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Vistió don Mariín el sayal de los hijos de San Ignacio, a quienes hoy aborrece de muerle, y aunque nunca fUe un alurnno muy aprovechado de los Padres porque sus facultades intelectuales son bastante limitadas, logró obtener las órdenes menores Nadie diría que ese ganelal, cubierto de galones y entor. chados, que vernos pasar tan cuellierguido, por los portales de la Plaza de Armas, cantó muchas epís. lolas
Un día no sé que año, fue don Marlín acompa– Ciado de su madre de temporada a EscluinUa ciudad' que disia corno 12 leguas de Guatemala, allí conoció
91 jesuíia a una muchacha del pueblo llamada Trán– sito, y allí fue Troya Parece que el habito de San [gnacio no es coraza impenetrable a las flechas de :::upido. Enamoróse el clérigo perdidamente de la 3squintleca, logró seducirla, y cierla noche oscura 3acóla de la casa paterna
Sea que el monigote estuviese muy mal ferido :le amor, sea que sintiese escrúpulos de conciencia, :[uiso legitimar su unión con la pobre Tránsito Sor· ::>rendió a un buen cura de aldea que celebraba misa,
1[ se casó clandestinaInente por Inedia de aquella Jonocida fórmula, "esta es mi Inujer¡ es mi esposa"
El Padre Mariín colgó los habitas en toda forma, gero pagó baslante caro en capricho de volver al nundo. La autoridad eclesiástica, que en aquella 3poca era aquí poderosísima, persiguió al rebelde y
~ su cÓluplice: seis meses de ejercicios espiriiuales Jostaron al ex seminarista casquivano y a la señora rránsifo su escapatoria de Escuintla y su escandaloso
~nlace Creen algunos que data de entonces el odio :lel favorito al catolicismo, y sobre iodo a los jesuitas 3ien pudiera ser, pero lUe inclino a la opinión de )iros que sostienen que el ex minorista se puso a
~borrecer la religión romana mucho tielUpo después '( en ocasión muy oportuna
Cuando don Marlín ienninó sU dura penifencia le fue a residir al pueblo de su esposa, allí vivió va– ios años. Tenía un tenducho de mala lUuerle, y pa– ¡aba el día lUidiendo varas de jerga, una tela basta 'abricsda por los indios Cuenta doña Miaaele B de :&aguirre que ella, durante sus lelUporadas en Es· :uintla, vió más de una vez al orgulloso valido de
10Y, sucio y andrajoso
Nadie sabe si por aquellos días tenía o no <lon vIarlín opiniones polificas, pero es público y notorio :rue al comenzar la revolución de 1B71 que llevó a 3arrios al poder, como se enconhase cierto dís don vIarlín Con una partida de insurgentes, en el camino :rue de esta República conduce a Chiapas, vino a in· 'armar al gobierno del Mariscal Cerna de las correrías :le los facciosos, del número en que andaban, y de oda cuanto, con relación a los revolucionsrios, podía nteresar a la autoridad Aseguran además, que recla– nó entonces del Gobierno, y consiguió que Se lo pa– lase el valor de una pequeña parlida de camisas de ana' que llevaba, y de la que Tata Lapo, I así llama– )an al general faccioso Serapio Cruz) lo había despo– ado
Cuando Barrundia comprendió que el triunfo de a revolución era seguro, se adhirió a ella decidida· nente y luego, apoyado por Rufino Barrios, que era
ra el ~egundo de García Granados, logró que le nolU– '>rasen Jefe Polítíco de Escuintla.
Atacada y iomada esta plaza por las h opas de vIelgar, recibió don Marlín, al salir huyendo, según odos dicen, una herida en el brazo.
Los ascensos son facilísimos en estos países, par– icularmente en épocas agitadas, y más aún psra el {ue cuenta con buenos valedores. Barrundia supo
beneficiar llu herida, aunque para nadie éra un miste· rio en qué circunstancias la había recibido
Fue nombrado Jefe Políiico del imporlante deparo tamento de Sacatepequez, cuya cabecera es la Anti– gua y pocos años después obtuvo el grado de General, a pesar de no gozar fama de valiente ni poseer cono· cimientos militares
A la caída de Samayoa en 1876, fue llamado don Martín de su proconsulado de Sacatepequez para ocu– par el Ministerio de la Guerra De entonces acá. su privanza can Barrios ha venido creciendo díEl por día Ha tenido Barrundia talento suficiente para penetrar el carácter de su amo y señor, y ha sabido halagar sdmirablelUente sus feroces inclinaciones, así ha lle· gado al pináculo del favor Suele recibir en ocasiones reprimendas y lUosquetes del iniratable patrón, pues ninguna de las personas que se hallan en contscto con Barrios logra escapar de sus brutales caricias, pe– ro en cambio dispone de un gran caudal y es casi omnipotente Los nicars9Üenses le llamamos el núme– ro 2, porque lo vemos como la segunda persona des– pués del dictador.
Es Barrundia aborrecidísimo en Guatemala, tal vez más que BarlÍos, y por cierio con justo motivo EInplea su autoridad en hacer cuanto mal puede. e~
orgulloso vengativo y cruel, detesta al clero católico y
a las personas de clase más elevada que la suya, tiene insasiable sed de oro, y no halla nunca cabip,a en su pecho la compasión: de don Rufino se cuentan algu– nos rasgos de generosidad, de Barrundia ninguno
La Ineluoria del notable literato guatemalteco don José Milla es por extremo odiosa para el favorito de Barrios El que en presencia de don Marlín, o de al– guno de sus numerosos espías elogiase las obras o el carácter de Salomé Jil (seudónimo de Milla 1 haría bien en salir luego de Guatemala, si no quiere ir el día menos pensado a conocer la Penitenciaría o en– trar en íntimas relaciones con el espantoso ñor Vi– cente ( el más feroz de los esbirros de Barrios) La leclura del "Visitador" de los "Nazarenos", o de "La hija del Adelantado" es hoy aquí mil veces más peli– grosa que lo era la de un libro herético en los tiem– pos del Santo Oficio
No carece Barrundia de pretenciones literarias, infundadas a mi juicio Con el pseudónimo de "Mi. narl" que es un anagrama de su nombre de pila, pu– blica de cuando en cuando en "El Horizonte" artícu– los bastante mal perjeñados en los que ataca al clero católico, a las altas clases sociales llos nobletes como él los llama I y a los escritores del parlido conserva– dor Sospecho que su saña conira la Inemoria de Mi– lla obedece a una especie de emulación, o más bien dicho, a esa pasión ruin y vergonzosa que se llama envida: el pseudo literato no perdona al novelista centroamericano su clarísimo ingenio El odio de Ba– rrundia a SalolUé Jil es el de Nevio a HOlacio
FEBRERO 12
LO SOBRENATURAL - En el Club de los francis· canos donde encuentro a la mayor parte de los emi· grados se discute acaloradamente acerca de los fenó– menos magnéticos, de la vida de ultratumba, de las apariciones, y en fin de todo lo que es o parece sobre– natural
Habla ca.da uno según su ilustración, entendi_ miento, opiniones y sentimientos
Qué disparates dijimos
Observo que Carlos Alegría es el más sincero e ingenuo creyentes de mis compañeros: ni la sombra de una duda eInpaña su fe religiosa.
Yo hablando de lo sobrenatural, o mejor dicho de lo q;"e parece serlo, recuerdo y cito aquellas pala_
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