Page 24 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

buen d.eseo del General de asl borrar cualquier resenti· miento que tuviera el señor Benard por mi actitud ante– rior, pero repliqué agradeciendo la Jefatura y manifesté que siendo yo el Benjamln de la Directiva, aceptaba gus· toso formar en ella pero siempre que se me relevara de aquel honor.

La hora señalada por don Martln para recibir a la Comisión fue las cinco de la tarde del siguiente dla y para Granada marchamos los Comisionado,s, contentos de haber solucionado las diferencias. Nos hicimos presentes a la hora fijada en casa de don Martín. La Comisión iba bajo la ,presidencia de don Salvador Chamorro, padre del Pre– sidente Gral. Chamorro y conspicuo miembro de la Direc· tiva del Partido. Nos sorprendió que nadie estaba a la puerta para recibirnos. Pocos minutos después entró al salón doña Cora y nos manifestó, en nombre de su mari– do, la pena por no haber cumplido con su deber de estar presente esperándonos, pero que dentro de uno.s diez mi– nutos llegarla. Pasados los diez minutos, llegó el Sr. Ma· nuel Lacayo con la misma disculpa y asl pasaron otros diez minutos, mas en su conversación nos manifestó que él se oponla a que don Martin aceptara la nominación porque, a su juicio, su figuración en el Partido era merecedora de ,algo más alto que la Vicepresidencia. Enseguida llegó don Martín y present6 sus excusas por su tardanza. Don Salvador le dijo unas pocas palabras y puso en sus ma· nos la nota de la Directiva con su nominaci6n para la Vice– presidencia. Don Marfín, visiblemente afectado; manifes. tó que tenIa la pena de decirnos que había reconsiderado Su aceptación, porque él no hacía nada sin la aprobación de su suegro, el señor Lacayo, anl presente, y de su es· posa doña Cora, y que éstos se oponian rotundamente a que aceptara la candidatura. Replic6 el Jefe de la Comi· si6n, señor Chamorro, que nosotros no hablamos llegado a pedir su ac~ptaci6n que ya habia dado, sino a poner en sus manos la n!)minaci6n, acordada por aclamaci6n, de la Directiva. la discusión se estaba agriando y como don Martin manifestara que deseaba obsequiarnos una copa de champagne a las nueve de la noclie y que habla invi· tado a varios de sus amigos para este homenaje, yo pro– puse que todo lo hablado no se considerara como defini. tivo y que en la reunión de la misma noche nos diera su resolución final. No resultaba halagador la perspectiva de que si don Martín llegaba a la Presidencia sus decisio– nes estuvieron sujetas a la aprobación de su estimable se– ñora y de su eminente suegro, y menos aún cuando se ponía en tan desairada situación a la Directiva y a sus pobres comisionados y representantes. Don Salvador Chamorro, herido en su amor propio, se mostraba indig· nado y telefone6 al General Chamorro lo sucedido. Después de cenar en el Hotel, llegó a verme un joven conservador y me contó el fondo del asunto: El De.partamento de Estado habra enviado a Nicaragua, a solicitud de los liberales, a un pesquisador, el Mayor

Miller. Este llegó a Granada y los amigos de don Martln le dieron un almuerzo, durante el cual se repiti6 la con– sabida muletilla de que la candidatura de don Diego repugnaba por aquello de un Chamorro tras otro Chamo· rro, etc. Como la misión del Mayor Mlller era informar

y darle "chicle" a los quejosos, parece que asintió con lo de la muletilla para darle gusto a los anfitriones. Después de dicho almuerzo, el grupito directivo de don Martln no se fue a dormir Ja siesta usual, sino que juntaron sus tao

lentos para interpretar la sibilina charla con Miller~

Resultado: "EI Departamento de Estado vetará la candi· datura de don Diego a la Presidencia. Toribio ya sabe ésto y de alU su interés. en que Martin sea candidato a la Vicepresidencia, ,porque cuando Diego se vea obligado a renunciar su candidatura, el prepotente Toribio, de los chinandeganos, tendrá las manos libres para escoger al que deba sustituir a Diego, y coino Martin ya ha acepta. do la Vicepresidencia, no podrá pretender a más. Ergo: Martín no debe aceptar y debe esperar". Por supuesto que era una lógica sui génerÍl; y sobre todo en personajes tan eminentes.

Pero yo tengo otra idea que el General Chamorro no comprendió. Don Martín, deliberadamente, 58 negó a aceptar en convertirse en un Presidente pelele, simple muñeco ventrllocuo de su "mejor amigo". Era hijo de don Emilio Benard, quien después de ser seis años Ministro de Hacienda ejem,plar no pudo aceptar la candidatura que le ofrecieron sus admiradores porque no tenia los diez mil pesos que exigía la Constitución y no aceptó que sus amigos le obsequiaran esa suma por considerar que era sucio subterfugio para violar la Constitución. Su "mejor amigo" estaba completamente equivocado en su evalua· ción del afable caballero. Don Martin era más hombre de lo que aparentaba.

Para confirmar este criterio mio, baste una anécdota de su hermano don Adolfo. Nos encontramos en el Hotel Lupone cuando él andaba de candidato que perdería se· .guramente. Me dijo: -"Hombre, Toriblo, recuerdo que cuando el General Chamorro nos presentó, me dijo que tú eras una columna del Partido y una esperanza, y por qué ahora no estás con nosotros?" A lo que yo le repu– se: "Te vaya contestar con una pregunta: Si tu padre don Emilio, a quien el mIo estimaba mucho, estuviera vivo, aceptaría ser Ministro del actual régimen de don Adolfo Dlaz?" Sin vacilar un segundo, don Adolfo me replicó: "Jamásl" "Por eso mismo", le dije yo, "sigo con tu ilustre padre".

y asl quedó firme la candidatura de clon Diego y la de don Bartolomé, y el Parlido Conservador, unido y compacto, fue a la lucha electoral.

El nuevo régimen hubo de confrontar esta situación: a) La estrechez de medios econ6micos bajo el régimen del Plan Lan$ing, y b) La desocupación de Nicaragua por los Marinos Americanos, cuya presencia no podia pro· longarse más sin la más pequeña excusa y cuya continua· ción estaba perjudicando a los Estados Unidos en su poUtica exterior.

El primer problema era fácil de resolver con un poco de energra. El segundo problema era más dificil por cuanto. habían factores externos a la poUtica del Partido.

La única solución era el sincero entendimiento entre los Partidos histórIcos para mandar juntos y mantener una paz que evitara las presentes y futuras intervenciones. El Partido Conservador ya estaba unido. Faltaba el entendi. miento con el Partido Liberal para llegar a la meta patrió. tica. Y ya se habían dado pasos desde la reunión de delegados de ambos partidos que llegaron a sentar las bases de un arreglo que no se concluyó porque los de la Coalicl6n las suspendieron por consejo del Ministro de los Estados Unidos. Divide et impera.

Soy de Usted, atento seguro servidor,

TORIBIO T1JERINO

~22-

Page 24 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »