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fijar can exactitud cuándo fueran ellas construidas, puesta que en época moderna se les han adicionada

agregados a su primitivo estilo, lo que francamente es de sentirse Los primeros arquitectos que dibujaron sus plonos nunca concibieron que en el futuro, otros modernos los alteraríon

Nadie, repetimos nosotras, tiene derecha para modificar las líneas de edificios construidas en siglas

anteriores .

Las hambres que en aquel lejana pasada levantaran con su propia esfuerza las iglesias granadinas y quién sabe con cuántas dificultades lo hicieron con el deliberado propósito de que en ellas se mantuviera

'viva, en Sus descendientes, lo religión de sus mayores, eso misma que trajeron ellos de España

Los primeros audaces conquistadores que pisaron nuestras tierras americanas se vieron frente o

toda clase de peligros los de la abrupta y tupida selva, los de los rías caudalosas, los de malignas fiebres

los atoques sorpresivos de los venenosos víboras, y los aviesos, de los indígenas pero nada de eso los detu:

va, y lograran después de inmensas trabajas plantar la Cruz de Jesucristo en las plazas de las ciudades que ibcn fundando, y cuando el tiempo se las permitió, levantaron templas pora orar en ellos Con la construcción de' estos templas nos trajeran también el arte religiosa que florecía en España, en aquello·s siglos

Por eso mismo, creemos que los edificios religiosos construidos por los colonizadores, los cuales

nadie duda han influido en la vida de todas estas ciudades americanas, constituye poro todas ellas un sagra– do depósito que debe respetarse

y aunque bien sabemos que este hecha insólita que hoy criticamos y deploramos, ya no tiene r~­

media; si ahora, después de pasadas tantas años de haber sida ejecutado nas hemos atrevida a criticarla es con la intención de abrir los ajas de nuestras compatriotas a fin de que en el futura na se repita Que los únicos das viejos edificios que aún quedan de aquella lejana época" respetados por el tiempo y la natu– ralezd, como son el templo de San Francisco y la ermita de Guadalupe r se conserven como sagradas ,,!li–

quias históricas y que no sufran deterioros ni se permita sean alteradas sus primitivas líneas arquitectónicas

Que las piedras y la cal que las unió para surgir imponentes ante los siglas, hablen por ellas mismas

Cuánta habríamos deseado ahorrarnos este penosa comentario final a la historia trágica de Gra-. nada, pera lo hicimos obliRadas por el interés histórica de la misma y sentimos pesadumbre y tristeza, al constatar que los templos de La Merced y de Jalteva no pudieron ser conservados cama lo idearon y levanta– ran nuestros antepasadas, y que en cambia, contemplemos hay adiciones a ellas que parecen mós bien ade– .fesios, que abras de arte a de belleza Esta última como decíamos, antes, y no nos cansaremos de repetiría, la tenian ya las dos iglesias por su venerable antigüedad

¿ Para qué querian más?

FIN

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