Page 112 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

fió firme el emberrenchinado mesero buscó la causa que le había azotado la cabalgadura, como la bolenca lo llevaba pipioste no podia distinguir en la obscurana y en lo que se esta–

ba esforzando por averiguar el enclavB.n'\ienio

del solípedo y las demás cosas le silbó un sil– bido tan conira de la oreja que lo dejó sordo y lo hizo jesusiarse a pesar de su estado

El miedo le limpió lal¡ charolas y vio con–

tra su rostro una estantigua enonna con dien–

fes vasios, tan vastos que por lo menos tenían

tres pulgadas de longitud, una cara tan larga que rayaba en un triángulo desmesurado y horripilante dándole forma a una cabezota fiera que gastaba una cabelle! a blanca, lacia y gruesa que le cobijaba casi todo el cuerpo

hasta rozar el suelo, en fin, era un espectro

que nunca había visto y znenos imaginado,

pero que indudable:mente lindaba con la des–

cripción que su nladre le hacía cuando niño

de las ceguas

Cerró los ojos, los volvió a abrir y cuan– do se convenció que lo que tenía en frente era cierto, dio un alarido feroz, desgañi±ante y

tétrico.

La cegua se le aproXÍInó, le pasó el brazo por el hombro, lo estrechó contra su cuerpo,

sacó una enorme lengua y se la m.etió en la

boca, lo jugó, le zampó una dantiada, lo echó al suelo, lo arrastró en el pantano hasta que los peleros perdieron el color, luego co:mo

quien agarra un m.uñeco lo engarcefó en El

Pocoyo, se puso ella en la polca, arrendó al ungulado, ±aponió el sonsocuite al despegarse éste del a±olla,dero, lo echó al camino, lo en– rumbó a La Trinidad, lo metió a los potreros de la propiedad y cuando ya iban por el me– dio del encierro de San José le repitió la pa– liza, la lengüefiada, lo molió en el zacate arrastrándolo, lo volvió a enjorque.l:ar y por último le metió en los oídos cuairo vastos sil–

bidos, le varejonió al semoviente paTa que

cogiera el sendero y dando jajayes pavorosos

se enderezó para atrás y desapareció en un recodo

De donde lo dejó la cegua a la Hacienda

no habían más que unas quinientas varas que

El Pocoyo las anduvo en dos monazos, yéndo– se a parar a la tranquera del corral en don– de ameneció porque el mesero que había que– dado más de la otra que de esta no dio señal de vida has±a que la aurora despuntó en el oriente y los ordeñadores desfilaron en busca de sus quehaceres y lo descubrieron en la ca– lamitosa situación en que estaba.

El primero en verlo fue Araham Pérez su

viejo compañero; gritó a la Florencia y al acu–

dir ésta al llamado del amigo, se encontró con el triste cuadro que presentaba su querido

Lo metieron al chiquero, lo llevaron al ta– pesco, lo li:mpiaron, prepararon agua y des– pués de bañarlo lo zamparon en la yacija pa–

ra que se recobrara.

La servidumbre después del comentario se fue a sus ofiCios y en cuanto pudieron con el

pretexto de lavar la ropa del jugado de cegua. se fueron a La Quebrada la Florencia y la. Anselma.

Cuando desguindaron el vado del riati_ llo se sol±aron en jajayes, se abrazaron y hasta. se miaron del gusto de ver a Julián bruñido, pasada la contentera, dijo la Ansel:ma sen_

J:enciosarnente:

-Agora si, podés decir que tenés querido porque lo que es Julián no volverá a proba; el pueblo.

-Ojalá que así seya para que vivamos en

paz, seña Anselma.

Regresaron las :mujeres a sus trajines yes– tando en ellos, el mesero de la ceguada llam6

a la amante, concurrió ésta a su grito y el

aman±e le dijo:

-Niñá, y cómo vine yo aqui?

-Pues na sé, porque cuando te vide ya te habia vido Abrám, quien me gritó para que

fe lUetiérarnos al corral.

-Yo no recuerdo nada, pero sí estoy

viendo claro a una cegua horrible que me sa– lió antes de llegar a la casa vieja de El Cuero, después perdi el sentido el que estoy recupe– rando hasta agorita.

-Pero no te sentís maluco? Si querés vamos al pueblo para que te veya don Man. cho Ramirez o ñor Trinidad Tijerino o algún curandero de por ay.

-Yo al pueblo? Ni a palos vuelvo ir yo a Boaco, sólo que seya preso.

-Pero por qué, niñó, si vamos a ir

juntos?

-No, no, y reno, ya fe lo digo que no, sÓ·

lo que me lle"en co:mo cabeza de guineyo cua· drado o tamal puesto en viaje para ir Abajo.

-- Pues na iremos niño, contame pues la

pasada para quedarme clara de ±u casi culi· pa.l:iada en El Cuero.

Y ial como se lo pidió la querida, Julián soltó la lengua y de pe a pa le contó la ma–

moniada cegilina.

Después que terminó su relato hubo un profundo silencio que fue roto por el ex-em– berrenchinado jugadó de cegua, para hacer el

juranlento siguiente;

-Te rejuro por mi madre que no vuelvo

a ir de noche a Buaco y sino fuera pecado,

lo juraria por l'{uestramo

La Florencia COIT\O para hacer un signo

de duda se sonrió en las barbas del querido ante lo que decia pero éste en lugar de dis–

gustarse, la volvió a ver serenamente, garras~

pió un rnoznen±i±o, se atorozonó un fanío qui~

zás al evocar el filo de la lengua que la ceguS le introdujo en la boca y estirando el brazo lentamente hizo la señal de la Cruz con ls dies±ra y repifió sin parpadear:

-Te lo juro por Nuestramo, aunque seya pecado! -14-

Page 112 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »