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« Previous Page Table of Contents Next Page »epidemias) al lado de la aparente benignidad (poc~s srn· tomas) de los que viven en las grandes ciudades. Esta aparente benignidad O escasez de slntomas da al enfermo una sensaCión de falsa seguridad que lo obliga a consul– tar tardíamente al médico con el consiguiente desastre pa· ra su futura curaCión. Todos sabemos que la tuberculosis pulmonar es sumamente fáCil de diagnosticar en sus fases avanzadas, pero muy difícil hacerlo en sus fases iniCiales; siendo sumamente fácil y rápido curarla en sus fases ini– ciales, pero muy difícil y casi imposible hacerlo en sus fa–
ses avanzadas. Diagn6stico precoz: tratamiento efectivo. Diagnóstico tardlo: tratamiento, aleatorio.
En el remedo de lucha antituberculosa que ocasional– mente se desarroll. en Nicaragua se ha ápelado a muchos objetivos Pilra visualizarla en forma m's o menos realista. Uno de 41110$ es el aspecto sentimental, multiplicado hasta el .infinit.o por el colorido literario de quienes la han en– frentado" haCiendo aparecer al enfermo en la atmQsfera romántic'a que inspiró las figuras novelescas de Margarita Gauthier y de Mimi Pinzón; compasión inspirada en una sensaCión de mistiCismo, de simpatía, sugiriendo la idea de caridad, tratar de dar consuelo al caído y prestar ayuda a su familia ante la tragedia económico-soCial del impacto de la enfermedad; magnífica actitud desde el punto de vista moral, pero insuficiente para reso.lvhr el problema naCional en toda su multiplicidad. Otro es el puramente técnico, que considera al enfermo como unidad soCial y trata de curarlo para reintegrarlo nuevamenth al conglo– merado laborante; actitud profesional, prácticamente ex– clusiva de elementos altamente espeCializados y conscien– tes de la labor a desarrollar, pero que tiende a fracasar por la insufiCienCia e incomprensión del mismo técnico, ya sea por razones personales o por una falta absoluta de coordinación adecuada. Y el más apremiante de todos
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medios de lucha Antituberculo,sa sería el criterio social, abarcando la asistencia social integral del enfermo en su conjunto· ~C.Jmo unidad de familia y procurando dar ¡ésta todos los elementos necesarios e indispensables de una verdadera asistencia económico-social racional: leyes, me– didas económicas, asistencia médica y protección infantil. Esto último es sumamente eficaz y casi la forma verdade– ramente racional de lucha antituberculosa, ,pero no excluye los otros, sino que los completa y se compenetran; permi– tiendo abordar el problema de la miseria, él trabajo y las injusticias' económicas de nuestro medio ambiente y por consiguiente, evidenciando con criterio crudo y realista el desequilibrio marcado d. nuestras clases socrales. Parafraseando lo que se suele decir de los gobiernos, puede afirmarse que tratándose de males sociales como la tuberculosis: la sociedad tiene las enfermedades que s. merece.
Si analizamos a groso modo el impacto económico de la tuberculosis sobre la sociedad nicaragüense nos encono tramos con cifras verdaderamente fabulosas las cuales in· sensiblemente grllvitan sobre la economía, tanto personal como estatal. Al número catastrófico de 60.000 enfer– tros aproximadamente en todo el país, entre pacientes conocidos e ignorados y que prácticam,nte no producen, pero si, consumen medicación y alimentación, calculamos un gasto' de unos 500 c6rdobas mensuale.. los 60.000
significarán unos 30 millones de córdob-as ménsuales, es decir, 360 millones de córdobas al año. La cifra de por sí es suficientemente sugestiva para pl.ntear un problema
econ6mlco .1 melor est.dl.ta. Qué dice nuestro Mlnl.te– rio de Economra? Qué dice nuestro Ministerio de S.lu· bridad Pública? Si agregamos que cad. paciente significa un riesgo de enfermar a 10 personas por año, nos encono tramos que más de medio millón de nicaragüenses serán potencialmente tuberculosos el'l los próximos años. Sí comparamos el número de tuberculo.sos activos hace 25 años, que según datos oficiales eran unos 10.0QQ, con los que actualmente, por aproximación, arroj"n una cifra de
60.000, nos indica que el incremento de tuber~ulosis en el cuarto de .siglo ha sido de 600%; con una pérdida de más de 2 mil millones de córdobaslll
También hace 25 años se consideraba que un enfer– mo tubercull?so se curaba o se moría en 3 años; por consi– guiente podría establecerse un ritmo entre la producción y las pérdidas, manteniendo en esta forma un número casi constante de pacientes vivos. Actualmente los mo– dernos medicamentos, curan prácticamente todos los ca– sos minimos, y medianamente avanzados en ,perrodos que fluctuan entre 6 meses y dos años, pero no curan, sino, mejoran a los casos fuertemente avanzados. Es decir, que actualmente los enfermos se mueren menos, aumen~
tando considerablemente el "depósito" de casos, con el'
considerable peligro a la comunidad tanto por el contagio como por el aumento de inválidos. 1:5 bien sabido que los casos fuert.mente avanzados, no se mueren, pero neo cesit,n de una asistencia médica especializada constante, es prácticamente, el nacimiento de un nuevo tipo de indi– viduo el "enfermo irrecuperable".
lo cual nos informa que la tuberculosis es una enfer– medad dinámica que produce con el transcurso dlll tiem· po nuevos pr~blemas, nuevas incógnitas; obligando a crear nuevos individuos t6cnicos y nuevas modalidades de lucha. Por consiguiente en una obra de esta' magnitud, no cabrran las rivalidades, ni el abstencionismo; porque. en ella no cabe el exhibicionismo ni la exclusividad; es la lucha del pueblo y del estado, del rico y del pobre, del obrero y de profesional, es la lucha de todos, contra el
mal que no conoce fronteras, razas ni clases sociales: es la lucha del individuo contra el Mal.
Uno de los más eficientes obreros en esta batalla es el médico, a quien le llegan ,primariamente tod!'s los en– fermos y de entre los médicos el especialista en tuberculo– sis o Tisiólogo, es quien más efectivamente tiene la capaci– dad de encausar tanto al paciente como a la familia. Pero la labor de éstos sería completamente nula sIn u,aa organi– zación que pueda llevar a cabo las indicaciones '1 sugestio– nes del caso y éstas pueden ser completament~ inefectl· vas sin los recursos económicos adecuados. ES': decir, lo,s fondos, son el factor decisivo, casi absoluto en lina trage– dia como lo es l. tuberculosis para el pueblo nicaragüense. Esta enfermedad de base netamente económlco-so– cial, tiene en todos sus aspectos o formas, fundl!.mentos de carácter económico. Como apuntamos anteriormente un paciente actualmente necesita de seis meses a dos años pa– ra curarse, es decir, si consideramos un gasto de 800 pe– s!'s mensuales su curaci6n, incluyendo salarios no deven– gados y gastos de médicos y medicamentos; este individuo o el estado, o quien $ufrague su curación gastará una su– ma que varía de 5,000 a 20.000 c6rdobas en curárlo. Pe– ro ahí no para todo, no sólo debe curarse el enfermo, sino mantenerlo curado. Es decir, debe de continuar~n ob.ser· vación sociel espll<ializada por un período no menor de
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