cada' uno, eje,

los ~1,J$t~ntpnt~s. ,'F~e ;iqWO$O y elevado..Aún se

podría 'decir cr;m 'hostilidad de. (os rl!p!ica$. .

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Terminada lb IUéha, o como se dedo, la oposición, 'el doctor Francisco Baca se pronunció diciendo eh -voz altá que yo habfa ganado el sobr.esaliente. Pero dsf en mi presencia; y en voi. alta el prof(isGr 'Saldvelri' discuti6 el caso alegando que yo habia' ·hecho examen lucido'; porque poseía cierta natural elocuencia para ello; pero que era más sostenidamente buen alumno Dá–

maso Lugo, y que por lo tanto creía él que era el merecedor del sobresaliente.

• Según mis sentimientos,;~h;f~~ hpkg él' C:h,QPe.~6ri,! cqtr1~ 'l/amábamos a Salaverri, me ha– bía hurtado el sobresaliente. Debo aclarar que don Antonio Salaverri me tuvo siempre especial afecto, al eXfr.emo que primer, lectura de E1Quijote, .. la hice coné!,- exp!icánqome h)5.' pasaj!is Y

haciéndome compr~nde, los textos cJifioultosos p~./q ,Rb{fl mp~n~ del español, No mediaba' por

19 tarto fqYoritismp¡ ~jno unq illsticia, estrictQ de la cual /¡o,bír;¡ sido víctima. Ya ,me había juga– do otra parecida e'.l añqs qnferiqr!3s qon Antonio. Era él un puen músico, y en el In~titutq abrie– ron clá~e de, mús;c:q b~IQ suqireccic5n., Yo ql{i se ih~Crib¡r'!1ft ,'ffn lei clase.R~fQ don Antonio me

recl;lazó. ~ntonc;:es me f41 q ql.,leja(. r;lOI'!ge .. el cJirect.C?r _ señor l;z?gujrre, el p,Jal me 9io Un

pflpel ori:J.e'l9ndole,,,o dc;m Antonio que me insc;ripierg., Se i;rlt(¡ el ChaPetón y puso pI reverso de la prqen: -- ~q Pl.1edo - qdmitir Q CQrl~$ en la clase ~e músicC1, porque' c;uapdp. él cree que, canta rebuznq. Lloré mlJchas 'Ií,ígrim,qs por semejante groserfo. Per9 lo pe.or fIJe .que cuando le llevé el papel al Director él to~b;én se

PL(SO a reir en grande. Después que lIeg~é a mi casa y le c~n­

té a mi madre el perconce me dijo ellá: '~(msué/ote hijó, es

que' sacaste' mi ofáb, que no me

ha p~rmltidG tantar nemcQ n/'lb ean«;i6n dé cuna; Pero pasada lo irrlpresi6n dóloroso de ini fra.

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