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viado en mucho las necesidades le los líabitantes de las zonas rural.s a través de post~s de auxilio, o de visitas periódicas de unidades móviles:~ Lo que debla hacerse fue un Seguro Social de alcance reducido, para un cierto nivel de ingresos, que le permitiese al Estado reducir su cuota. Para ilustrar lo que dejamos dicho sobre lo precario de nuestra sifuación sanitaria, anot~mlOS el aato que de 110

municipos que integran los 16 departamentos, existen servicios de agua potable solamente en 34, o sea apenas en el 30%. Por supuesto que la cantidad de pequeños pueblos no entran en esta estimación. Lo mismo podelllOS docir del servicio de alcantarillado que sólo funciona en 5 municipalidades o sea en menos del 5% ele aquellas. Si ahora analizamos los recursos médico.hospitalarios nos en,ontramos con las siguientes cifras: Nicaragua dispone de 27 hospitales de los cuales 16 se encuentran en las cabeceras departamentales. El total de camas en la Re– pública para enfermos hospitalizados es de 3,233 o sea existe un déficit de tres mil aproximadamente, ya que

se acepta un promedio de cinco camas por mil habitantes como necesarias. En el pals ejercen 498 médicos, o sea un profesional de la medicina por cada 3,750 habitantes y aunque esta cifra es superior a 105 demás países centro· americanos está todavía muy por debajo de lo que reco· miendan los organismos internacionales especialb:ados que es de un médicó por cada mil habitantes. El nlÍmero de enfermeras es de 283 de las cuales sólo 204 están actualmente en actividad. No dispone la nación de obs– tétricllS, ni de enfermeras especializadas en Obstetricia. Los partos sqn atendidos en su inmensa mayoría por prácticas empíricas aún en los hospitales del país. Ano– temos el hecho significativo que el 50 2% de los médicos ejercen en Managua con lo cual puede apreciarse las treo mendas necesidades de servicios médicos en las zonas rurales. He aquí un cuaclro sinóptico de la relación entre habitantes por departamentos en los hospitales y el nú' mero de camas existentes:

Zelaya con 90,757 habitantes dispone de 224 camas Bocao " 58,743 " " " 59 "

Carazo " 72,381 " " " 123 "

Chinandega

;i 110,663 " " " 168 "

ChontaJes " 66,548 " " " 63 "

Estelí " 56,814 " " " 60 ,,:

Granada "

59,011 " " " 342 "

Madriz "

42,275 " " " "

Jinotega " 67,142 " " " 50 "

León "

'161,772 " " " 265 "

Managua "

255,679 " " " 1,224 "

Masaya " 99,573 " " " 97 "

Matagalpa "

159,395 " " " 100 "

Nueva Segovia "

35,712 " " " 45 "

Río San Juan "

11,696 " " " "

Rivas "

64,750 " " " 110 "

Describamos ahora las instituciones asistenciales no· hospitalarios públicas y privadas, cerradas o abiertas, que dispone el país para la atención de sectoles desampara– dos de la población y en los cuale$ habitualment. se pres– ta atención médica. En Managua epd$ten 23; en León ll; en Granada 8; en Chinandega 3; en Matagalpa 2; en Carazo 2 y en el Departamento de Ielaya 2.

En esta lista están incluídos los dispensarios parro· quiales, las gotas de leche, las salas cuna, los Hospicios de Ancianos, Clínicas anti-alcohólicas, etc. Todos estos centros dependen en el aspecto de la supervisión del Con– sejo de Seguridad Social y son coordinados a través de la Dirección de Asistencia Social. .

En resumen podemos concluir que: 19 Nicar!lgua es– tá todavía en la etapa que pudiéramos 1I;1I'112r· de la

In~enier{a Sanitaria y el presupuesto estlltal deberla orlentUse fundamentalmente a eiStas actividades (agua

potable, drenajell, alcantarillado, can,pañas antiparasita– rias, etc.) 29 Que los recursos económicos del país sien– do escasoa deben orientarse hacia actividades del mayor rendimiento y urgencia. 3'1 Que !as zonas rurales requie· ren un proglama especial de atención médica de que carecen ahora. 4 9 Que el Millisterio de Guerra, Marina y Aviación debe reducir su presupuesto. 5'1 Que se hace necesario un programa integrado pal a todos los Hospita– les del país a fin de evitar la duplicación de sel'vicios y

la concentración de enfermos en la capital de la Repúbli. ca 6'1 Que el Seguro Social debe planificalse dentro de la realidad nicaragüense limitando su extensión en super– ficie y en profunt!idad de sectores de población y cober· tura de riesgos. 79 QUe la educación sanitaria y los planes de dedetización e inmunización masiva constituye una de las más urgentes tareas y 89 finalmente, que el Ministerio de Salubridad y la carrera de médko de insti· tuciones oficiales, debería estar al margen ele la politlca.