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ENFERMEDAD DEL PUEBLO

ALFREDO HVETIl ARMIJO

INFELICIDAD, IGNORANCIA Y POBREZA COMO CAUSAS DETERMINANTES DE LA "ANGUSTIA" DE NUESTRA POBLACION. EL LENGUAJE DE NUESTRA MA– SA ETNICA REQUIERE UN DICCIONARIO MEDICO NICARAGüENSE. INCA– PACIDAD DE LA MEDICINA CURATIVA Y DE LA PSICOTERAPIÁ PARA CURAR, . ALIVJAR y RESOLVER LA ANGUSTIA Y SUS CAUSAS PRODUCTORAS. EL ME– DIO DE EXPRESION DE NUESTRA POBLACION ES EL RESULTADO DE SU IG–

NORANCIA, DE SU EMOTIVIDAD Y DE SU INFELiCIDAD.

La población nicaragüense constituye un grupo étnico en el cual ,puede comprobarse mediante la observaci6n social y clínica, la realidad de la Medicina Psica-Somática. Nuestro pueblo es un ejemplo palpable de la influencia de la mente sobre el cuerpo, del cuerpo sobre la mente y de la subordinación del binomio menta-cuer~o a los pro– blemas de la vida.

Si una encuesta hiciésemos sobre la frecuencia de todos los sintomas de los pacientes que visitan nuestros consl}ltorios, la "angustia" o dolor mo'r,,1 sobrepasaria al mismo dolor físico. Esto es verdad en nuestra población como. grupo total, y tiene mayor importanCia aún en las capas de bajo nivel social, económico, educativo y sani– tario.

Entre las manifestaciones exteriores de nuestra po· blación enferma o supuestamente sana, la angustia ocupa un lugar prominente. Se la define como un estado de inquietud, de desesperaci6n, inseguridad, miedo, congo· ja, tristeza e incertidumbre a una causa generalmente des· conocida o no reconocida por el paciente, la cual surge como resultado de la imposibilidad de resolver una situa– ción determinada.

Este estado se origina, cuando la necesidad y la se– guridad de la personalidad están amenazadas, cuando la represión de deseos y tendencias prohibidas están eh pe– ligro de darse por vencidas, o puede aparecer en asocia· ción con frustraQiones o dilemas que ocurren en las grandes decisiones de la vida relacionadas a cuestiones emocionales, sexuales, ocupacionales, económicas, etc. Frente a esta amenaza, la personalidad automáticamente crea un sistema de defensa para im¡partir un sentido de segundad. (1)

A menudo estos mecanismos d~ defensa fallan en enfrentarse adecuadamente a "los factores productores do ansiedad. Así como la compensaci6n de un coraz6n insu– ficiente puede fracasar, también los mecanismos campen· satorios de la personalidad amenazada pueden ser insufi· cientes y asi desarrollarse un estado de angustia. Entonces apa'rec:en los sintomas de depre~i6n irrita– bilidad, Insomnio, inquietud, llanto, agresividad, culpabi-

lidad, inferioridad y ¡Infomas psico-somáticos como cefalea, taquicardia, palpitaciones, cansancio y respiraci6n suspirosa e hiperventiJación, que pueda a veces ser coh– fundida con el cansancio de la insuficiencia cardiaca por los pedentes, sus familiares y aun por los mismos médi. cos, asociada a veces con dolores vagos en el pecho.(3) La inestabilidad de la tensión arterial en individuos jóve. nes bajo tensi6n emocional, igualmente que las crisis hipertensivas, ha sido debidamente rec:onocida. (3). la

anorexia, espasmos gastrointestinales, náuseas, v6mitos, diarrea o estreñimiento y colon irritable son también evi– dencias psico·somá~icas de la angustia. Estas estructuras están fuertemente unidas a la vida menta' y el 'azo se ejerce a través de un sistema nervioso autónomo más rá. pido y de un sistema endócrino más lenlo. (4). Las alte– raciones vasomotoras (calor," enfriamiento), temblor, retencl6n urinaria, dolor localizado a cualquier víscera o regi6n mÚSCUlo-esquelética, fatiga cr6nica y pérdidas de la concentraci6n, Igualmente que la exageración de 105

'reflejos, e hiperventilación con alcalosis respiratoria, pue– den ser efecto de la angustia.

En nuestro medio, la depresión y la tristeza general· mente se la echacan a anemia, hipovitaminosis y carencias hormonales, y exigen se les administre ¡preparados férri· cos, hormonales, vitaminicos, etc. Muy pocas darán fe a la psicoterapia que proclama la causa del m~t en la po– breza, la promiscuidad, la falta de cariño, la falt. de edu– cación o la falta de un aliciente, de un iliterés, una aspiraci6n en la vida. '

No sorprende al darse cuenta que iI veces se rren y

mofan de tales consejos, y aún se disgustan. Y no sor·

prende, porque precisamente ésta es la mane~a de reac· cionar de una persona en tales c:ircunstanciu. Pues el objeto o la situaci6n a la cual el paciente achaCil el moti· vo original de su angustia, nO es la l/causa real", sino el el objeto de su razonalizaci6n, transferencia o proyec· ci6n. (1). "

Pocas veces logra uno hacer comprender I nuestra poblaci4n que la caUSa de su enfermedad nerviosa, está en la insatisfacción, ¡prejuidios, restricciones, conflic:tós emocionales in~ernos, etc., ya que se han conY~rtido en l/temáticos" al proyec:tar la causa de su mal hada" un ór-

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