This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »Debo confesar con toda franqueza que no se me han dejado de presentar dificultades
para continuar escribiendo esías mis Memo–
rias, dificultades que principalmente yacen en el hecho de que para escribir sobre la época
de mí emigraci6n en México, por ejemplo,
jenga que omitir o pasar por alto mis verda–
deras acfi.vidac1es ele revolucionario a causa
de que siempre tendría que relatar, no sola–
mente mi participación personal en tales acti– vidades, zino también las de airas personas de mayor importancia que la rnía las que, posi– blemente, y por razones obvias, no desearían que se supiela de esas, para rnL honrosas ac– lividades que las Dictaduras, naiuralmen.tc,
juzgan como ilegales.
Por eso, en la mayoría de los casos, me veré precisado a omitir los nombres de cierras
personas para no comprometerlas, ya que
ellas no tenlan otro interés que el de favore–
cer la causa por la que nosotros luchábamos Dada la explicación anterior, resumo 1ni
narración que, corno he dicho en ocasiones
anteriores, la voy haciendo a medida que los
recuerdos me vienen a la n"1enfe. Se nofará,
por Jo ianio, que no hay en ella una perfecta ilación, por cuya falla me perdonarán mis lec– tores, a los que no he querido privar del cono– cimiento de estos hechos de mi vida de los que se pueden sacar lecciones de política prách–
¡;;:a.
Allá por el año de 1940, no puedo preci–
sar exacralnen.te l~fecha, recibí un luensaje
cifrado de Tegucigalpa en el que se me infor– maba que el Presidente Carías deseaba saber
qué l1.ecesi!aba yo para hacer una fuer±e revo– lución al General Somoza El mensaje insistía en la urgel1.cia de una contestación
Después de consultar con varios de los
principales amigos nicaragüenses, residentes en México, que nos empeñábamos en activida–
des de ese orden, entre otros con el Doctor Pe– dro José Zepeda (q.e p.d ), resolví contestar diciendo que aceptaba el ofrecimiento de ayu– da y que ésta podía comenzar con US$
25,000.00 para gastos de enganche de un buen
nún1ero de mexicanos reconocidos como bue~
nos guerrilleros y que estaban deseosos de
acompañanne en un movimiento revoluciona–
rio que tuviere por objeto el derrocamiento
del General Sornoza, a qui.en en México se
veía muy mal después del asesinato del Gene– ral Sandino y compañeros. Además, señalaba la necesidad de obtener dos mil rifles moder–
nos, quinientas ametralladoras con sus corres– pondientes parques, así corno morieros y ba~
ZUcas.
El amigo que servía de intermediario en– jre el Gobierno de Honduras y yo, volvió a ca– blegrafiarme a los pocos días de mi respuesta, Informándome que lodo estaba preparado y que el armamento también esiaba completo y hsio en un lugar fuera de Nicaragua donde yo podría fácilmente recogerlo y trasladarlo al punio de desembarque que yo escogiera en
De izquiClda a delecha: Don José Flixione, Gla1. Cha–
110, Glal Somoza. don Luis A Somoza D
las costas del Departamento de Zelaya, y que un comisionado llegaría con el dinero.
En ese estado las cosas, trascurrieron al–
gunos dias sin comunicación alguna por lo que me vi precisado a cablegrafiar de nuevo preguntando cual era la demora en la llegada del comisionado con el dinero y las instrúccio– nes con respecto a la entrega del armamentó,
Entonces fue que recibi, un cable en el que se me informaba que el Gobierno de Hón– duras deseaba que al recibir la, a,yuda ofred–
da firmara yo un convenio por el cual me comprometía que una vez triunfante la, revo~
lución el Gobierno Provisional que se estable– ciera en Nicaragua reconocería la validez del Laudo del Rey de España en el litigio limitro–
fe hondura-nicaragüense
Tal cable produjo en mí una violénla
raaeíón, un gran disgusto V contrariedad, e in~
mecliatamenie contesté ese Inensaje diciendo
que no estaba dispuesto a aceptar ningún
auxilio mediante esas condiciones.
De entonces acá mis relaciones con el Gó–
bierno de Honduras sufrieron un completo de– ierioro, hasta el punto que el General TibUI'cio Carías llegó a negarme el pase por Honduras
cuando de Guatemala resolví regresar a Nica–
ragua, por lo que tuve que fletar un avión es– pedal que me trajera a Managua, desde El Salvador, para no volar sobre el territorio hondureño, lo que había prohibido el Gene– ral Carías.
A propósito de este asunto con Honduras,
deseo referir otro hecho, sielTl.pre relacionado con este país, para que se vea cómo, en :mu– chas ocasiones, la mala suerte frustra los pla– nes del revolucionario.
Cancelada definitivamente la cuestión de la ayuda del Gobierno de Honduras a que he hecho referencia, surgió poco tiempo después
una nueva esperanza.
En un dia de tantos, recibi la visita de un
-175-
This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »