This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »y respetuosa eontemplaeión de esa eándida fillUra, OJ{o
celsa ante Dios.
Al1ora, haré esfuerzos para escribil' osos at)vl1tes Y
recuerdos destinados al Colegio de Nuestra Soñora de Guadalupe, de las Señoritas franeesas; que celebrará os·
te ailo del SeñOl', el medio siglo de se.' obra henemérita
de Granada, por iniciativa de doña Elenn Arellatto, y por
una constante labor fecundísima en la formación y cul·
tura de nuestras muieres.
Doña Elena nadó en Granada el 21 de Noviembre de 1936. Conia nuestra pa,tria un período de anarqula, y de casi disolución socíal. Después de la Independen. cia se habra perdido el concepto de autoridad.
m año de 1930 fueron clausurados los conventos y
expulsados los frailes privando con este acto inconsul .. to a la iuventud de la enseñanza superior. Las mujeres
fueron las encargadas de la conservación del teSOJO de
nuestras esencias sociales. Ellas carecían de una In5"
tl'Ucci6n variada, pero poseían esa honda educaci6n cris..
tia na, que suele obrar con sabiduría en las gralldes oca.. s"iones como resguardo de la familia. No es cierta la le..
yenda negra que corre sobre la ignorancia completa de
l. ",uier en los últimos año. de la Colonia.
Guardo papeles que prueban que las señoras gra–
nadinas sabían leer y escribir, y que leían con fruto obras espirituales. Por esa preparación pudieron ver cia·
ra la necesidad de defender las raíces de la cultura eriso
tiélns, aun en contra de la locura de sus propios hom·
bres. Por ellas, en medio de la oscuridad de que he hao blado, parpadeaban las lucecitas encendidas y vigilados
en los hogales granadinos, para salvar a la sociedad.
Doña ~lena procedía de una familia hidalga fI,'ana o dina. La familia es la cifra que determina el valor de la sociedad. En la realidad toda persona opera en relaci6n
con esa (jfl a. Hay algunos personajes que son fundado .. res de su propia familia, pero la mayoría pasan por la vi ..
da ilustrando el proceso familiar, que les da hnpulso y respaldo. En el bosque social, la famHa es el árbol, la persona es la rama donde se percibe el fruto. El linaje
de los Alellanos vino a Nicalagua, por la persona de don
Carla. de Arellano, ex-Alcalde de Guatemala, que en el año de 1589 fue nombrado Gobernador de Nicaragua,
Gil calidad de interino. Dice el historiador Gáme~: '·Du·
rante el Gobierno de Arellano, la ciudad de Granada ad·
quiri6 una gran preponderancia como centro comercial,
por haberse reducido a la ruta de San Juan .todo el trá·
fico mercantil con el exterior; pero fue también en ese mismo tiempo cuando los piratas del Norte para vigilat las embarcaciones nicaragüenses, fundaron sus grandes
establecimientos en Bluefields y Laguna de Perlas desde
donde causarOn muchos males a la prov.incia".
Don Carlos Arellan.. para dirigir la defensa eontra
tal agresión pirata, fiió su residencia en Granada, levan– tó su casa, y vinculó su familia al nuevo poblado, den·
tro y a la par del cual se desenvolvi6 en uno de los Ii·
na¡es antiguos y durables. Aún se puede ver, e,be al edificio del Danco Nacional, el viejo Zaguán de la ca.. de Arellano, sollado sobre el dintel con el Eseudo y armas oficiales de Gobernador. Tres siglos se desenrroll6 el hilo de ese linaje dentro del apacible frajín colonial, de abuelos y nietos. Apenas se sabe que uno de los Are·
llanos, o sea Ul10 de los abualos de doña Elena, se ea.ó
con una bella mora no bautizada, y en pena la familia perdió ciertos timbres tia noblezn, conservando sólo la
hidalguía.
Cuando se produjo la Independencia en 1821, re–
presentaba a la familia Arellano, en plena y vigorosa iu~
ventud, don Narciso, descendiente de don Carlos y I)a~
dre de doña Elena. Era es le sujeto de energía exhube–
rante, de muy buena presencia, inteligente, y activo par... ticipante en la política vehemente de las dos primeras
décadas de Centroamérica Independiente. Al",a de gran.
des inquietudes, tropezó en la concupiscencia. Fue don Narciso un caballero mundano, pero creyente y caritafi~
vo con todas las cualidades y defectos de los conquista. dores de que procedía en línea recta. La esposa de don Narciso, y madre de doña Elena, fue doña Luisa Chao
morro, bella y angelical muíer que dirigía su hogar y tra.. taba a su mal ido con mansedumbre y delicadeza. Tipo de la mujer católica, empeñada dentro de casa, como he dicho atrás, con fe y amor en la conservación de nues.
ti o tesoro tradicional de cultura.
Doña Elena heredó las cualidades de sus ..adres:
de don Narciso la inteligencia, la activlldad y la energía.
De doña Luisa la mansedumbre, la delicadeza, el tacto
exquisito para el trato social. fue educada dentro de
su hogar con esmero. Aprendió a leer y escribir, nocio.
nes de allifmética, algunos conocimientos literarios por
buena lectura, y mucha doctrina cristiana. Todo enseñado por su madre y por su abuela, que era una dama de
agudo entendimiento, llamada doña Paz Castillo de Are·
llano, que enveieció en sabidm (a, dedicándose en sus
posf~imerías de edad a la educación y dirección de sus
nietas, destinadas a ser cabezas de familias granadinas
bajos diversos apellidos.
Doña Elena perdió a su padre don Narciso, cuandj) estaba en la infancia. Pero en la muerte de su progeni~
tor recibió una lección decisiva en las direcciones de su
vida. Don Narciso había ido a visitar una de sus hacien. das Gn Chontales, Quimichapa; llevando consigo, de pao
seo, a su pequeña hiia Elena. En la soledad de su casa hacienda, le sobrevino la enfermedad mortal. Don Nar. ciso era hombre entero de carácter, pero cuando percia
bi6 con la claridad de su inteligencia la proJ{imidad de
su muerte, sintió sobre su conciencia el peso de sus pe· cados de hombre mundano.
Con ansiedad procuró la llegada de un sacerdote, que lo fue el padre Alvarado, cura de Acoyapa, y amigo personal suyo. Contaba doña Elena que su ..adre vel.
con angustia desli%8rSe los minutos en la espera del con– fesor. Cuando este entr6 al aposento con los brazos abiertos, le pregunt6 al enfermo: Como es.fá mi don Nar. ciso. El moribundo contestó con voz firme: Aquí me tie~
ne padre Alvarado esperándolo ansioso, como el rey Da~
vid, con el peso del pecado sobre la contiencia; y como
el Rey David llorando arrepentido.
Doña Elena oyó esta conversación, se retiró del apo–
sento. Confesor y pecador quedaron solos. Cuando la
confesión terminó, don Narciso recuperó su tral1quilidad,
y con valentía de corazón vio venir la muerte atenido a la misericordia de Dios.
La impresi6n que produjo en el alma infantil pero
-22-
This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »