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TABLA III

ALGUNOS INDICES FISICOS DE LA RIQUEZA Y DESARROLLO

EN ARGENTINA, URUGUAY Y VENEZUELA

Epoca Argentina Uruguay Venezuela

496 18 131.220

5.417 158

5.774 52 1.046 228 196.000 180 10.675 6174 104.500 6.400 14.500

Stalistical

62.5 840

9.500 15.900

2.615 85 507 452 58.000 1.837 6.342 6.200 114.300 26.012 25.500

95.000 29.700

45.000 283.634

19.111 8787 428 327 901000 27.273 89.090 34.383 1.127.933

Poblaci6n en millares ...

Alfabetos, de 15 años y más (%)

Renta per capita (anual en dólares) Kilowa"·hora producidos per capita

Tonelaje Marina Mercante

Ferrocarriles (millas) Carreteras (total millas)

me¡oradas

Teléfonos en uso Tractores agrícolas

Producción de pulpa y cartón (toneladas) Producción de textiles

Productos de algodón (toneladas) .. . . Produclos de lana (toneladas) . .. Intensidad de industrialización (% de total producción industrial sin incluir alimentos, be-

bida. y tabacos) . . . . 78.4 1956-57 Producción de trigo (miles de toneladas) 7.130 1956 Producción petrolera (miles de toneladas) 5016

Fuente: Economic Su~vey of Latin America, 1956. - World Trade Information Service, Par' 3:

Reports, No. 58·3, 1958.

1955

1956 1956

1956 1954

1955

1958 1956 1957 1955 1954

rior, no hay duda que en el futuro Latino Amerita misma

tendrá que llevar el peso de su revolución política &C04

nómica y sus esfuerzos, así como México lo. hizo en los años críticos de su reforma agraria "! durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, para el proceso de su industrialización. Que México -habiendo ido 50

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10- está mejor ahora sin tener que agradecer a nadi~

por sus hazañas sociales y econ6micas, no tiene lugar

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duda Por supuesto, esto no quiere decir que si se ofre· ce ¡por el nuevo gobierno de los Estados Unidos ayuda desinteresada -libre de compromisos políticos y econ6– micos-- debe rechazarse y no 'ser usada para meiorar las condiciones de vida del pueblo Latinoamericano.

Por supuesto que si se obtuviera ayuda sin compro– misos de otras fuentes que no sean las norteamericanas, no hay raz6n para n~ aceptarla. Después de todo, los Estados Unidos, hasta ahora, han volcado varios billones de dólares sobre naciones comunistas como Yugoeslavia

y Polonia, por ejemplo, ayuda mucho mayor que la que

latino América ha recibido en toda su historia. En con– secuencia, no debería ser malo que Latino América acep~

tara ayuda del mundo no-occidental. Si hay compromisos en la ayuda exterior, no hay Ipues razón para qua Latino

América los deba tener exélusivamente con los Estados

Unidos y no con otras naciones. Debe deiarse a Latino

América misma el determinar la influencia que tenga que soportar.

Pero con toda probabilidad, en el futuro cercano Jos Estado's Unidos harán algo por Latino América, aunque sea sólo por el temor de que la revolución de Cuba se extienda al resto de" área. Este nuevo programa, llama– do irónicamente por algunos Latinoamericanos como el JIPlan Castro U

,

será seguido por otros arreglos que trata. rán de estabilizar los precios de las materias primas y las

exportaciones de alilnentos, como ya lo ha prometido el Presidente Kennedy.

VI

Los Latinoamericanos, así como los foriadores de la poUtica norteamericana, no deben olvidar que la reestruc– turación de las economías latinoamericanas requieren un completo cambio económic~ y un trastorno social y que ésto, en la mayoría de los casos, no puede hacerse sin sa– crificios internos y desquiciamientos, asi como sin una completa reorganización de fas actuales economías de mo– no/cultivos. En cuanto a esto último debe añadirse, por lo tanto, que la revolución que m's éxito ha tenido en la di~

versificación de su economía -y esto e$ un hecho con~

sumado- és la Revolución Mexicana. Es muy temprano

para sacar conclusiones del resultado final del experi–

mento Cubano. La Revoluci6n Mexicana tuvo éxito -co-

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