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II

IMON SA,NCHEZ fue un jincho autóc–

tono nacido en una de las muchas

cañadas del hoy Departmuento de

\'t. Boaco; al andar del tiempo y toda-

.,.,Y vía pe16n abandonó la comarca que

lo vio nacer y se iras]adó al pueblo que dio nombre a la nueva divi.sión geográ– fica para pasar su vida ganándose la burria dimia como jalador de agua del poblado en que se había fincado.

El indígena de por sí es reacio a sitiarse en las ciudades y prefiere pasar su oxistencia en la libertad sin Jínútes del campo para no estar sujeto a dernat'caciones de linderos, mo– lestias de vecindad, a levas, impuestos y ade– más para en contrarse siempre lejos, lo sufi– cienlemenie lejos, del ojo de la auioridad que por desgracia Biempre vive sobre él que por lo irnpreparado es el individuo más fácil de explotar enlre ]a cOluunidad

Hacienclo a un lado la :ia1 idiosincracia,

por medio ele un esfuerzo inaudito, a media– dos del siqlo pasado abandonaron sin s8.ber– se cómo el llano y la montaña cierto núrrtero de naillchos que ubicándose en Doaco llega–

ron a alcanzar a pesar de su hurnildad y as:–

cendencia, estimación y respeto en1re Jos ve~

6nos del pueblo escoHi.do para dejar c:orre:t

los días del t]~ál1.s UD ±err eno

En tre estos aborígenes dis±ing'uiclos me–

lecen lc.~ pena recordarse a Leocadio I-Iernán':"

dez que logr-ó forma.r un ITlUY bonito y sanea–

do capHnl, a nosendo Pérez que fue señor de halajos.y de peJos, venido a menos en el transo

curso de las décadas r pero siempre con lo su– ficiente 'Para no verse obligado a ver la cara a ll.ar:iie; a V icenie Ranlos que fue el cierno

priqsle ir"eponible del Apóstol Santiago y por consiguienie director colado de los bailantes

y machos ratones y a Sin1.ón Gánchez que no

tuYO Inás distinción que su honradez. vasfa fortuna, que le abrió las puertas de la con– fianza y de J a estirrtación de varios de los ri· cos propietarios bQaqueños, alcanzando llegar a ser un tipo típico de la localidad en cada uno de los dos menesteres a los cuales se dedicó.

Con los años Simón abandonó GU oficio

de burrero o jaladnr ele agua y se convirtió en

arriero de recuas jaladoras de Inercaderías de

Arriba para Abajo y de aquí para Arriba. Era de esiatura desIUedida. complexión recia, moreno requemado, de pocas palabras, chusco y amable cuando estaba de gana, a

pesar de su carofa mal hecha con la cual im– ponía nliedo cuando no se tenían relaciones con él. trabajador asiduo al extremo de que casi siempre andaba dejando cargas en el In– Jerior y gustaba de no cmnbiar de pairón pa– ra tener siempre asegurado el estipendio por adelantado, trabajara o no trabajara en su nueva profesión,

Cuando el régimen de Zelaya exigió el

ernpatronarn~enl0 para concluil" con los vagos

según dijeron aunque los tales jamás se empa–

fronaroD. Simón empalronó con don Mariano Buitraffo de quien fue su eterno :muLero hasia

que la m.uer.!e le exi.gjá el pasaporte que deja

la puerfa 1 ibre para irse a la eternidad

Cuando el señor Buifrago cOlTlpró a Rigo·

bel-io Cabezas, el Incorporador, la finca San

Diego, Cabezas cedió B. Buitrago una mu– la cuyo tamaño desmedido traspasaba los lí– n1.i±es de ioda ponderación; era un anÍInal tan

grande que el servicio de Chayotepe no halló

lnejor nombre para ponerle que llantarle La Mulona y con tal sustantivo se quedó para

eternas rnen1.orias, aún después de haber cu– lipateado

La Mulona era valiente, sumamente va– liente, de color blanco, pelo raro en las híbri– das, larga La nahtra1eza había fenido largue– za para alargarla, fuerle, enonnernenie fuerte, a lal punio que su flete era generalmenle de diez arrobas y nevaba al anca corno sobornal

la humanidad de gigante pich6n de su con–

ductor Sim.ón Stlnr.hez

La Mulana y el flelero se hicieron insepa–

rables; cuanto viaje: había que hacer la blan~

caza nunca tnllaba en el ejército carguero,

pues SiJnón la ocupaba para su silla sin que la bt''Ll±a proles.tara por el recargo del flete; por esíe motivo la rnejor cuidada de todas las acénlilan era el semoviente que había perte–

necido a Cabezas

Nunca consintió Simón que ]a ensillara ninguno de, sus ayudantes, él personalmente le colocaba el spurejol sus peleros eran espe– ciales y el sudaderón que le ponlan era dado a hacer e~clnsivamenle para ella; La Mulona

~e acostumhró lanto al .tra±o del antiguo bu–

rrero que con los años no llegó a permitir que nadje le en.jorquciara los ZU1Tones si Sánchez no le colocaba personalmenfe el primer ter–

cio de la carga, y <mando alguno de los oíros anieros por ÍraveSnlEl. o vagancia rrataban de sobornalearla con la hurnanidad de alguno de ellos, se paraba en redondo la alünaña y de– cía a patada limpia con el intruso

El irracional y el humano se correspon

dían a las mil maravillas cada uno, por su– puesto, en su menester correspondiente de una maneta especial y llegó a tal grado la inseparabilidad de ambos, que en una ocasión en que Simón po't" uno u oiro motivo no pu–

do hacer un viaje de los que periódicamente

emprendían para Abajo y para el cual su pre– dilecta había si.do escogida para verificarlo. que llegada la hora de parlir, como La N[ulo– na estaba acosiun,brada a que su alnigo le encaramara los peleros, etc. ele., cuando se lle– g6 el momenlo de ponérselos y después para cargarla hubo necesidad de tapojearla para que el animalazo se dejara hacer en paz el

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