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« Previous Page Table of Contents Next Page »De la pintura que nos dejó el licenciado Pérez en su biografía de don Juan Argüello trascrito en pa– trafos anteriores, se comprende, por los crímenes attibuídos a éste fatídico Jefe del Estado de Nicaragua en los prmeros años de su independencia que en su olma anidaban la ambición, la astucia, el rencor, y \a sed de
venganza, primero, de Cerda Y, después, de los amigos de éste, como se verá por la narración de los sangui–
narios sucesos acaecidos durante aquella funesta época
Se cometió durante esa época un crimen, que los historiadores don Pedro Francisco de la Rocha, granadino y don Jerónimo Pérez de Masaya atribuyen al mismo don Juan Argüello
Se trata del asesinato del Teniente don José Anselmo Sandoval Vado, oriundo de Granada que había tomado parte en las luchas armadas entre Cerda y Argüello, formando parte de las fuerzas de este último, como primer jefe de un cuerpo militar
Acusado por Argüello de traición, fue sometido a consejo de Guerra el 11 de Agosto de 1828 No pudo ser condenado a muerte, que era la intención de Argüello, y aun la de su circulo, sino a destierro
Así que fué condenado a esta última pena, una fuerza militar comandada por el Capitán Santiago Berroterán sacó al reo de la prisión con el objeto de llevarlo al puerto de Son Juan del Norte donde sería em– barcado para el desterro
"Sondoval Vado, creyendo que lo llevaban para el patíbulo, pidiá sacerdote para que lo confesase y
se lo negaron, diciéndole que nada había en su contra"
"Al entrar lo noche (probablemente a fines de Agosto) montaron al reo en una bestia, pero como iba engrillado lo llevaba por delante Saturnino Martínez (a) Capita La patrulla con el reo, salió de la fortale– za de San Francisco en Granada donde guardaba prisión, dirigiéndose hacia el norte y al llegar a la esquina hoy sucesión de Mondragón, dobló hacia el oriente y después pasaron por la callejuela detrás de San Francis– co Siguieron la calle del Arsenal y al llegar a la calle del Martirio, que quizá lleva ese nombre por lo que allí pasó, se armÓ un alboroto Hubo disparos de armas indudablemente al aire pues nadie resultó herido, mós que el infortunado Sandoval Vado, de una profunda puñalada que infirió Copita, según unos y según otros,
un tal Zamurio"
"Después Copita arrojó al suelo el cuerpo de Sandoval Cayó éste sobre una piedra saliente de la calle, la cual quedó manchada de sangre, por mucho tiempo, como testimonio de la iniquídad de los hom–
bres"
"Este asesinato es el precursor del horrendo de la Pelona
Los asesinos se valieron del mismo ardid para justificarse ante la histora dicen, que sacaban a
los reos de la prisión para darles garantías, y, cuando van de camino, los asesinan (1)
El crimen de Vado, miembro importante de Granada, cometido en la forma dicha, consternó a to– da la población porque llenaba de duelo a distinguidas familias de la misma
El otro crimen, atribuído asimismo a don Juan Argüella, es más espeluznante, por el lugar dónde y cómo se ejecutó, por las varias víctimas y calidad de algunas de ellas, y asombroso también por la forma
macraba en que fue descubierto Este horroroso crimen se conoce en la historia granadina, con el nombre
elel asesinato de la Pelona Después de sacrificar a Cerda en el patíbulo de Rivas, el jefe victorioso Argüello,
Olclenó la prisión de unos tantos amigos y servidores de Cerda, los mandó encadenar y embarcar en una go–
leta confinados al puerto de San Juan del Norte
Navegando en el lago los presos, custodiadbs por fuerza armada en la embarcación que los lleva– ba, ésta se detuvo en una isla del mismo lago llamada La Pelona
En este solitaria lugar, la guardia que cU5todiaba a los presos, desembarcó a éstos y las asesinó Cometido el crimen fijaron a lo pies de sus cuerpos, grandes piedras sujetas con mecates a fin de que al arro– jarlos a las aguas del lago, los cadáveres no flotasen La versión que dieron los militares custodios de los pre–
sos, fue la de haber ocurrido un naufragio en el que se ahogaron éstos
Pero, como siempre sucede, la verdad se abrió paso de manera providencial porque poco después
de cometido ese atroz crimen, los mismos aguas del lago lo revelaron
Pocos días después del suceso, unas lavanderas granadinas, como era su costumbre llegaron a las
playas del lago a lavar ropa colocándose en un lugar de la costa llamada Tepetate Al irse aclarando el día, vieron sobre la superficie del lago, algo así como figuras humanas flotando en el horizonte del mismo y ca– l1linando hacia la playa Asombradas de esa aparición, COI rieron al interior de la ciudad a informar a los
otros vecinos de aquella visión misteriosa, que para esas simples mujeres era cosa sobrenatural Con la no–
ticia, acudió a la playa mucha gente y como ya estaba claro el día y las figuras se habían acercado más a la costa, los que llegaron atraídos por lo noticia de lo apO! ición, se dieron cuenta de aquellos eran codáveres flotando de pie, sobre las aguas
Algunos más atrevidos, los sacaron a la playa, y notaron que los cadáveres, medía corruptos pre– sentaban señales de haber sida heridas con arma de fuego y a sus pies, llevaban unas piedras sujetas con
mecates
(3) Dr Emillo, Aharc1i Lejarzn La Histotla es Trlbuhal de Ultima Instanda, Re'" de la Academia de GeO.f;"Hlfíu e Hjst de Nic (111 tomo IV~
No 2~3)
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