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RENE VARGAS LOPEZ

La tuberculosis es una enferlnedlld socilll, que afecta igual al trabajo, al ca'!Jital Y al estado. El desequili-bPo,r que produca esta enfermedad il'ldivitiutll ~obré la co-r.o '. bl lactividad; es de tal na,turale:r;a que constituye un proe~

m" de soluciones inconmesufables. tanto, ~e~de el I'u~to

de vista económico ~omo de salubrl~ad. ~ublJca. Es, bien sabido que esta enferme~~d ataca a ',nd~v,cluos. en su edad de mayor rendimiento f.slco. y economlCO, ~ulen~s, al en– fermar; automáticamente delan de prodUCir achvamente para ingresar a ,las filas d~ 105 que consumen y sufren, causando un balance negativo en los presupuestos de sus respectivas coleetivida.des o famili~s., La naturale,~a .mis– ma de la TuberculosIs en su caracter de contagiosidad obliga al ind¡viduo que la sufre a ser considerado como un peligro viviente en el medio que se desenvuelve y a ser una fuente de futuras infecciones para quienes le ro– elean. Por consiguiente, se eslab!ece una ecuación sinies· trll' individuo enfl:lrmo, colectividad potencialmente en·

for~a. Paciente en tratamiento, deseqúilibrio económico

d~1 presupuesto familiar. Las resultantes serán, a la lar– ga, una disminuci6n progresiva del capital del trabajo cen un encarecimiento de los medios de subsistencia, repercu– tiendo indefectiblemente en las fuentes de ingreso del Estado.

En Nicaragua, estos problemas que engendra la Tu· berculosis, están al rojo vivo y sus incóanitas son de tal naturaleza que se necesitaría de una legión de expertos y de muchos millones de dólilres para poder encausar, al menos, el plantamiento de tales problemas.

Se podrá preguntar inocentemente el por qué de nUl!stro atraso en la lucha antituberculosa, cuando en mu– chos paises ya la tuberculosis dejó de ser un problema o preocupación gubernamental. Tal pregunta implicaría un desconocimiento de nuestro medio ambiente y de la for– ma cómo las autoridades respectivas han encarado la tu-, berculosis.

Al ~omenzar el presente siglo, existía la idea de que el nicaragüense por misma naturaleza y formas de alimen– tación, gozaba de una constitución física privilegiada que lo ponía al margen de muchas enfermedades debilitantes, salvo la malaria y otras enfermedades de c¡rigen intesti– nal. La fundación de un Hospital General, permitió des– cubrir paulatinamente casos de tisis pulmonar que obliga– ron a la creación de una sala de aislamiento conocida en esa época como "Sala Cabrera"; en donde se alojaban hasta morir a estos enfermos. El primer cuarto de siglo encuentra a Managua, con un escaso número de tubercu– lo.sos y sin ninguna campaña adecuada para evitar la pro– pagación de la peste blanca, salvo el aislamiento, de los casos avanzados en la "Sala Cabrera". Por el, año de 1936, un grupo de médicos inicia la primera cruzada con– tra la tuberculosis, cuyo resultado fue la creación del Dis. pensario Nacional Antituberculoso o VII Sección de la Di. rección General de Sanidad, la que tuvo lugar en 1938 y

qu: es lo único que actualmente existe como elemento racional de lucha Antituberculosa"

Si bien existen establecimientos de aislamiento de creación reciente para hospitalizar enfermos de recursos econ6n\icós precarios, los tales no son suficientes para sor tomados como base a un planeamiento de campaña eficaz, tant<>; por su escaso rendiiniento como por su elevado cos–

to. Las primeras estadísticas de la VII Secdón, de hace aproximadamente 25 años, nos dan un número de unos 10.000 tubl!rculosos activos entre conocidos e ignorados. Los últimos cálculos sobre el numero de tuberculosos acti· vos en Nicaragua, los hace subir aproximadamente a unos 60.0001 es decir que en los últimos 2S años de vida dis· pensarial (entiéndase lucha oficial contra la tuberculosis) ha habido una magnífica cosecha, es decir el pueblo nica– ragüense ha sido generoso, como la tierra, en la produc. ción de enfermos.

Qué significa este, aumento de casos activos de tu–

ber~ulosis pulmonar' en Nicaragua, cuando en todo el mundo esta enfermedad tiende a desaparecer? Ignoran– cia?' Falta de responsabilidad 'social?, o descuido de las autoridades correspondientes de Salubridad Pública? Francamente que la ignorancia individual (analfabe– tismo); la carencia de responsabilidad social (falta de son· sibilidad colectiv¡¡) y progresiva inercia de Salubridad Púo blica, combinan magistralmente sus debilidades para pro– ducir la cifra de casos de tuberculosis apuntada anj~~¡G~­

mente, condituyendo un problema de gran magnitud qUG durará muchos años; 'pues los casos activos continuarán difundiendo la enfermedad entre los que moran en po– blaciones de niveles bajos de vida. Estudios recientes del Ministerio de Salubridad Pública indican que la tuberculo– sis está atacando paulatinamente a individuos cada vez más viejos; las mujeres de 35-44 años de edad presenta– ron índices más altos que los varones de la misma edad y los varones 45-50 mostraron más tuberculosis que las mujeres del mismo grur'¡o de edad. También se observó la mayor incidencia de' casos fuertemente avanzados so. bre los medianamente avanzados y los mínimos, indicando con ello, la tardanza en consultar sli enfermedad en forma racional.

Si bien es ciertó que la' tuberculosis, desde el punto de vista médico, es una ,e!ifermedad contagiosa; es decir, que se necesita del germen o bacilo de Koch para que se desarrolle o se produzca, ello nos hace deducir que para que exista un caso de tuberculosis pulmonar activa, es neo cesario que el individuo qlJe la sufre haya sido contagiado o infectado por otro caso de tuberculosis activa; obligando asr, a darle, un carácter soci¡d a esta enfermedad eminen. temente c(lRtagiosa. Por consiguiente, ya ~o nos e'ncon– tramos con individlJos enFermos, sino con colectividades enfermas; cuyas características ,patológicas cambiarían con el tiempo y el Il,Iaar. Es decir; que nos enconl~ariamos

Con diferentes tipos de enfermedacl tuberculosa en IOls di. ferentes capas sociales y en las diferentes edades del pa· ciente, lo mismo que en los diferentes pueblos o ciudades del país. Todós sabemos los estr,agos que hace la tuber. culosis ,en los Plleblos alejados "~e la _capi,al (verdaderas