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Nicaragua era el centro de reunión de emigrados liberales de diferentes países hispano– americanos que apoyaban al gobierno, y le aconsejaban, al estilo de las dictaduras de esos países, que los conservadores nunca se abatían sino era cC'/stigándolos seriamente como lo ha– bía hecho Rufino ~qrrios en Guatemala. Se dijo entonces que un eminent~ liberal cqlombiano

E/ay Alfara, que de¡pués fue Presidente de la República, le aconsejó al General Zelaya como el único sistema de abatir a 19s conservadores, que él llamaba aristocracia, el de arruinarlos en sus

fort'rlnas particulares. El General Zelaya siguió el consejo y lo aplicó sin compasión. En mis re– cuerdos personales está que a mi casa llegó un oficial de mala fama llamado Tomás de los Mila– gros, acompañado de una pequeña guarnición. Y notificó a mi madre que no se podía levantar del asiento en que estaba sentad<;J, ni comer mientras no entregara la suma de cincuenta mil pesos. Toda lo cqsq se puso en movimiento para librar a mi madre de ese martirio, y por la tOl– de habían entregado la sumo n¡inosa. A don Vicente Quadra, ex-Presidente de la República, generalmente muy respetado también le impusieron una contribucié.'1 de cincueflta mil pesos, lo llevaron preso al cuartel principal, con gran escándalo de la ciudad. Y le aplicaron' el mismo sistema que a mi madre. Lo trataron groseramente. Don Vicente no tenía en caja semejante cantidaf) pero un fina amigo de él, don Constantino Iv\arenco que había sido durante toda su

honrada administración Prefecto dE! Granada, entregó los cincuenta mil pesos !'ln nombre de don Vicente que salió de la córcel con esa deuda de honol y de gratitud para con SU amigo. Por esa circunstancia que entristeció el ánimo del anciano, que tenía ya ochenta años agravada según opinión de la farr¡i/¡p inmediata con la muerte de don Santiago Morales, primo hermano de don Vicente, de diario trato íntimo, y principalmente por haber perdido /0 razón su hija menor María Luisa, flor de belleza y de ternura, se afectó tanto, que se rindió a la muerte aquel recio varón,

entrandQ con planta segUla a la historia.

Aquí vienen una de las contradicciones en el trato niútu~ de los partidos históricos en

Nicaragua. El gobierno del General José Santos Zelaya y la Asamblea Constituyente que estaba reunida en Managua, decretaron grandes honores para el ex-Presidente conservador don Vicen–

te Quadra. Su entierro fue solemnísimo. Ftle vdado su cadáver en una elegante capilla qrdiente

can gran solemnidad y silencio custodiada por oficiales. Vino en cuerpo la Asamblea Constituyente y el doctor Francisco Baca, presidió la ceremonia en representación del Presiden–

fe José Santos Zelaya. Cuatro palafrenelos jóvenes vestidos de frac, sujetaban del freno a los cuatro caballos que tiraban del coche Mnebre. En el atrio de La Merced pronunció su discurso

el Presidente de la Constituyente don Francisco Montenegro que por cierto era pariente del di-

Don Vicente Quadra ea capilla ardiente.

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