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En San Juan del Sur esfeball algunos amigos esperándonos, mas no continuamos "uesfro viaje sino hasfa el día siguienfe en que (los dirigimos a San Jorge, puerto en ",1 Gran Lago, para allí embarcarnos en el Vapor "Vic– toria" que nos había de conducir a Granada. De esfa ciudad confinuamos nuesfro viaje a Managua por iren, llegando a esfa ciudad cerca de las seis de la farde. En la casa que "uesfros amigos nos habían preparado nos esfaban esperando numerosas personas enfre las que esfaba don Barfolo, que ese mismo día o el día anferior había fomado posesión de la Presidencia de la República.

Don Bartolo parecía esfar muy conienfo con mi llegada al país, y esa misma noche se quedó a cenar con nosofros pues esfaba de– seoso, me dijo, de conversar conmigo. Al hacerlo me refirió el enfusiasmo que en el Partido Liberal había producido la foma de posesión suya y las promesas que, miembros de ese Partido, le habían hecho de apoyo a su Gobierno. También me manifesfó su resolu– ción de que no le dejaría el poder a ningún

Granadino, declaración que me hacía para que

.le la hiciera saber a mis amigos de Granada. Después de unos fres o cuafros días de dsfar arreglando mis asunios personales en Managua y de estar cambiando impresiones 'con don Barfolo, resolví ir a Granada para ex– poner a mis amigos de allá la situación polí– Hca, ial cual yo la veía.

En casa de mi padre, don Salvador Cha– morro, donde me hospedé, me reuní con los ';>rincipales elementos polHicos de la ciudad

y les expuse los términos de mis conferencias con don Bartolo y les hice saber lo que él me había declarado, esio es, que no aceptaría de candidafo a ningún "granadino", excepción hecha de mi persona a quien consideraba,

por tllis vinculos faznilíares como hijo de Genelal Emiliano CharnOllO

aquella ciudad.

En visfa de esos inforInes la mayoría de

los allí reunidos resolvieron que yo lanzara que me resolví, un día de fanfos, a llamar la mi candidatura nuevamenie, mas en esta réso- atención del Presidente para que me dijera lución no estuvieron de acuerdo algunos, enire con franqueza el significado de aquella adi– ellos, el Dr. Juan José Marfínez y el Dr. Emilio fud. El Sr. Mar±ínez me dijo que él siempre Lacayo, quienes llegaron hasta renunciar de estaba firIne en su ofrecimiento de apoyo, no los puesfos que tenían en el Gobierno, para los obsfanfe de que muchos conservadores y li– que fueron nombrados por don Diego, para berales le instaban para que él, don Bartolo, manifesfar así su desacuerdo con lo manifes- lanzara su propia candidatura.

fado por el Presidenfe Martínez, y además, Esa declaración me dió la clave pare estar por, su desagrado de que no fuera don Martín en lo cierto de lo que debía esperar, esfo es, de Benard el próximo candidato del Partido Con- que mi candidatura sufriría más bien esfropie– servador. zos que apoyo de parte del Presidenfe Merti-A mi regreso a Granada visité al Presi- nez, y por eso le dije que de mi parte fambién dente Mar±ínez y le inforIné de iodos los inci- tendria el apoyo de su candidafura, ya que dentes ocurridos en mi visita a aquella ciudad l para mí ningún ofro seria mejor que él que de la renuncia del Jefe Político, Dr. Martinez, era amigo mio l que ya no pensara más en la y la del Dr. Lacayol iambién le hablé de mi posibilidad de mi candidatura y que me iba candidatura, ofreciéndome desde ese momenfo a dedicar a la reorganización del Partido en darme todo el apoyo oficial. Mas al correr de una fOrIna democráfica en fodos los Depar– los días observé que los nombramienfos que tamenfos para que pudieramos realizar una

Se hacían para diversos cargos públicos re- Convención que denominara al Candidato que caían, no en amigos :míos, sino en personas debía de ir a los comicios; le dije además, que

qUe me eran decididamente adversas, por lo en cuanio a su propia candidaiura, deseaba

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