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las Véi'Hahos pan1óii6s, cóñ su largó t ródici6n de rómql'iCés '1 dé música de séréflóta, fue'

ron abo/idas en Granado yen León, por bando de autoridad en /0 comesón reformista el añó 1893,

Se casaron mis padres en octubrf? de 1856, pocos días después de qL!e William Walker se había apoderado por sorpresa de lo pla~q de Granada. Fue uno boda celebróda con detalles ha"

velescos que tengo escritos en un libro que espero publicór olgÓn c!ío; M¡íy fécundo el matrimo o

nio, y yo fuí el fruto número catorce en lo cosecha,

Me contaba mi madre que cuando ella me llevaba éh SU vieíitte, lii'ló dé mis hermanos

mayores puso reparo en el advenimiento'de ese fJuevo retoño y dijo: "Bdsta mam6, somos mu~

chos". Mi padre que lo escuchó se enojó y le reprendJo:

"Eso, hijo, es cobardía, m,iedo o Iq vida y o sus necesidades, apego o lo herencia y a las facilidades comodonas de fam.ilíq. No' t~ngan temor a ser muchos, si son unidos con amor frater– nal. Los Quadras Lugos debiipos nuestra sólido posición en gran porte 01 hecho de que pres~n­

tábamos un frente familiar siempre compacto".

No fueron vanas las amonestaciones de mi podré, Los CLladra Posos que alcanzamos lo mayor edad f4irnos once. Yo, el último en nacer y seré el último en morir. A diez hermanos he enterrado y regado con mi" lágrimas sus tumbos recién cerrados. Así es que pl,ledo declarar que lo consigno de mi podre fue cumpliqa 'rigurosamente; un inquebrantoble amor fraternal nos unió, formamos uno legión, de tal suerte que el patronímico Cuadra anulaba nuestras individug– lidades, ya fuera cuando fuimos aplaudidos por el triunfo de cuaiquiera de nosotros, ya f!-lera

paro sufrir la diatriba en los a~aques enconados de nuestros ~nemigos.

Nací y crecí en la Calle Atravesada, en sus arenales jugué con ./os veCinos de mi edad,

0111 viví veinticinco años. Esa faz de fantasma político que" se le Q!Jiere ¡;Jar es una de las men– tiras de nuestra historió. Ni siquiera se le puede tomar como localización' de una aristocracia, En eso lo aventajo y mucho lo calle Real en donde se librare m los choques violentos entre un pa.

triciado reaccionario y lo demagogia que mal interpretaba lo recién nacida democracia o e$filo revolución francesa.

Don Vicente QL!adra es' el único Presidente conservador nacido en la Calle AtraVesada. Los Chdmorro~ y los Sacasas que flncabezan los dos clanes políticos y sociales más fijos en la his– toria, son originarios, los Charporros, del parrio de la MerCed, y los Sacasas, de la plaza; Prin– cipal, en donde la casa, hoy Municipal, fUe su mansión por tres generaciones. José Trinidad Sacasa, el famoso don Pepe, que fue diputacJo en las C9rtes de Cádiz y desde allá impv/só la Independencia, donó la casa al Ayuntamiento cuando d~silusionaC:lo resolvió abandonar definiti– vamente la ciudad y creo que aún a Nicaragua. Aún comercialmente era insignificante la Calle Atravesada. El mercado actual fue inaugurado en 1892 cuando se celebraba el centenario del descubrimiento de América. Antes era eh la plaza el movimiento del comercio menudo. Yo co– nocí y transité por la Calle Atravesada todavía en servicio meramente resid~ncial de familias de diferentes clases sociales.

Y, sin embargo, el fantasma de I~ Calle Atravesóda coma nide) de ambiciones orgullosas,

se ha extendido por todo Nicaragua, y se le puede aplicar un verso que eStaba en ei texto de Gram6tica en que estudié: .

Duende importuno,

que al mundo asombrado. trai, todos. dicen que lo hay,

y no lo ha visto ninguno.

A mi me hizo mala sombra la Calle Atravesada. Tenía en León un amigo muy inteligente, respetabilísimo por su ciencia y por su conducta, que me dispensaba cariño ,desde trii primero ju-

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