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EII México se lucha cOlltra la viruela desde 1942; ell 1952 110 hubo lIillgún muerto por esa causa.

Brasil tiene casi elimillada la fiebre amarilla por el DDT.

Guatemala ha bajado el tifus de 3.000 casos y 300 muertos ell 1945 a 17 casos y 7 muertos en 1925. La c.mpaña ingles. cOlltra la diftería baja ell todo

el mundo los casos: ell 1941: 50.000. EII 1945: 600. Pero aún el problema es inmellso, las medidas toma– das son todavía insuficientes.

Hay actualmente UIIOS 900.000 médicos, que se ell– cuentrall sobre todo ell los parses desarrollados. Harra

falta un númeiO dos veces mayor para responder a las ne~

cesidades inmediatas.

INIGUALDAD DE LOS PUEBLOS ANTE EL HAMBRE

l.-El Régimen Alimenticio de Más de la Mitad de la Población es Insuficiente

CALORlAS: Hablamos de calorías ell la alimenta– ción, Iporque necesitamos conservar la temperatura de nue5~

tro cuerpo, que es de 37 grados, y los alimentos son el combustible apropiado

Se las divide en definitivas, vegetales y animales. Calorlas definitivas: es el cOlltenido en calorías del consumo, sin atender a que ~ean productos animales o vegetales.

Caloría animal: las caloiías de un alimento de origen

animal (carne, grasa, leche...). Los oiganismos internacio–

nales admiten para sus cálculos que un animal nos da una caloría animal por siete calorías vegetales que consume. Caloría vegetal: para más comodidad se ha dado a este término un contenido especial: es la suma de calorías consumidas efectivamente por el individuo, y de las c;loo rfas consumidas en la alimentación del gallado para que

pioduzca nlimentos c:nimales.

No es conveniente, pues, com[)arar la alimentación de los pueblos por las calorias definitivas. La relación no es real. Hay que atender a la vegetal. Un ejemplo acl.– rará el por qué.

En este cuadro, que indica el número de calorías por individuo y por día, la proporción de r.aloríl;ls definitivas es de 1-1,7; en cambio, la pre>porción en las cals. vegeta– les es de '.4. Cuatro veces más calorías consume diario del neo-zelandés que el coreano.- Es la proporción que existe entre los Ipueblos de alto nivel de vida y los de muy bajo nivel. La razón está en que los ipueblos ricos con– sumen muchas más calorías animales que los pueblos pobres.

Se admite generalmente que el mínimum necesario al hombre de pais templado es de 2.700 cal. COII la in– tensidad de trabajo tal cifra se eleva. 4.500. Una cier– ta distrlinución es aceptable en los países tropicales y ecua. toriales, con la condición de que se acepte una débil productividad.

En 1938, el 38,6% de la población del mUlldo no

PROTEINAS: El hambre de calorías no es sino una de las hambres alimenticias de la humanidad. Dice Jo–

sué de Castro en su JiLa Geografía del Hambre", que Huna

de las felinas más 91 aves Y más difundidas del hambi e específica es la carencia de proteína. La proteína consti–

~uye el ele·men~o esencial de la estructura del piotoplas–

ma viviente y representa asf el substrato de la vida mis–

nH1"

llegaba a las 2.200 cals; en 1948 el porcentaje sub.. a 59.5. En cambio, en los parses desarrollados las calo– rías son de 2.750 a 3.280.

Se puede admitir que el 50% \le la poblaci6n !tel mun– do tiene menos calorías que las estrictamente necesarias; más de un 25% se acerca o toca el nivel mínimo, que no le ,permite una actividad humana normal.

Se dividen en animales o c~mpletasr e incompletas.

S610 la5 pl'jmeras contienen los diversos ácidos aminados necesarios al organismo humano.

"Observaciones hechas en el mundo entero confir.. man el efecto degradante de la deficiencia de proteínas, en el carácter antropológico del individuo; carácter un

tiempo considerado exclusiv~mente inerente a la heren– cia racial, pero hoy se conoce que depende en gran parte de la acción del ambiente, y principalmente del tipo de alimentación que el ambiente proporciona. Mac Carrison demuesh a de una manera decisiva, que la superioridad de estatura, de constitución y de resistencia física del 5ikh, g.upo humano que habita el norte de la India, lespecto al

91 upo del Madrassi, que habita al sur del país, es conse· cuencia del hábito del primero a una alimentación mejor, principalmente por su contenido protéico. El SiI,h en efee:" to hilce abundante uso de la carne, de la leche y sus deri .. vados, mientras que el Madrassi tiene una alimentación exclusivamente vegetal u

•

Este dato y otros que narra el mismo Josué de Cas– ho, entre ellos el de su propia experimentación en el Bra" sil, comprueban un fenómeno que es, en escala mayor o menor, universal. Sin duda alguna la pequeña estatura de los pueblos que habitan la región IIoplcal, lejos de ser un caracter racial, es una consecuencia de la alimen" tación incompleta e insuficiente en proteínas. Que el peso medio de un chino sea 55 kilos y el de un europeo 63, es un hecho debido al hambre más que a la raza. Si observamos en un mapa.mundi la franja de tierra situada en el trópico y las características antropológicas de sus ha– bitantes, constataremos que allí viven casi todos los PU6<1

Cals. Vegetales

3291 10.439

Cals. definitivas

1 Sl04

2.570

Corea Nueva Zel.

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