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tos qué esÍa. tómpeÍenda pérm.artecerá. énfre hOsO–

iros en el futuro previsible

El reto de nuestros tiempos fue inicialmente -y

compresivamenfe- interpretado tanto por la rama eje– cutiva como la legislativa de nuestro gobierno, como esencialmenfe un reto a nuestra política Pero el de– sarrollo de una efectiva polífica erlranjera es sola– mente un primer pasol debemos también crear los me–

dios efeclivos para llevarla a cabo Y esfe reía a nuesiros instrumentos de políHca exterior, a la orga– nización, adntinistración y operancia. de nuestros es– fuerzos en casa y afuera, ha sido recientemente apre~

ciado y tomado en cuenta La zaga entre la necesi~

dad y su cumplimienfo era comprensible. Pues la Segunda Guerra Mundial irajo el desarrollo de una vasta formación de a.gencias especiales y comisiones que se enfrentarían a los problemas nuevos de mane– ra paulatina, en una base de ad hoc Al fin de la guerra, algunas de estas agencias desaparecieron, otras fueron absorbidas y aun oiras fueron aceptadas de mala gana, temporalmente pero reformadas. Por~

que éramos remisos a enfrentarnos a las crecidas de– mandas del mundo de la post-guerra, nos decíamos que esfas recientes manifestaciones de nuesfro esfuer– zo nacional estaban diseñados a resolver compromi– sos a. corlo plazo¡ que en unos pocos años los proble– mas serían dominados y volveríamos, de cualquier modo, a 10 normal. Como resultado, la improvisa– ción tomó el lugar del p1aneamiento a largo alcance y nuestras amplias aC±ividades uliramarinas se carac– terizaron por programas superpuestos, nebulosas lí–

neas de auforidud y una seria falfa de coordinación. En algunos países el daño se redujo a cierla can–

tidad de despilfarro soporlable, de confusiones y tardanzas Pero en otros, el embajador, el administra– dor de la. ayuda exterior? el oficial de información, el jefe de la misión militar y otros oficiales se encon– traron trabajando en propósifos opuestos y en condi– ciones cercanas a la anarquía

Ejemplo: En un país el embajador pidió au– diencia al Primer Ministro para tratar de un asunto y se encontró con que el asunio sobre el que quería discutir ya había sido arreglado con el Primer Minis– tro por el representante de una de las agencias Ejemplo: En París, por los años de 1950, no so– lamente teníamos a cinco funcionarios con rango de embajadores, sino también cerca de 70 agencias más o Inenos autónomas

Ejemplo: En Asia, un embajador norieamerica– no le aseguró al Primer Ministro que nosotros no es– lábamos metidos en una operación de inteligencia, la que, para desazón del embajador, se descubrió que estaba siendo dirigida en su propia oficina El Pri–

raer Ministro llegó a la conclusión de que el emba– jador o era un tonto o un mentiroso

Ejemplo: En un puesto clave de la Europa Occi– dental, la rivalidad personal entre el embajador y el direC±or de la misión de ayuda llegó al exfremo de la foial interrupción de comunicaciones persona~

les enire los dos funcionarios

En retrospectiva puede decirse que iales proble– n1.as, aunque cosiosos y desanimadores, fueron el ine– vitable resultado de un cambio de visión de nuestro gobierno federal. Las relaciones exieriores, antes la exclusividad del Deparlarnento de Estado y de la De– fensa, han venido a ser una área de creciente interés

y slgnHlcacl6n pá~a los oiros c1epar:!amenios éóiahlé.

cidos, iales como, Comercio, Tra.bajo, AgricuHura y

Tesoro, así como de muchas agencias especializadas que han sido Cl eadas después de la guerra Cada. una de estas agencias, vieja o nueva, necesarinn1ente tiene sus propios represenÍanÍ~s en el exíerior Es contra este iransfondo de refo y crecimiento que la Administración ha venido buscando coordinar sus acfividades ultramarinas para aumeniar su efedi. vidad Esfe esfuerzo ha tomado ires formas distin. fas: 11 una crífica revisión de las cualidades espe ciales que se requieren de nuestros embajadoreS

I

2} una aclaración presidencial de las responsabilida des cada vez más crecienfes del embajador en el país de su desfinol 3) un programa para coordinar nUes_

iras exiensas actividades dondequiera que mantenga mos misiones diplomáficas o consulares.

Las cambiantes demandas de la diplomacia han cambiado definifivamente las cualidades requeridas de nuesfros embajadores. Aunque la simpatía persa nal, una esposa atrac1iva, percepción polífica y ha.

bilidad analítica, son todav-ía muy útiles, no son ya

suficientes En el mundo complejo de hoy, el emba jedar ntoderno debe también ser un administrador ca paz de supervisar un amplio campo de operaciones, un líder creador capaz de tomar la iniciafiva, ins pirar a. sus subordinados, delegar su autoridad y re ducir los detalles, un diplomático de facio y persua sión capaz de combinar rigidez y dominio de si mismo.

En esfas circunsfancias, la Administración ha 11e gado a la conclusión de que la antigua práctica de conceder un número de embajadas a ricos contribu yenies para la campaña presidencial, era algo qUE!

no podía mantenerse Así, el porcentaje de emba jadores de carrera en el Servicio Diplomático nom brados en 1961 ha sido el más alfo en la historia, Además, se ha hecho un esfuerzo especial para dar rápida promoción a jóvenes en el servicio que mos traran flexibilidad y percepción en fratar los proble mas especiales de nuevas naciones independientes De los 20 o más embajadores no de carrera fueron ca si iodos sin excepción, personas con exfensa experien cia en el servicio diplomático Muchos de ellos fue ron traídos de facul±ades de universidades y de fun daciones Con muy pocas excepciones, todos los ero bajadores hablan el idioma del país de su destino. Se hizo también un esfuerzo para que cada em bajador recibiera un cargo que él Se sintiera perso nalmente hábil de manejar La estricia fradición de enviar miembros del Servicio DiplolUáfico precisa mente a aquellos lugares a los que ellos no querian h con el solo objeto de "fortalecer su carácfer" ha sido abandonada. El período nonnal de un ernbaja dar y sus principales colaboradores ha sido exfendido a cuairo años El embajador y su esposa se conside ran como un conjunto. Y a él se le ha dado mayor autoridad para escoger a sus asistentes

La escogencia de mejor y más calificado perso nal fue el primer paso esencial. El siguiente fue acla rar la auforidad del embajador.

Por eso, el 29 de Mayo de 1961, al Presiden fe Kennedy envió una carla a cada embajador en la cual le reafinnaba el papel de representante perso

nal del Presidente, con clara autoridad sobre toda otra acfividad del gobierno de los Estados Unidos y su per

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